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MITT ROMNEY, hecho histórico de politico SUD - LDS - mormón


Nadie es perfecto, y menos un político, que como persona pública, es examinado por todos y cuestionado en cualquiera de sus decisiones.

La personas juzgamos a los políticos y a cualquier personalidad pública y opinamos sobre sus hechos, decisiones y conductas, de eso nadie se libra, y por supuesto, estamos en nuestro derecho con los servidores públicos.

En este caso, la política, que tiene mucho de respetar y seguir al grupo, ha dado una noticia increíble para muchos, y que, como dicen los periódicos, ha hecho Historia.

Y la Historia es que un político vote en conciencia frente a todo su Partido y contra el Presidente de la Nación, pero así ha sido.

Creo que vale la pena compartirlo y ver como, en estos tiempos, la moral y la ética, aún tienen mucha importancia para algunas personas que intentan seguir a Cristo en sus vidas.

Este es un reportaje del periódico español EL MUNDO, que aunque crítico con algunas cosas del historial de Mitt Romney, ahora le honra y alaba por su valor y ética personal.

Que Dios les bendiga.







EEUU

La lección de ética de Mitt Romney en el Impeachment

El candidato republicano de 2012

 hace historia al convertirse en el 

primer senador de la Historia de 

EEUU que vota a favor de la 

destitución de un presidente




Mitt Romney, el único senador republicano que votó en contra de Trump EL MUNDO (Vídeo)
En la mitología social y política de Estados Unidos, uno va a Washington a perder la dignidad. A quien no quiera someterse a eso, le espera lo que al senador Jefferson Smith, el personaje de James Stewart, en la película Caballero sin Espada (Mr. Smith Goes to Washington), de Frank Capra, la gran derrotada en los Oscar de 1939 por Lo que el viento se llevó: el ridículo y la humillación. Quien esté dispuesto a aceptar a las reglas, tendrá un futuro brillante, tal vez incluso la Casa Blanca, como le pasa al senador Frank Underwood, llevado no al cine, sino a internet, por Kevin Spacey en House of Cards.
Por eso es tan extraño lo que hizo ayer el senador republicano por Utah y candidato a la presidencia en 2012 Mitt Romney: votar en conciencia. Y hacerlo por una causa perdida de la que no va a sacar absolutamente nada. Eso sí, Romney ha pasado a la Historia. Nunca un senador había votado a favor de la destitución de un presidente de su propio partido. No lo hizo ninguno en 1868, con el impeachment de Andrew Johnson. No lo hizo nadie en 1999 con el de Bill Clinton. Ha tenido que ser Romney quien lo hiciera.

Y, en la política transaccional (una forma elegante de decir "de compraventa") de 2020, eso no tiene sentido. 

La pregunta que se hace todo Washington es ¿por qué? ¿Se ha vuelto loco? ¿Qué espera sacar de esto? ¿De verdad se cree que un presidente demócrata en algún futuro lejano le va a dar un puesto como secretario del Tesoro o de Estado? ¿A él, que en 2012 fue el candidato republicano que se enfrentó y perdió ante Barack Obama? ¿No es consciente de que Mitch McConnell, el líder republicano del Senado, que ha hablado sin rubor de cómo iba a "coordinar" el juicio político con la Casa Blanca para que Trump saliera inocente (solo le faltó añadir "y asesinar lo que queda de la separación de poderes") le va a marginar todavía más? ¿No conoce lo bastante a Donald Trump como para saber que éste jamás le va a perdonar este voto, no porque haya tenido la menor consecuencia, sino, simplemente, por cuestión de principios? El propio Partido Republicano ya ha tuiteado que Trump tiene más popularidad que Romney en Utah, el Estado al que representa en Washington. Los enemigos más duros del senador van a estar en su bancada.
Si algo es Romney es inteligente. Así que tiene que saber todo eso. Y no le debe de importar. Porque él mismo explicó los motivos de su voto en el Senado. Y la razón es algo tan simple como increíble en 2020: el senador tiene moral. Lo que no deja de ser destacable. Porque, a sus casi 73 años, Romney ha ejemplificado entre la opinión pública de EEUU al político profesional dispuesto a vender sus ideales por una urna bien llena de votos.



