Mormones. Reflexiones 1. Adoración.

Cuando inicié mi blog tenía dos propósitos en mente, primero demostrar con la Biblia únicamente que todas las doctrinas en las que creemos tienen soporte bíblico, y que aunque tenemos otros libros canónicos, éstos están en armonía con la Biblia y segundo, dar una imagen real del mormonismo, rompiendo viejos prejuicios, a veces interesados, sobre nosotros.

Los primeros artículos eran exclusivamente de producción propia, aunque con el tiempo he ido incorporando muchos otros que me gustan y apoyan los dos ejes básicos de mi propósito inicial.

Ello me ha hecho descubrir muchos artículos de hermanos y hermanas que exponen hermosos temas del Evangelio y yo, en mi modestia, quiero aportar los míos propios, saliendo un poco de la línea original, pero esperando puedan ayudar a la reflexión de santos de los últimos días, así como de curiosos o simpatizantes, acerca de temas poco tratados, pero que están en las Escrituras y me encantan.... lo voy a llamar reflexiones y son de producción propia, es decir, son parte de las inquietudes espirituales que tengo en mi corazón y que me llevan a investigar las escrituras para ahondar en el conocimiento de Dios y Jesucristo.

Este primero, lo desarrollé para un discurso que me asignaron con tema libre para la Reunión Sacramental de mi Barrio en el mes de julio pasado y quisiera compartirlo con todos ustedes, espero que les guste.


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¿ QUÉ ES LA ADORACIÓN ?

Mateo 2

diciendo: ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle.



Apocalipsis 14

diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que ha hecho el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.


Jacob 4

He aquí, ellos creyeron en Cristo y adoraron al Padre en su nombre; y también nosotros adoramos al Padre en su nombre. ........



3 Nefi  11


16 Y cuando todos hubieron ido y comprobado por sí mismos, exclamaron a una voz, diciendo:
17 ¡Hosanna! ¡Bendito sea el nombre del Más Alto Dios! Y cayeron a los pies de Jesús, y lo adoraron.
Estos son algunos ejemplos del término adoración, todos los conocemos y los asociamos a momentos sagrados de especial espiritualidad o de revelación o de epifanía, lo cual supone que pocas veces en nuestra vida, tenemos la oportunidad de disfrutar de la verdadera adoración.... ¿ es esto cierto ?,  ¿hay algo más detrás de lo que conocemos por adoración?

¿ La adoración solo está asociada a esos momentos, escasos en nuestra vida, en los que sentimos un profundo sentimiento de amor o espíritu en nuestras vidas ? Esos escasos momentos que profundamente sentimos a nuestro Dios, asociados a experiencias hermosas como participar de la Santa Cena, servir en el Templo, estudio y meditación de las Santas Escrituras, o cuando cantamos himnos al Señor.... ¿ es eso todo lo que significa adoración ?

Pues como toda fuente de conocimiento e inspiración se encuentran en las Escrituras, inicié mi estudio de ellas para averiguar lo que sospechaba, que hay mucho más detrás de la adoración de lo que en principio creemos, sin que lo anteriormente expuesto no sea real, pero, en mi opinión, es insuficiente.

Para ello, creo que encontré algunas escrituras que nos explican mejor lo que significa la verdadera adoración, presentándoles a todos dos claves y seis sugerencias para comprender en toda su extensión, el significado de la adoración.

La primera clave la encontramos en el Evangelio de San Juan, cuando se nos relata la conversación del Maestro con la mujer Samaritana junto al pozo de Jacob, justo hablan de dónde adorar a Dios y tras aclarar que el lugar es lo menos importante, Cristo dice lo siguiente,


Juan 14

23 Pero la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad, porque también el Padre busca a tales para que le adoren.



Para mí está muy claro que hay dos características que marcan la verdadera adoración y que apoyan la idea de que no es algo solamente esporádico o excepcional, sino algo mas próximo y cotidiano, dice el Señor que debemos adorar en espíritu y en verdad.... si yo entiendo bien, el Espíritu es el tercer miembro de la Trinidad, el Consolador que Cristo nos prometió que SIEMPRE estaría con nosotros y que los Santos de los Últimos Días recibimos después del bautismo, por  imposición de manos, para que sea nuestro compañero CONSTANTE. De ahí puedo deducir que adorar en espíritu es adorar PERMANENTEMENTE, es decir, cada momento de nuestra vida es un momento de adoración.

