FEMINISMO E IGLESIA DE JESUCRISTO





Todos sabemos que se nos ha acusado a los santos de los últimos días, como a otros muchos cristianos de ser machistas, dejando a las mujeres en un segundo plano.

Nada más lejos de la realidad, desde siempre, según la doctrina de las Escrituras, hombre y mujer son iguales ante Dios y ambos, aunque con responsabilidades distintas, son igual de importantes.

Y aunque cada vez se va viendo más esa igualdad en todo momento, cobra mayor interés saber que desde el principio de la Restauración del Evangelio de Jesucristo ha sido así también.




2 NEFI 26

33 Porque ninguna de estas iniquidades viene del Señor, porque él hace lo que es bueno entre los hijos de los hombres; y nada hace que no sea claro para los hijos de los hombres; y él invita a todos ellos a que vengan a él y participen de su bondad; y a nadie de los que a él vienen adesecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o mujeres; y se acuerda de los bpaganos; y ctodos son iguales ante Dios, tanto los judíos como los gentiles.


Por ello les acompaño este artículo que fue publicado por un diario español, tenganlo en cuenta porque el vocabulario que utiliza es propio de personas ajenas a la Iglesia, y aunque no es ofensivo, a veces es algo peculiar.

Pero lo que quiero destacar de este artículo, que habla de la vida de una sud excepcional es que se puede ver la falta de machismo en la Iglesia en el siglo XIX, respetando la igualdad de géneros y promoviendo la educación e igualdad de las mujeres.

Ya publiqué otro artículo similar resaltando el derecho a voto femenino conseguido en Utah en 1870, mucho antes que los paises mas avanzados, incluyendo la propia EE.UU. o Reino Unido.

https://mormondefender4biblia.blogspot.com/2015/06/mormones-y-machismo.html


De lo que pueden leer a continuación, destaco varios puntos.

      *  El padastro de Martha le animó a estudiar en la Universidad.
      *  Eliza R. Snow, también le animó a estudiar en la Universidad.
      *  Brighan Young animaba a todas las mujeres a estudiar Medicina.
      *  Muchas mujeres de la época se doctoraron en la Universidad, en Utah.
      *  El Gobierno USA abolió el voto femenino y lucharon por recuperarlo.
   

De todo ello podemos deducir que Martha fue una mujer excepcional, pero tuvo un ambiente de apoyo que le ayudó a conseguir sus objetivos.

Espero que lo disfruten.






Martha Hughes Cannon, la primera senadora estatal de los Estados Unidos tras derrotar a su esposo en las elecciones de 1896


















Martha Hughes en 1892/Foto: I Love History


Desde los inicios del movimiento feminista, para luchar 
por sus derechos, las mujeres tenían que estar hechas 
de una pasta especial: tener unas convicciones firmes, 
defenderlas con voluntad de hierro y abrirse camino a 
codazos en un mundo concebido por y para el sexo 
masculino. En ese contexto, las pioneras decimonónicas 
del movimiento fueron capaces de grandes logros, como 
en el caso de Martha Hughes Cannon: emigrante, esposa 
en segundas nupcias de un polígamo mormón, multi-
empleada, estudiante universitaria por las noches 
(y cuatro veces licenciada), médico, sufragista y primera 
senadora estatal de la historia de EEUU.
Este currículum, que parece brillante y lo es pero a costa 
de salvar una multitud de obstáculos a lo largo de su vida, 
ha hecho que el nombre de Martha Hughes Cannon bautice 
un ala del Hospital de Salt Lake City y el caucus de Utah, 
que se le hayan dedicado estatuas y placas, que su rostro 
haya salido en una tirada de sellos y que se haya convertido 
en personaje de una obra de teatro -posteriormente llevada 
al cine-, entre otros merecidos honores.








Estatua de Martha Hughes en Salt Lake City: Salt Lake Tribune

Nacida en Llandudno, Gales, en 1857, su familia emigró 
a EEUU porque aquélla era la tierra de promisión para la fe 
mormona, a la que se habían convertido sus padres. 
Así es que la pequeña Martha, con apenas tres años de edad, 
acompañó a sus progenitores y sus dos hermanas hasta Liverpool,
donde se embarcaron para llegar a Nueva York en la primavera 
de 1860. 
Nada más llegar su madre dio a luz una nueva niña, todo un 
problema porque el padre estaba muy enfermo y aún tenían que 
atravesar el país para llegar a Utah, el estado donde se había 
instalado una importante comunidad de la Iglesia de Jesucristo 
de los Santos de los Últimos Días.