Pero ése no fue el caso ayer, cuando dijo, al anunciar su voto: "Como senador-jurado, he realizado un juramento ante Dios para ejercer justicia imparcial. Soy profundamente religioso. Mi fe está en el centro de lo que soy. Hacer un juramento ante Dios es tremendamente serio. Sabía desde el principio que juzgar al presidente, al líder de mi propio partido, sería la decisión más difícil que nunca iba a tener que realizar. No me equivoqué".
El discurso es lento, porque en un momento dado Romney tiene que callar durante varios segundos para no llorar. No sabemos si en el margen de las notas, el senador, que tiende a garabatear compulsivamente, puso la palabra "Dad", "Papá", que escribió en los folios que llevó al estrado el 3 de octubre de 2012, cuando, contra todo pronóstico, pulverizó en un debate televisado al político de retórica imbatible, Barack Obama

Porque el padre de Romney, George, siempre ha sido su modelo. El senador suele decir que él lo ha tenido fácil en la vida, al contrario que su padre, que nació en México en una familia de mormones polígamos que se había autoexiliado a ese país cuando las autoridades estadounidenses obligaron a esa iglesia a prohibir el llamado "matrimonio múltiple".
Mitt Romney no es polígamo, como tampoco lo era su padre. Pero, a ojos de la opinión pública, ha cambiado, si no de esposa, sí de ideas. Y ahora resulta que "el mormón chaquetero", como él mismo dice que la gente le llama en el documental de Netflix Mitt, que refleja sus dos fallidos asaltos a la presidencia, resulta que ha dado a Estados Unidos que los principios no son un activo financiero con el que traficar en lo que Tom Wolfe llama "el mercado de favores" en otro clásico de Wall Street de los ochenta: La hoguera de las vanidades.
Es como una parábola del Evangelio. O, en este caso, del Libro de Mormón. El senador, en teoría, tenía que estar dispuesto a venderlo todo a un buen precio. Y saber que en política se trata de eso. El arte de lo posible. No de la ética. 

A fin de cuentas, ha sido directivo de Wall Street, gobernador de Massachusetts, y su padre, también millonario (en su caso de la industria del automóvil), fue gobernador de Michigan y, también, candidato fallido a la presidencia. El senador hizo su fortuna (700 millones en 2012) en el fondo de private equity Bain. En private equity, nada menos, la forma más dura de tiburoneo financiero, la misma gente que inspira a Gordon Gekko, el malo de Wall Street, la película de Oliver Stone de 1987 con la Michael Douglas - que estará, se supone, velando a su padre, Kirk - se ganó el único Oscar de su carrera.
A lo largo de esa trayectoria, Romney ha parecido siempre dispuesto a pactar. Aquel mismo 3 de octubre de 2012, y en el mismo estrado de Denver en el que debatía con Obama, Romney cambió de opinión espectacularmente al pasar de ser antiabortista - la posición que había defendido durante toda la campaña - a defender el aborto. Fue un cambio tal que dejó a Obama, él mismo maestro en el arte de cambiar de opinión conforme las circunstancias - o las encuestas - lo requirieran, descolocado. Así que el Romney que ayer, al borde de las lágrimas, defendió la destitución de Trump, no es el que conocíamos.
No parecía el Romney que fue triturado por la campaña de Obama por pagar un ridículo tipo fiscal del 12% con sus cientos de millones de dólares conseguidos a base de comprar y descuartizar empresas. Ni el que en 2011, antes de lanzar su segundo intento de conquista de la Casa Blanca, se gastó en su caballo de carreras, Rafalca, 57.420 dólares al año, es decir, 14.420 dólares más de lo que ingresaba entonces una familia de cuatro personas. Su falta de contacto con la realidad del común de los mortales era tal que el ideólogo republicano Grover Norquist - hermano del actual subsecretario de Defensa, David Norquist - dijo que era "una mierdecilla de candidato" por sus aires elitistas y por sus meteduras de pata gloriosas, como decir que el 53% de los estadounidenses "hacen", y el 47% restante "solo reciben", o proponer a la gente que no puede pagarse la educación universitaria "que le pidan dinero prestado a sus padres".
Ver en una persona así un arrebato de introspección ha sido lo más notable del impeachment. Acaso, lo único notable del impeachment. Romney ha hecho historia. El hombre que simbolizaba la idea de político y financiero sin principios, ha dado una lección de principios.
https://www.elmundo.es/

Mormones y política 2


Uno de los temas mas fascinantes y controvertidos en cualquier ocasión es la participación en política, especialmente relacionado con la religión.  