Adorar en verdad tiene otra cualidad importante, la verdad es el camino que nos lleva a la vida eterna, es el conocimiento de Dios y de su plan para nosotros, el Plan de Salvación, el propósito de nuestra vida terrenal, de lo que puedo deducir que adorar en verdad es seguir a Dios en la DIRECCIÓN correcta que nos lleva de vuelta al Reino Celestial.

De modo que, según leo y entiendo, la adoración verdadera es servir a Dios de forma constante y en la dirección correcta, lo cual afecta a cada minuto de nuestra vida, adoramos a Dios cuando en cada momento, decisión o minuto de nuestra vida, nuestra relación con El afecta a nuestro comportamiento, lo que nos dirige a Seguirle, Servirle y recibir la Gloria Eterna en el mundo venidero.... esa es la verdadera adoración, un camino claro y constante.

La segunda clave la encontramos en la revelación moderna....


Doctrina y Convenios 93

19 Os digo estas palabras para que comprendáis y sepáis cómo adorar, y sepáis qué adoráis, para que vengáis al Padre en mi nombre, y en el debido tiempo recibáis de su plenitud.


Esto es especial, ya que se interrelaciona con lo anterior, y nos da una mayor visión de la adoración, Dios quiere que sepamos y comprendamos... algo más que un súbito arrebato de espiritualidad o un momento de felicidad, que comprendamos y sepamos para que lleguemos a saber qué y cómo adoramos, que sepamos que adoramos a Dios Padre y lo hagamos en el nombre de su Hijo Jesucristo, ese es el cómo y el qué... maravilloso.

Debemos saber y comprender que toda la adoración nos lleva al Padre en el nombre del Hijo, y para ello debemos ser verdaderamente sus discípulos, eso es algo más que solo unas experiencias sueltas, aunque maravillosas, es una forma de vida, es seguir a Cristo, es servirle, es ser como El es.

Para entender esto mejor y para ver más ampliamente el significado de la adoración hay seis escrituras que nos sugieren una mejor comprensión de la adoración.







SUGERENCIAS.


2 Nefi 25

29 Y ahora bien, he aquí, os digo que la vía correcta es creer en Cristo y no negarlo; y Cristo es el Santo de Israel; por tanto, debéis inclinaros ante él y adorarlo con todo vuestro poder, mente y fuerza, y con toda vuestra alma; y si hacéis esto, de ninguna manera seréis desechados.



Aquí se incide en la dirección de nuestra adoración, la dirección es creer en Cristo y seguirlo y hacerlo con toda la energía de nuestro ser, con todo corazón, alma, mente y fuerza, es decir, sin ninguna condición, creer en El y seguirlo incondicionalmente, eso es lo que significa la verdadera adoración, creer y servir.


Alma 33

¿No recordáis haber leído lo que Zenós, el profeta de la antigüedad, ha dicho concerniente a la oración o adoración?


Es es el segundo punto de la verdadera adoración, la oración, el profeta le da valor de sinónimo, por lo que la oración sincera y de fe es la más sencilla y básica forma de adoración, una oración que nos lleve a Dios, en la que podamos agradecer todas sus bendiciones, su Gracia y su amor y podamos pedirle aquellas cosas que necesitamos en nuestra vida... básicamente, la oración nos ayuda a tener una hermosa relación con Dios, por lo que cada vez que oramos, estamos adorando.


Alma 45

Y he aquí, aconteció que el pueblo de Nefi se regocijó en extremo porque el Señor de nuevo lo había librado de las manos de sus enemigos; por tanto, le dieron gracias al Señor su Dios; sí, y ayunaron y oraron mucho, y adoraron a Dios con un gozo inmensamente grande.


La tercera escritura nos da varias cualidades de la adoración, como  es la gratitud, unida al ayuno y la oración, es decir, cada vez que oramos, ayunamos y damos gracias al Señor, estamos adorando, sencillamente precioso.

Sigamos...

Doctrina y Convenios 109

14 Y concede, Padre Santo, que todos los que adoren en esta casa aprendan palabras de sabiduría de los mejores libros, y que busquen conocimiento, tanto por el estudio como por la fe, así como tú has dicho;



Esta escritura es parte de la oración dedicatoria del Templo de Kirtland y de ella podemos aprender algunas cualidades mas de la adoración, la principal, obviamente, es el Servicio en el Templo de Dios, cada vez que entramos al Templo para obrar por nuestros antepasados estamos adorando a Dios, puesto que vamos a hacer la obra de Él, además el Templo es un lugar de aprendizaje y se refuerza la idea de que el estudio, tanto de la Escrituras, como de buenos libros, es una forma de adoración, porque la gloria de Dios es la inteligencia, y cualquier principio de sabiduría que adquiramos en esta Tierra nos acompañará más allá de la resurrección, por lo que cada vez que van al Templo están adorando a Dios, cada vez que estudien las Escrituras, están adorando a Dios, incluso cada vez que aumentan su conocimiento o sabiduría secular, están adorando a Dios.