Retrato de juventud de Martha, Utah State Historical Society

Y es que un líder mormón les había invitado a establecerse en 
el Valle de Salt Lake, así que unos meses después tomaron un 
tren que atravesó el país en esa dirección. Por el camino falleció 
la recién nacida y la siguió su padre al poco de llegar, en el otoño 
de 1861. La viuda -que sólo tenía veintiocho años- se volvió a 
casar para poder mantener a sus hijas. 
El nuevo padrastro, también viudo y con cuatro vástagos, resultó 
una bendición para Martha, pues sería él quien la animaría a 
estudiar en la Universidad y quien, aparte de cinco hermanos más, 
le dio un apellido (Paul) que ella usaría indistintamente junto con 
el de su verdadero padre.
Mattie, como la llamaban los demás, trabajó de maestra un tiempo  
pero al parecer no era capaz de imponer su autoridad a los alumnos 
mayores porque, al fin y al cabo, ella misma tenía catorce años, 
así que cambió la enseñanza por la tipografía en un par de periódicos. 
En uno de ellos, el Women’s Exponent, entabló amistad con Eliza Snow, 
una reputada poetisa que además formaba parte de la cúpula directiva 
mormona y que también la alentó a estudiar; medicina nada menos, 
ya que el legendario Brigham Young, aquel al que llamaban el Moisés estadounidense porque había guiado a los mormones a través del 
desierto para fundar Salt Lake City y que ahora era presidente de su 
Iglesia (antes había sido gobernador del territorio), recomendaba a las 
mujeres de su comunidad hacerse galenas,para paliar la escasez que 
sufrían de profesionales de ese ramo.








Brigham Young en 1855/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Así fue cómo Martha se matriculó en la Universidad de Deseret. 
Tenía dieciséis años y trabajaba durante el día para asistir a clases 
nocturnas. 
Sacar la carrera debió ser duro pero consiguió licenciarse en 
Química en 1878, siendo elegida para hacer prácticas médicas 
en el seno de la Iglesia junto a otras tres graduadas, dos de ellas 
ya doctoras. Alternó dichas prácticas con la carrera de Medicina, 
para la que se matriculó en 1878 en la Universidad de Míchigan, 
de nuevo pagándose los estudios con distintos empleos en el 
campus: limpiadora de la residencia, secretaria de una compañera… 
En verano de 1880, con veintitrés años, consiguió licenciarse.
Eso no puso fin a su formación porque luego tuvo que realizar 
prácticas otra vez, primero en la misma Míchigan y luego en 
Filadelfia, donde era la única mujer entre setenta y cinco hombres. 
Paralelamente amplió sus estudios en farmacología, además de 
terminar una tercera carrera en la universidad de Pensilvania, 
Ciencias, y una cuarta en 1882, Elocución y Oratoria. Entonces 
regresó a Salt Lake City para abrir su propia consulta pero al poco 
tiempo fue contratada por el Hospital Deseret, que acababa de 
inaugurarse y necesitaba personal médico; Martha no sólo atendía 
pacientes sino que impartía clases a enfermeras.








Reconstrucción del antiguo Deseret Hospital, actual Museo Quilt/Foto: This Is The Place

Ese centro le proporcionó algo más que una profesión; también un marido. 
En otoño de 1884 se casó con Angus Munn Cannon, el superintendente, 
otro emigrante -en este caso inglés- y también de la misma religión. 
Lo singular fue que el matrimonio se celebró y mantuvo en secreto, 
(no se lo comunicó ni a su madre) debido a que era ya la cuarta esposa 
de Angus. La tradición mormona aceptaba la poligamia y algunos la 
seguían practicando saltándose la Ley Morrill, que la había prohibido 
en 1862 (refrendada por la Corte Suprema en 1879), porque sus practicantes opinaban que era una cuestión de libertad religiosa, amparada por la Primera Enmienda de la Constitución. No obstante, el rumor empezó a extenderse y Angus terminó procesado y encarcelado.
Martha, que estaba ya embarazada, dio a luz a una niña y decidió irse del 
país para evitar testificar contra su esposo. Así que mientras él reincidía casándose por quinta vez, ella se embarcó para Inglaterra, 
quedándose en casa de un tío que tenía en Birmingham, aunque después 
se mudó con otros parientes de Wolverton, en Stratford-on-Avon. 
En ese período hay tres cosas que resaltan especialmente: una, 
la enfermedad de su hija; dos, las celosas cartas que enviaba al incorregible
 Angus, que inauditamente, durante su ausencia, se casó por sexta vez; y tres,
 la visita del hijo de éste, con el que recorrió varios países europeos.