Desde los grupos que se aíslan completamente de todo régimen político hasta los que participan y comulgan con alguno de ellos, vemos un amplio espectro de participación política.

En mi humilde opinión, tanto los que se alejan por completo, como los que se integran, cometen el error de no seguir el Evangelio de Cristo. Los que se aíslan, olvidan que Cristo nunca enseñó la neutralidad política absoluta, solamente separó una cosa de otra y nos dijo que viviéramos de acuerdo a su palabra y no a la voluntad humana. Por otro lado, los que se integran en un movimiento político, le deben sumisión al mismo y dejan de seguir a Cristo para seguir un ideal político humano, que puede ir desde el más elogiable al mas terrible juicio humano.

Ya expresé en otro artículo la postura de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días al respecto, apoyado por textos de la Biblia.

https://mormondefender4biblia.blogspot.com.es/2016/05/mormones-y-politica.html


En esta ocasión solo quiero reiterar que la Iglesia nos enseña a participar en política de forma individual y cívica, pero sin favorecer como Institución a ninguna causa, la Iglesia solo se pronuncia en términos de doctrina moral, sin decantarse por ninguna opción política.

En esta ocasión, les acompaño un precioso artículo sobre el origen de esta forma de pensar, y concretamente, los antecedentes históricos de la sección 134 de Doctrina y Convenios y todo lo que se relacionó con ella, lo que nos da una hermosa perspectiva de nuestras creencias.

Pueden consultarla completa en el siguiente enlace.


https://www.lds.org/scriptures/dc-testament/dc/134?lang=spa

Aquí les dejo con el artículo mencionado, que espero que lo disfruten.








“De gobiernos y leyes”

D. y C. 134

Spencer W. McBride






Lyman Wight se sentía orgulloso del servicio militar que su padre prestó durante la Revolución de los Estados Unidos. Para Wight, la victoria estadounidense en ese conflicto había servido más que para asegurar la independencia de los Estados Unidos; había asegurado el derecho a la vida y a la libertad del pueblo norteamericano. Wight creía que esos valores eran el perdurable legado de la Revolución de los Estados Unidos, y se alistó para luchar en la Guerra de 1812 a fin de protegerlos.
Sin embargo, las experiencias de Wight como miembro de la Iglesia residente en Misuri durante la década de 1830 pusieron duramente a prueba su percepción optimista de esos ideales estadounidenses. Cuando él y más de mil Santos de los Últimos Días se trasladaron al condado de Jackson, Misuri, entre 1831 y 1832, a muchos habitantes del condado les desagradaban las creencias de los mormones, y temían su potencial influencia en los asuntos políticos. Sin embargo, en lugar de honrar los derechos de los miembros de la Iglesia a adorar y votar conforme a los dictados de su propia conciencia, los habitantes del condado de Jackson emplearon una violencia fuera de la legalidad para obligar a los santos a renunciar a su fe o abandonar el condado. Al actuar como patrullas de agresores, esos ciudadanos de Misuri abusaron y maltrataron físicamente de los miembros de la Iglesia que vivían en el condado, destruyeron sus propiedades y finalmente los expulsaron1.
Wight se sentía consternado a causa de los oficiales de los gobiernos estatal y federal que consentían, e incluso alentaban, tales actos contra los miembros de la Iglesia. Varios años después, en una petición al Senado de los Estados Unidos, declaró que su “padre fue un soldado de la Revolución”, y que esas violaciones de los derechos civiles de los miembros de la Iglesia “no [eran] las libertades que él nos [brindó] a mí y a mi posteridad”2. La petición de Wight revelaba la tensión que había entre la lealtad que sentía hacia su país, su desprecio a los actos de muchos de los hombres elegidos para gobernar el país y su devoción a la fe que él creía sobrepujaría todos los gobiernos de la tierra.