Doctrina y Convenios 20

19 y les dio mandamientos de que lo amaran y lo sirvieran a él, el único Dios verdadero y viviente, y que él fuese el único ser a quien adorasen.



Casi finalizando, el amar y servir a Dios es la forma pura de adoración, puesto que amar a Dios, de forma natural y constante, es adorarlo y cada vez que lo servimos, lo adoramos... y       ¿ cómo lo servimos ?,  tal como lo expresó el profeta y rey Benjamín, cada vez que servimos al prójimo, servimos a Dios, así es que cada vez que hagan un gesto de amor por cualquiera de sus semejantes, estarán adorando a Dios.



Doctrina y Convenios 20

29 Y sabemos que es preciso que todos los hombres se arrepientan y crean en el nombre de Jesucristo, y adoren al Padre en su nombre y perseveren con fe en su nombre hasta el fin, o no podrán ser salvos en el reino de Dios.


Finalizo con esta hermosa escritura, que nos enseña que la fe, el arrepentimiento y la perseverancia, lo cual significa la observancia de los mandamientos de Dios, es otra forma de adoración, por lo que cada vez que creemos en Cristo, cada vez que nos arrepentimos de nuestras faltas y cada vez que nos esforzamos en ser obedientes a la voluntad de Dios, estamos adorándole.


De modo que espero que, como yo, hayan aprendido que la adoración es algo más que una breve y esporádica, aunque hermosa, experiencia espiritual, la verdadera adoración es un sentimiento constante y correcto que nos indica qué y cómo seguir, y que se realiza mediante muchas cosas sencillas que podemos hacer cada minuto de nuestra vida.

Recuerden que adoran a Dios cada vez  que crean en Él  y le sirvan con todo su corazón, que adoran a Dios cada vez que oran, que adoran a Dios cada vez que expresan gratitud y ayunan, que adoran a Dios cada vez que van al Templo y estudian, tanto las Escrituras como los buenos libros, que adoran a Dios cada vez que aman y sirven a Dios, y por ende, aman y sirven a su prójimo y que adoran a Dios cada vez que tienen fe en Cristo, se arrepienten de sus faltas y se esfuerzan en perserverar hasta el fin guardando los mandamientos de Dios.

Que Dios les bendiga.






¿Son cristianos los mormones? 3




El artículo que hoy les presento me ha cautivado... porque muchas veces he pensado en este mismo principio, pero como no soy ni teólogo ni erudito, no podía comprobarlo, aunque en mi pensamiento siempre había estado.

Cuando a principios del siglo XIX se restauró el Evangelio, los principios que enseñábamos los santos de los últimos días hacían tambalear los pilares antiguos y ortodoxos del cristianismo más rancio, con perdón, que pareció ofenderse con el nuevo aire fresco doctrinal que trajo el mormonismo, ello causó mucha oposición, cuando no burla, por estos pocos santos que defendían principios tan extraños para la ortodoxia cristiana, que, por cierto, no pasarían un análisis Bíblico serio, pero que la tradición habían convertido en canon sacrosanto.

La Restauración no se basó en una revisión o análisis de dichos principios, sino en la revelación moderna, que, recibida directamente de Dios, nos enseño aquellos principios verdaderos que habían ido quedando ocultos tras siglos de falta de revelación, tradiciones, interpretaciones y filosofías humanas, que cambiaron muchas de las doctrinas originales del Evangelio sencillo de Cristo.