Angus Munn Cannon en 1901/ dominio público en Wikimedia Commons

En 1887, considerando que el asunto judicial ya se habría enfriado, 
Martha retornó a EEUU. Para su sorpresa, Angus y su última 
consorte la estaban esperando. Pero ese mismo año se aprobó la 
Edmunds–Tucker Act, primer paso serio para acabar con la poligamia, 
que luego recibiría el tiro de gracia de manos del presidente Wilbur 
Wodruff con el Manifiesto de 1890, como parte de las condiciones 
impuestas a Utah para incorporarse como nuevo estado de la Unión 
(lo haría en 1896), y más tarde, en 1906, cuando el líder de la Iglesia 
Joseph F. Smith la aboliría amenazando con la excomunión a los que 
insistieran.
Pero la Edmunds–Tucker Act tenía más implicaciones de fondo. No sólo 
se pretendía poner fin a esa práctica -aunque no disolvía los matrimonios 
ya hechos- sino también acotar el poder casi omnímodo que los 
mormones tenían en Utah. Para ello, entre otras disposiciones, se 
proscribía el voto femenino, lo que llevó a las mujeres a organizar un 
movimiento de oposición a la medida; Martha fue una de sus impulsoras 
como presidenta de la Asociación de Mujeres Sufragistas de Utah, 
realizando una gira de conferencias por el país y conociendo a otras 
célebre sufragistas como Elizabeth Cady Stanton. Empezaban a cambiar 
los tiempos e incluso una mujer se había presentado candidata a la 
Presidencia de EEUU, Victoria Woodhull.








Las sufragistas de Utah; Martha es la del extremo superior izquierdo/dominio público Wikimedia Commons

Curiosamente, a la vez que defendía el voto femenino también abogaba 
por la poligamia, al opinar que proporcionaba más libertad a la mujer que 
siendo esposa única. Ahora bien, animaba a todas a buscar un horizonte 
más allá de su función como amas de casa; en sus propias palabras: 
“Dame una mujer que piense en algo más que cocinar, lavar al bebé y su 
ropa, y te mostraré, nueve veces de cada diez, a una madre exitosa”
Su lucha, que compatibilizaba con el trabajo en el hospital, permitió que 
en 1896 se restaurase el voto femenino en Utah cuando pasó a ser el 45º 
estado de la Unión.
Es más, ella misma se presentó candidata por el Partido Demócrata y 
obtuvo la elección, convirtiéndose en la primera senadora de su estado 
por el condado de Salt Lake. Irónicamente, uno de los candidatos 
republicanos a los que derrotó era su marido, lo que provocó la rechifla 
general, con ácidos artículos recomendándole a Angus que se ocupara 
de las tareas del hogar y dejara a su esposa la política como 
el mejor hombre de los dos”.








Los miembros del Senado Estatal de Utah en 1897; Marha es la primera mujer por la izquierda/ dominio  en Wikimedia Commons

En su primer mes en el Senado de Utah, Martha llegó a presentar tres 
proyectos de ley, uno de los cuales, el primero, estaba dirigido a 
establecer la obligatoriedad de la educación de los ciudadanos con 
discapacidades visuales, auditivas y mentales, la llevó a ser nombrada 
directiva de una escuela creada ad hoc, impulsando luego la fundación 
de un hospital especializado en ese tipo de pacientes. El segundo proyecto 
de ley era para proteger la salud de mujeres y niñas en el trabajo 
imponiendo un descanso durante la jornada laboral. El tercero permitió la creación de la Junta Estatal de Salud, de la que fue miembro.
Pero su labor política no se detuvo ahí, apadrinando más leyes: 
vigilancia sanitaria de los alimentos, cualificación del personal 
sanitario para evitar el intrusismo… Creó una comisión para el control 
de enfermedades contagiosas y, ante la extensión de la viruela, fomentó 
la difusión de vacunas prohibiendo que los niños no vacunados asistieran 
a clase, amén de otras normas no siempre bien vistas por los dirigentes mormones. A la par, seguía impartiendo conferencias feministas, siendo 
invitada al 50º aniversario de la convención de Seneca Falls en 
Washington D.C.








Martha en 1917/Foto: Utah State Historical Society

Martha no quiso renovar el cargo de senadora porque dio a luz a 
su tercer hijo, aunque siguió en la Junta de Salud hasta 1903 
trabajando en combatir la tuberculosis. De hecho, en 1904 alcanzó 
la vicepresidencia del Congreso Nacional sobre dicha enfermedad, 
lo que la obligó a mudarse a California, pasando a trabajar en el 
Selwyn Emmett Graves Memorial Dispensary. Su marido falleció 
en 1915 y si bien ella se había quedado en Los Ángeles, cuando 
murió en 1932 se trasladó el cuerpo al cementerio de Salt Lake 
City, para que ambos reposaran juntos.

Más artículos sobre Historia ·  ·  ·

  · 




2 comentarios:

  1. Me siento feliz y honrrada como miembro de la iglesia SUD Y y de ser mujer..❤���� MARINA

    ResponderEliminar

Cualquier comentario es bien recibido si se hace con respeto y educacion. Los comentarios que no cumplan estas sencillas normas seran borrados.