Enmienda

Al igual que Lyman Wight, los líderes de la Iglesia tenían una relación complicada tanto con el gobierno local como con el nacional. Cuando los miembros de la Iglesia del condado de Jackson fueron echados de sus casas en noviembre de 1833, los líderes de la Iglesia consideraron que los gobiernos de Misuri y de los Estados Unidos no habían protegido los derechos civiles de los santos de Misuri, y se sintieron compelidos a protestar por las acciones (o la inacción) de los oficiales elegidos que habían llevado a la expulsión de los santos. Al mismo tiempo comenzaron a hacer alegaciones legales y políticas a esos mismos gobiernos para que se les restaurasen sus propiedades y sus derechos civiles en el condado de Jackson.
Varios ciudadanos prominentes sentían compasión por los apuros que pasaban los santos, pero muchos desconfiaban de sus intenciones. El compromiso de la Iglesia hacia la autoridad de la revelación, y el rápido recogimiento de los miembros de la Iglesia en Ohio y Misuri, hicieron que a algunos estadounidenses les preocupara que el objetivo de la Iglesia fuera establecer su propia sociedad que ignorase las leyes y la autoridad de los Estados Unidos. ¿Cómo podrían los líderes de la Iglesia denunciar los malos tratos a los que les sometía el gobierno y expresar al mismo tiempo su apoyo al gobierno e incluso solicitar la ayuda del mismo?

La declaración


El 17 de agosto de 1835, en medio de los esfuerzos de los santos por pedir ayuda al gobierno, Oliver Cowdery y Sidney Rigdon presentaron un documento titulado “Declaration of Government and Law” [Declaración acerca del Gobierno y la Ley] a los miembros de la Iglesia en Kirtland, Ohio. La declaración —actualmente Doctrina y Convenios 134— trataba de abordar todas las preocupaciones de los santos3. Al afirmar que “Dios instituyó los gobiernos para el beneficio del hombre” y que, como oficiales del gobierno, Dios haría a las personas “responsables de sus hechos”4, la declaración describía los gobiernos civiles como instituciones seculares cuyas acciones tenían consecuencias espirituales. Al explicar que todo oficial del gobierno “debe ser respetado en su posición” y “debe respeto y deferencia a las leyes”5, la declaración hacía hincapié en la enseñanza de la Iglesia de que sus miembros debían ser ciudadanos que sostuvieran la ley y contribuyeran a la “paz y la armonía”6 en las sociedades en las que residían. Insistía en que el gobierno debía garantizar el derecho de los ciudadanos a adorar conforme a los dictados de su propia conciencia, y que estaba justificado que los grupos religiosos que experimentaran abusos por causa de sus prácticas religiosas hicieran al gobierno una solicitud de enmienda. Refiriéndose indirectamente a las recientes experiencias de los santos en el condado de Jackson, la declaración insistía en el derecho de los ciudadanos a defenderse a sí mismos frente a la persecución religiosa si el gobierno no respondía a sus recursos de amparo.




D. y C. 134 en JosephSmithPapers.org

Los miembros de la Iglesia aceptaron la declaración y la incluyeron en la primera edición de Doctrina y Convenios. A diferencia de otras secciones de este libro en las que Dios reveló Su voluntad a los santos, en esta sección los santos explicaban su punto de vista y sus creencias al público en general. Lo más probable es que fuera escrita por Oliver Cowdery, quien había escrito editoriales en periódicos recientes sobre muchos de los temas que se abordaban en ella7. Aunque José Smith se encontraba en el Territorio de Michigan cuando se presentó la declaración a la Iglesia, él la aceptó y más tarde hizo referencia a ella en sus discursos y escritos8.