Tal como expresó el Presidente Gordon B. Hinckley, 

“Como Iglesia, tenemos a quienes nos critican, muchos de ellos afirman que no creemos en el Cristo tradicional del cristianismo. Hay algo de verdad en lo que dicen. Nuestra fe, nuestro conocimiento, no están basados en las tradiciones antiguas, los credos que provienen de un conocimiento limitado ni de las innumerables deliberaciones de los hombres que tratan de llegar a una definición del Cristo resucitado. Nuestra fe, nuestro conocimiento, provienen del testimonio de un profeta de esta dispensación que vio ante él al gran Dios del universo y a Su Amado Hijo, el Señor Jesucristo resucitado. Ellos hablaron con él; él habló con Ellos. Él testificó abiertamente de esa gran visión, sin lugar a dudas y de modo seguro. Era una visión del Todopoderoso y del Redentor del mundo, más gloriosa de lo que podamos comprender, pero cierta e inequívoca en el conocimiento que trajo. Es debido a ese conocimiento, arraigado en el profundo suelo de la revelación moderna que, en las palabras de Nefi, ‘hablamos de Cristo, nos regocijamos en Cristo, predicamos de Cristo, profetizamos de Cristo y escribimos según nuestras profecías, para que nuestros hijos sepan a qué fuente han de acudir para la remisión de sus pecados’ (2 Nefi 25:26)” (véase “Miramos a Cristo”, Liahona, julio de 2002, págs. 101–102).


Como digo a menudo, la verdad es tozuda y se va abriendo paso frente a los prejuicios y las excusas y, afortunadamente, muchos teólogos y pensadores, se están acercando a nuestras creencias y este artículo nos lo explica de forma clara y preciosa.

Espero que lo disfruten.





Los visitantes en un recorrido por el Centro de Visitantes del Norte en la Manzana del Templo de Salt Lake City, Utah.

Hal Boyd: ¿Son cristianos los Mormones?


Personas ajenas a menudo se han preguntado si los mormones son cristianos.
Dadas las tendencias actuales en la teología cristiana, sin embargo, es ahora cuando vale la pena preguntar, aunque medio en broma, si los cristianos son Mormones.
Desde el comienzo de la Iglesia SUD, catequistas de la cristiandad han descartado en gran medida las enseñanzas SUD como heréticas. Sin embargo, en las últimas décadas, los cristianos de todas las tendencias han propugnado - tanto por motivos bíblicos como filosóficos - posiciones teológicas que antes se consideraban claramente Mormonas.
Doctrinas tales como los dones espirituales, una visión social de la Trinidad, la deificación, evangelización post-mortal, de realización divina y la revelación continua son sólo algunas de las enseñanzas que una vez se pensó que ahora son anatema defendido por un círculo cada vez mayor de los pensadores cristianos.
Tomemos, por ejemplo, la doctrina de los Santos de los Últimos Días de la Trinidad o Divinidad. Iglesia SUD apóstol James E. Talmage destila las enseñanzas mormonas sobre el tema de la siguiente manera: “Padre, Hijo, y Espíritu Santo son tan distintos en sus personas. ... Sin embargo, su unidad de propósito y la operación es tal como para hacer que sus edictos sean uno, y su voluntad sea la voluntad de Dios “.
Esta formulación tiene cargos emocionantes de Triteísmo.
Ni la IMU ni la Iglesia Católica, por ejemplo, aceptan bautismos mormones como válida en parte porque, en su opinión, que no implica “una verdadera invocación de la Trinidad.”
En las últimas décadas, sin embargo, el llamado modelo “social” de la Trinidad - que se asemeja mucho a la concepción de los Santos de los Últimos Días - ha ganado numerosos conversos.
“La Trinidad”, escribe Social Trinitario Clark Pinnock “es una 'sociedad trascendente o comunidad de tres entidades personales. Padre, Hijo y Espíritu son miembros de una comunidad divina, unificados por la divinidad común y unidad de propósito. La Trinidad representa a Dios como comunidad de amor y reciprocidad”.
Académico Dale Tuggy identifica el modelo social como uno de “los dos métodos más populares para la comprensión de la doctrina de la Trinidad”. Más recientemente, erudito cristiano Carl Mosser lamentó el piloto de 30 años “proliferación” de “teologías que reclaman el apodo Trinitario Social. ”
Pero el movimiento dentro del cristianismo hacia posiciones teológicas mormonas no se limita a las concepciones de la Trinidad.
El año pasado, el destacado teólogo evangélico Richard Mouw escribió una pieza reflexiva sobre el diálogo Mormón-evangélica en la revista First Things. Expresó su firme esperanza de que los Santos de los Últimos Días continuarían “aportando una tradición histórica heterodoxa en mayor conformidad con el consenso cristiano ortodoxo.”
Se aconsejó a los cristianos, a animar a los mormones en este sentido.
Miembro de la Iglesia académico Terryl Givens respondió cordialmente a Mouw. Llamó a su pieza un “gesto generoso”, pero dijo que Mouw “se pone la dirección en la que el consenso se está moviendo hacia atrás, precisamente, en algunos aspectos cruciales.”
Y continúa: “En muchos casos, la heterodoxia Mormona se ha convertido en la corriente de la ortodoxia - o tema de discusión renovada.”
Dos décadas de investigación por el académico David Paulsen sobre la tesis de este apoyo sujetas Givens.
En la década de 1970, señalaba el profesor de la Universidad Brigham Young Truman Madsen primera planteó la pregunta en tono de comprobación: ¿Son cristianos los Mormones? En un pedazo de Estudios de BYU Trimestral trazó convergencias contemporáneas con varias enseñanzas SUD. Basándose en el trabajo de Madsen, Paulsen publicó su propia actualización del artículo y la ampliación de la investigación anterior.
En la década del artículo de Paulsen, no ha habido ningún suspenso en el diálogo respecto a las posiciones teológicas, alguna instrucción exclusivamente por sus seguidores del siglo 19 Joseph Smith. Nuestro próximo libro traza esta tendencia, llegando a la conclusión, en la misma línea que Givens, que “(mormonismo) es una tradición rica en precedentes cristianos antiguos y, en numerosos casos, se anticipa a los cambios contemporáneos en el consenso cristiano más grande.”
Parece que la carga de la herejía ha acompañado a menudo la tradición Santo de los Últimos Días. Dado que el profeta mormón Joseph Smith surgió de una revelación divina cerca de Palmyra, Nueva York alegando una teofanía y revelando sagrada escritura, algunos teólogos tomaron en serio sus enseñanzas. Pero hoy en día las ideas de los dones carismáticos del espíritu, una deidad encarnada, un canon de Escrituras abierto y un Dios pasible, entre otras doctrinas, han vuelto cada vez más común entre los catequistas de hoy en día de la cristiandad.
Que plantea la pregunta: ¿Son los cristianos Mormones?

Mormones, profecías, la guerra y la paz



Los mormones no adoramos a José Smith.

Que quede bien claro, no obstante, lo respetamos y reconocemos su valor en la Restauración del Evangelio en estos últimos días, tal como respetamos y reconocemos a Adán, Noé, Abraham, Jacob, o Moisés, o tal como respetamos y reconocemos a Pedro, Juan o Pablo, todos ellos profetas y apóstoles del Señor Jesucristo, hombres justos y santos, aunque imperfectos todos, pero que demostraron su fidelidad a Dios y su amor por el prójimo.

Un ataque que suele hacer cualquier critico a cualquier institución o grupo, se suele dirigir a su fundador o director, y se intenta desacreditar su personalidad y moral, a fin de destruir su obra u organización, es lo que suele llamarse un ataque 'ad hominem'.

El profeta José ha sido difamado, atacado e insultado, intentando desacreditarlo, para así desacreditar y destruir su obra, pero, como muchos sabemos, no era su obra, él no era su creador, él solo era el mensajero, el creador del mormonismo es nuestro Señor Jesucristo y José solo fue el primer profeta de los últimos días, gran hombre, un noble ser humano, un buen siervo de Dios, pero solo un hombre imperfecto como todos nosotros.


No obstante, el legado que nos ha dejado, como todos los profetas y apóstoles de antaño, es enorme, porque no es suyo, es de Dios, y por lo tanto, el profeta fue instrumento en sus manos para darnos el maravilloso Evangelio de Cristo restaurado.

Hasta el propio Cristo, a pesar de su bondad, servicio, amor y perfección, fue atacado en su tiempo por escribas y fariseos, y desacreditado, insultado y desprestigiado, llegando a decirnos, que tal como le habían tratado a El, tratarían en el futuro a cualquiera de sus siervos.

Así es que no debería resultarnos sorprendente tanta crítica y ataque al profeta José, que a pesar de sus imperfecciones humanas, que tantas veces aparecen en las revelaciones de Doctrina y Convenios, fue un gran hombre de Dios que cumplió con su voluntad y realizó su obra, hasta entregar su propia vida por el Evangelio de Cristo.