Cómo se usó la declaración

Sobre todo después de 1838, cuando los santos fueron expulsados de Misuri por la orden ejecutiva emitida por el gobernador, José y otros líderes de la Iglesia invocaron los principios de la declaración al tiempo que luchaban por los derechos civiles de los miembros de la Iglesia. Por ejemplo, en 1840, mientras José se hallaba en los Estados Unidos del Este solicitando una enmienda al gobierno federal tras la confiscación de las propiedades de los miembros de la Iglesia en Misuri, escribió una carta al editor de un periódico en Pensilvania en la que respondía a las declaraciones que habían hecho algunos detractores de la Iglesia en aquella región. No obstante, para redactar la carta José simplemente copió el texto de la declaración sobre los gobiernos, poniendo “Yo creo” en todas las frases en las que la declaración contenía la forma “Creemos”9.
Unos meses después, José, Sidney Rigdon y Elias Higbee lograron una audiencia ante una comisión de senadores de los Estados Unidos para tratar el tema de las persecuciones en Misuri. En esa audiencia, el congresista de Misuri, John Jameson, trató de justificar la violencia del pasado contra los miembros de la Iglesia afirmando que José había dado a sus seguidores libertad para ignorar las leyes del país. Elias Higbee negó rotundamente esta afirmación, argumentando que la Iglesia “no sostenía dicha doctrina ni creía tal cosa” y remitió al comité a la “Declaration of Government and Law” [Declaración acerca del Gobierno y la Ley] de 1835, en Doctrina y Convenios, como prueba de que ellos “habían publicado mucho tiempo atrás [su] postura en cuanto a ese asunto”10. En 1840, esta comisión de senadores declinó otorgar a la Iglesia una enmienda por las persecuciones, pero los líderes de la Iglesia se sujetaron a los valores que se describen en la declaración.
Dos años más tarde, cuando los líderes de la Iglesia escribieron su hoy en día conocida “Carta de Wentworth” como una breve descripción de la historia de la Iglesia y sus creencias, los principios descritos en la declaración sobre los gobiernos parecieron inspirar el contenido de dos de sus enunciados. Esos enunciados, actualmente conocidos respectivamente como el undécimo y duodécimo artículo de fe, confirman la postura de la Iglesia en cuanto a la libertad de todos los hombres y mujeres de adorar a Dios conforme a los dictados de su propia conciencia, y sus enseñanzas de que los miembros de la Iglesia están sujetos a los oficiales del gobierno y deben obedecer las leyes del país en el que residen11.

Dar a César

En la década de 1830, los líderes de la Iglesia tuvieron que hacer frente a un complicado panorama político, pero su situación apenas tenía precedentes. Los grupos religiosos que procuran establecer el Reino de Dios sobre la tierra siempre han tenido que tratar cuidadosamente con las “potestades [seculares] existentes”12. Jesucristo hizo frente a desafíos similares durante Su ministerio terrenal. Cuando fue acusado de tratar de usurpar el poder político de los oficiales judíos y romanos, Él declaró que Su “reino no es de este mundo”13 y dio instrucciones a Sus discípulos de que “[dieran], pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios”14. En este sentido, la “Declaration of Government and Law” [Declaración acerca del Gobierno y la Ley] de 1835 se hacía eco del modo en que Jesús trató de edificar Su Iglesia dentro de los límites que establecían las naciones soberanas.
“Me ofrecí como voluntario para defender a mi país en la última guerra [la Guerra de 1812]”, escribió Lyman Wight en una solicitud de 1839 al Senado de los Estados Unidos, “y sin embargo [no puedo vivir] en el estado de Misuri sin renunciar a mi religión”. De este modo, el autodeclarado patriota lamentaba no “[sentirse] orgulloso de vivir siendo esclavo bajo un gobierno que se denomina libre”15. La solicitud de Wight encarnaba uno de los principios fundamentales de la “Declaration of Government and Law” [Declaración acerca del Gobierno y la Ley], de que los miembros de la Iglesia deben lealtad a sus respectivos países, pero simultáneamente deben trabajar para edificar gobiernos que aseguren la libertad y los derechos de todos los ciudadanos.




Notas al pie de página
[1] Véase John Whitmer, “Letter from John Whitmer, 29 July 1833”, en Joseph Smith Letterbook 2, págs. 52–56, josephsmithpapers.org.
[2] Lyman Wight, Petition to the United States Senate, 1839, pág. 3, Biblioteca de Historia de la Iglesia, Salt Lake City.
[3] “Declaration of Government and Law, 17 August 1835 [D. y C. 134]”, en Doctrina y Convenios, edición de 1835, págs 252–254, josephsmithpapers.org.
[7] Oliver Cowdery, “Prospects of the Church”, Evening and Morning Star, tomo I, núm. 10 (marzo de 1833), págs. 151–153; Oliver Cowdery, “To the Patrons of the Evening and the Morning Star”, Evening and Morning Star, tomo II, núm. 15, diciembre de 1833, págs. 125–126.
[8] “Doctrine and Covenants, 1835”, introducción histórica, josephsmithpapers.org.
[9] José Smith, “Letter to Editor, 22 de enero de 1840”, josephsmithpapers.org.
[10] Elias Higbee, “Letter from Elias Higbee, 21 de febrero de 1840”, en Joseph Smith Letterbook 2, pág. 100, josephsmithpapers.org.
[11] José Smith, “Church History”, Times and Seasons, tomo III, núm. 9 (1 de marzo de 1842), pág. 710; josephsmithpapers.org.
[15] Lyman Wight, Petition to the United States Senate, pág. 4.