En esta ocasión quiero recordar un artículo que publiqué hace un par de años sobre la profecía que hizo José sobre la guerra civil americana y como, casi treinta años después de recibirla, se cumplió hasta en el más pequeño detalle, mostrando que José era un profeta verdadero de Dios.



https://mormondefender4biblia.blogspot.com.es/2015/09/jose-smtih-profeta-verdadero-de-dios.html



No obstante, un profeta es mucho más que alguien que profetiza y se cumple, un profeta es un maestro que enseña la verdad por revelación de Dios, y en este caso, el artículo que les acompaño, demuestra mucho mas ampliamente el cómo y el porqué de esta profecía, ya que cuando se recibió, todo pareció arreglarse y muchos pensaron que José había profetizado en falso, ya que hubo que esperar casi treinta años para ver su cumplimiento, pero la verdad es tozuda y se abre paso a través de nuestra incredulidad y prejuicios.

Además de ver el contexto histórico de la profecía y todos los acontecimientos que la acompañaron, hay un hecho que me encanta, y es la positividad y bondad del mormonismo, encarnada en José y todos los primeros santos, ya que, aunque él no llegó a ver el cumplimiento de su profecía, siempre mantuvo su fe en que era de Dios y que se cumpliría algún día, pero nunca la utilizó para asustar o amenazar a nadie, ya que este es un Evangelio de amor y no de temor, de alegría y no de miedo y aunque sabemos que van a pasar cosas negativas, aspiramos a todo lo bueno y positivo y vemos con esperanza el triunfo del amor y de la fe.










Paz y guerra

D. y C. 87

Jed Woodworth

Unos cuantos días antes de la Navidad de 1832, los Santos de los Últimos Días entraron a su casa para resguardarse del aire frío y húmedo y sentarse a la luz cálida y centelleante de la chimenea. Abrieron el diario local, el Painesville Telegraph y se encontraron con noticias alarmantes. A unos 1.100 km hacia el sur, la asamblea legislativa de Carolina del Sur, un estado de los Estados Unidos, había declarado que los impuestos por bienes importados que el gobierno federal imponía eran “nulos y sin efecto”. Ese movimiento creó una “crisis de la anulación” que cuestionó el derecho del gobierno federal de hacer cumplir sus propias leyes. La guerra se cernía en el horizonte1.
Los aranceles se habían fijado para proteger a los fabricantes del norte en contra de la competencia extranjera, pero los agricultores del sur consideraban que eran injustos. ¿Por qué debían pagar más por bienes que su región ni siquiera producía?2. Andrew Jackson, Presidente de los Estados Unidos, emitió una proclamación en la que advertía que el rechazo de los aranceles federales por parte de Carolina del Sur era un acto de rebelión que podía terminar en la efusión de sangre. La respuesta de Carolina del Sur fue prepararse sin demora para la guerra3. No se veía arreglo alguno por ninguna parte. Los informes que los residentes de Kirtland leyeron sonaban el tambor de guerra: “Si una bayoneta federal reluce dentro de nuestras fronteras”, decía uno de los informes, será una “guerra de soberanos4.