Mormones y politica.




Un tema que resulta fascinante para muchos, cuando no controvertido, es el de la participación en política de cualquier cristiano, y no es asunto de menor importancia, porque, por desgracia, se ha mezclado muchas veces y ha causado, y aun causa, grandes injusticias mezclar la política con la religión, en especial aquellos países que fueron o son hoy día, regímenes religiosos, por lo que se priva a todo ser humano de disfrutar de uno de los Derechos Fundamentales, el de vivir y profesar una religión, conforme a los dictados de su conciencia.

Ello no es óbice para negarnos rotundamente a participar en política y defender gobiernos laicos, libre de toda opresión o influencia religiosa, pero que a la vez, defiendan y permitan la libertad de creencia de todos sus ciudadanos.

La Biblia así lo enseña, leamos

Romanos 13


Sométase toda alma a las autoridades superiores, porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios son ordenadas.
 Así que, el que se opone a la autoridad, a lo ordenado por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí.
 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella;
 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; pues no en vano lleva la espada, porque es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo.
 Por lo cual es necesario que le estéis sujetos, no solamente por razón de la ira, sino también por causa de la conciencia.
 Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que se dedican a esto mismo.
 Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que temor, temor; al que honra, honra.

Dios es un Dios de orden y el orden es necesario para el respeto de las libertades y derechos de todos los seres humanos, por lo que honrar y sostener aquellas leyes que defienden a todos los ciudadanos, es una responsabilidad de todo buen cristiano.


Pedro también lo enseñó en sus Epístolas, 



1 Pedro 2


13 Por causa del Señor, estad, pues, sujetos a toda autoridad humana, ya sea al rey como superior,
 14 ya a los gobernadores como enviados por él para castigo de los malhechores y para loor de los que hacen el bien.
 15 Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo el bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos;
 16 actuad como libres, y no como los que tienen la libertad como pretexto para hacer lo malo, sino como siervos de Dios.
 17 Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad al rey.
A veces, algunos grupos religiosos presumen de su absoluta neutralidad en temas políticos, cuando realmente están incumpliendo las Escrituras, y normalmente, se escudan en su extrema bondad y justicia, presumiendo de superioridad moral y alejándose de todo lo mundano, como cosa odiosa y contaminadora, cuando en realidad lo que, en ocasiones, hacen ejercer un control mental, al alejar a sus miembros de la vida cotidiana, que, si bien un cristiano no debe participar en las maldades del mundo, tampoco puede aislarse del mismo, porque debemos estar en el mundo, sin ser del mundo.

Esta falsa neutralidad es en realidad, un completo error, un extremo del comportamiento 'cristiano', pero que tiene su comprensión en el otro extremos, que fueron, o son, los gobiernos confesionales, que controlan la fe y creencias, y favorecen a unos en detrimento de otros, o incluso prohiben todo lo que no sea de su agrado, como tenemos muchos ejemplos en la Historia, baste citar a Constantino el Grande que destruyó todo lo que quedaba del Evangelio sencillo de Cristo en el siglo IV de nuestra era.


Tito 3

Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y a las autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos para toda buena obra.

Por si hubiese alguna duda, veamos como se comportó Cristo a la hora de respetar las leyes en su tiempo, incluso bajo la opresión de un gobierno extranjero, con los tributos al imperio romano y con las contribuciones a su propio pueblo.


Mateo 17


24 Y cuando llegaron a Capernaúm, fueron a Pedro los que cobraban las dos dracmas y dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
 25 Él dijo: Sí. Y entrando él en la casa, Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos o de los extraños?
 26 Pedro le dijo: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos.
 27 Mas para no ofenderlos, ve al mar y echa el anzuelo, y al primer pez que salga, ábrele la boca y hallarás un estatero; tómalo y dáselo por mí y por ti.