La revelación del día de Navidad




D. y C. 87 en JosephSmithPapers.org

José Smith siguió muy de cerca el conflicto por medio de los periódicos que llegaban a Kirtland. Agregó una nota a su historia [personal] en cuanto a la gente de Carolina del Sur, “declarando [el] estado [de ellos] una nación libre e independiente”, y [también incluyó en la nota] la “proclamación en contra de esa rebelión” dada por el presidente Jackson5. Y entonces, después de esas líneas, José insertó lo que llamó “una profecía de guerra”, una revelación que dictó a su secretario Frederick G. Williams el día de Navidad de 1832, apenas unos días después de que la sorprendente noticia apareció en los periódicos de Kirtland. Esa revelación se conoce actualmente como Doctrina y Convenios 87.
Sin mencionar al presidente Jackson por nombre, la profecía de guerra hizo que las promesas condicionales del presidente fueran inevitables. El presidente Jackson había predicho que habría un conflicto armado si Carolina del Sur seguía insistiendo que era un estado soberano. Según el presidente Jackson, por medio de sus actos Carolina del Sur había dicho: “La paz y la prosperidad desfiguraremos; este libre intercambio interrumpiremos; estos campos fértiles inundaremos de sangre”6. Pero si Carolina del Sur daba marcha atrás, la inundación podía evitarse. Sin embargo, en la profecía de José Smith, la efusión de sangre era una conclusión inevitable. “Las guerras que pronto acaecerán, comenzando por la rebelión de Carolina del Sur”, decía la revelación, “finalmente resultarán [en] la muerte y la miseria de muchas almas”7. La revelación no presagiaba ninguna resolución pacífica.
La destrucción no era un tema nuevo en las revelaciones de José Smith. El Señor ya había advertido del tiempo en que el hambre, la pestilencia y las tempestades sobrevendrían a los habitantes del mundo8. Las revelaciones enseñaban que la destrucción generalizada precedería la segunda venida del Señor, y la frecuencia de las referencias a la destrucción en las revelaciones causaron que muchos Santos de los Últimos Días llegaran a la conclusión de que la Segunda Venida seguramente era inminente9.
Doctrina y Convenios 87 solo intensificó las expectativas de que no faltaba mucho para la Segunda Venida. Otras revelaciones situaban la destrucción en un tiempo y un lugar indeterminados: La destrucción ocurriría “antes que llegue este gran día”, refiriéndose a la Segunda Venida, o tendría lugar entre “todas las naciones”10. Las revelaciones decían que las guerras y rumores de guerras serían “en vuestras propias tierras” y “en países extranjeros”11. Por el contrario, Doctrina y Convenios 87 ligaba la destrucción a lugares específicos y a acontecimientos en un panorama contemporáneo: Carolina del Sur y su rebelión se nombraron específicamente. El conflicto involucraba más que solo naciones en guerra. También involucraría a grupos oprimidos —“esclavos” y “el resto”— que se sublevarían contra sus amos y capataces12.
La referencia a los esclavos insertó Doctrina y Convenios 87 directamente en el conflicto por el poder federal. En el periodo previo a la crisis, los de Carolina del Sur habían argumentado que los aranceles federales se habían diseñado intencionalmente para subvertir la economía agrícola cuya fuerza laboral se componía de esclavos y que era predominante en la región sur de los Estados Unidos. Todos los estados que se beneficiarían de los aranceles, incluso Ohio, habían prohibido la esclavitud. La profecía de José Smith en cuanto a la guerra reconocía esas divisiones geopolíticas y las ligaba a las guerras que inevitablemente seguirían: “los estados del sur se dividirán en contra de los del norte, y los estados del sur llamarán a otras naciones, aun el país de la Gran Bretaña”13. En 1832, Europa dependía del algodón del sur para sus industrias textiles. Gran Bretaña parecía ser un aliado probable para la causa de Carolina del Sur.

La crisis queda atrás

Para gran sorpresa de todos, la crisis de la anulación llegó a su fin casi antes de haber empezado. En febrero de 1833, el presidente Jackson hizo los arreglos para un arancel de concesión más bajo, reafirmando los derechos del gobierno federal y al mismo tiempo satisfaciendo las demandas de los secesionistas a favor de los derechos de los estados. La crisis quedó atrás, la paz regresó a la tierra y el presidente Jackson disfrutó lo que quizá fue su mayor triunfo como presidente14.
La resolución pacífica de la crisis complació a todos, excepto a los instigadores más apasionados. Como seguidor de Cristo, José Smith amaba la paz y le placía la conciliación, y esperaba con anhelo el regreso del Príncipe de Paz y Su pacífico reino milenario. Sin embargo, las funestas predicciones contenidas en la profecía sobre la guerra, ligadas como estaban a acontecimientos contemporáneos, deben haber desconcertado a José. La muerte y miseria de muchas almas no ocurrió. Los estados del sur seguían divididos en contra de los del norte en la cuestión de la esclavitud, pero los esclavos no se sublevaron contra sus amos y Carolina del Sur no solicitó la ayuda de Gran Bretaña15. Cualquiera que hubiera estado buscando el cumplimiento de la revelación de 1833 se habría sentido decepcionado.
José Smith parecía estar renuente a diseminar ampliamente las noticias de su profecía sobre la guerra. Incluso antes de que la crisis quedara atrás, le dijo a un editor de un diario que estaba seguro de que “no pasarán muchos años antes de que Estados Unidos presente una escena tal de efusión de sangre que no tiene paralelo en la historia de nuestra nación”16. Pero no dio detalles más específicos. No mencionó a Carolina del Sur en sus enseñanzas y sermones posteriores. Cuando en 1835 compiló sus revelaciones para que fueran publicadas, José no incluyó Doctrina y Convenios 87 en la colección. Después de que la crisis de la anulación terminó en forma pacífica, pareció ser mejor dejar de lado la revelación durante su vida17.
José estaba seguro de sus revelaciones anteriores. Había sentido la voz de Dios hablar por medio de él anteriormente y había visto esas palabras cumplirse. Debió haberse preguntado si esta revelación era un caso de profecía falsa. O bien, si la profecía era verdad, ¿qué deseaba Dios que José hiciera ahora que la paz, aunque fuera temporaria, se había logrado?