Mateo 22


17 Dinos, pues, ¿qué te parece? ¿Es lícito dar tributo a César, o no?
 18 Pero Jesús percibió la malicia de ellos y les dijo: ¿Por qué me tentáis, hipócritas?
 19 Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario.
 20 Entonces les dijo: ¿De quién es esta imagen y la inscripción?
 21 Le dijeron: De César. Y les dijo: Dad, pues, a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios.

Nosotros como Santos de los últimos días, creemos en esto mismo y así lo declaró en profeta en uno de los artículos de fe, que resumen nuestras creencias.

Artículo de Fe, 12

12 Creemos en estar sujetos a los reyes, presidentes, gobernantes y magistrados; en obedecer, honrar y sostener la ley.

Por supuesto, estoy muy de acuerdo con la frase del filósofo......



Les acompaño un artículo muy interesante al respecto, que espero  les guste.


El papel de los mormones en la política.



“La religión y el gobierno recorren vías diferentes pero paralelas; tienen más éxito y son más eficaces cuando se protegen y se apoyan mutuamente.” -Élder Wilford W. Andersen (De los Setenta)
Aunque la Iglesia, como institución, ha afirmado repetidamente su neutralidad política, se insta a los Santos de los Últimos Días a participar en el proceso político y a hacer oír su voz en el debate público.
El ser buenos ciudadanos dondequiera que vivamos es parte de nuestra religión. Nuestro papel en la política como miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, reside en la creencia de ejercer nuestro derecho como ciudadanos, de elegir y participar activamente en los procesos democráticos, que sucedan en nuestro propio país. Se trata de elegir, en lugar de evadir nuestras responsabilidades, de tomar el rumbo del país hacia un destino más democrático, más participativo, más eficiente, más consciente de su papel en la política.
Hoy en día, requerimos más ciudadanos y miembros de la Iglesia, que sean ejemplares ciudadanos, miembros fieles y activos en la Iglesia, por supuesto, cabe mencionar, que es de acuerdo con las leyes de sus respectivos gobiernos. Hoy más que nunca, los miembros de la Iglesia, deberán de estudiar y minuciosamente con espíritu de oración, fe, y diligencia con respecto a los asuntos políticos y a los candidatos a un puesto público, o como servidores públicos. Sin duda alguna, la política y la religión, deberán poseer autonomía, pero sobre todo, paralelismo, conformando un equilibrio, de tal manera que se apoyen y se respeten uno a otro.
No podemos hoy en día, permanecer inertes a los acontecimientos y hechos históricos que acontecen a nuestro alrededor, es parte de nuestra responsabilidad, como ciudadanos que vivimos en nuestro país, ser un factor de cambio social, seamos participes activos, propongamos, busquemos alternativas, y demos opciones, busquemos lo mejor para el bienestar de nosotros, y nuestras familias. Apoyemos y busquemos nuevas ideas, seamos aquellas personas de la sociedad, que cuando perciben que algo puede mejorarse, puedan contagiar ideas que promuevan el liderazgo verdadero, ese liderazgo, que ocasione mayor participación, y mayor difusión de información.
En Doctrina y convenios 98:10 menciona: “Por tanto, debe buscarse diligentemente a hombres honrados y sabios, y a hombres buenos y sabios debéis esforzaros por apoyar; de lo contrario, lo que sea menos que esto del mal procede”. Por medio de la oración, la diligencia, el meditar y escudriñar en las escrituras, encontraremos las respuestas a estos asuntos de vital importancia, que en muchas ocasiones, repercuten nuestros estilos de vida. Alguna vez escuche a mi propia abuelita mencionar: “Debemos orar por nuestros gobernantes, y los políticos actuales, para que el Señor les brinde guía y sabiduría, porque dependemos en gran manera, de la toma de decisiones que ellos hagan”. Y pienso realmente lo mismo.
La política y la religión, pueden llegar a ser temas controvertidos, pero, se nos ha dado la manera en la cual podemos, llegar a ser, que sean independientes por si solas, pero en una dirección paralela, que nuestro actuar siempre sea de acuerdo a la visión y el potencial divino que poseemos, y tomemos todas nuestras decisiones, de acuerdo con la guía del Señor, generando ese equilibrio paralelo.