Lugares santos

Doctrina y Convenios 87 no surtió un efecto radical en la forma en que José Smith abordaba la vida. No se escondió en un refugio subterráneo ni desapareció de la vista del público para esperar el final. Incluso antes de que el presidente Jackson lograra una resolución satisfactoria de la crisis, cuando la guerra todavía parecía ser probable, José calladamente abrió una escuela para élderes que dentro de poco saldrían al mundo como misioneros. La Escuela de los Profetas, como José la llamó, se reunía con un pequeño grupo de hombres Santos de los Últimos Días en la tienda de Newel K. Whitney en Kirtland.
En ella, José enseñó a los alumnos la forma de “[hablar] en el nombre de Dios”18. Instó a los hombres a purificarse para que el Espíritu de Dios pudiera ayudarles a encontrar y enseñar a los elegidos. José enseñó que los que guardaran la Palabra de Sabiduría correrían sin fatigarse y andarían sin desmayar19. El presidente Jackson había procurado evitar la destrucción por medio de la diplomacia. José enseñó que el “ángel destructor” podía evitarse al vivir con rectitud20.
José nunca evitó advertir al mundo de los cataclismos por venir, pero su mensaje no se trataba de eso. No era un profeta fatalista que se contentaba con solo predecir miseria e infortunio21. Al final de Doctrina y Convenios 87, el Señor dijo a los santos cómo debían responder ante tales profecías tan inquietantes. No debían vivir temerosos ni abandonar sus proyectos actuales. Debían “[permanecer] en lugares santos y no [ser] movidos”22.
Unos cuantos días después de que se recibió Doctrina y Convenios 87, José Smith recibió otra revelación en la que el Señor mandó a los santos construir un templo en Kirtland (Doctrina y Convenios 88). Esa revelación, al igual que la profecía sobre la guerra, hablaba de las destrucciones por venir, pero también hablaba de una obra importante que los santos habían de realizar. No debían sentarse pasivamente, esperando que Cristo regresara mientras que el mundo se venía abajo a su alrededor. Tampoco debían simplemente predicar, como los fatalistas lo hacían. Debían edificar nuevas estructuras, nuevas instituciones, nuevos “lugares santos”. Siempre obediente a sus revelaciones, José abrió la Escuela de los Profetas, tal como la revelación le indicó que hiciera. Más tarde ese verano empezó a construir el templo.
Hasta el final de la vida de José, fueron los “lugares santos”, templos y escuelas, que captaron más su atención. La experiencia le enseñó a tener poca fe en el poder de la diplomacia, como la tuvo Andrew Jackson. José sabía, a causa de las demasiadas veces que los santos se habían visto forzados a mudarse, cuán frágil puede ser la paz. A pesar del conflicto que los rodeaba, los santos siempre podían hallar paz en el proceso de crear y habitar lugares santos.

Conclusión

Tres décadas después de que se recibió Doctrina y Convenios 87, Carolina del Sur volvió a rebelarse. Convencidos de que la elección de Abraham Lincoln como presidente de los Estados Unidos significaría problemas para la institución de la esclavitud, la asamblea legislativa del estado votó a favor de separarse de Estados Unidos. El movimiento de Carolina del Sur desencadenó una guerra entre el norte y el sur, de la cual resultó mucha muerte y miseria. Los estados del sur solicitaron la ayuda de Gran Bretaña y los esclavos se sublevaron contra sus amos. Al mismo tiempo, los santos, ahora en su nuevo hogar en el oeste, se afanaban por poner los cimientos de un lugar santo más: el Templo de Salt Lake.








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Notas al pie de página
[1] Véase William W. Freehling, ed., The Nullification Era: A Documentary Record, Nueva York: Harper Torchbooks, 1967. La noticia de la rebelión de Carolina del Sur en contra de los aranceles federales ya se había reportado antes de esta fecha, pero no fue sino hasta el 21 de diciembre que el diario Painesville Telegraph hizo un reportaje del discurso del gobernador de Carolina del Sur manifestando que apoyaba las acciones de la asamblea legislativa.
[2] La Constitución de los Estados Unidos concedía al gobierno federal el poder para regular el comercio, y durante las primeras dos décadas de la existencia de la nación, se fijaron aranceles bajos a fin de estimular los ingresos. Las tasas arancelarias más altas se produjeron en respuesta a la gran escala de manufactura británica durante las décadas de 1810 y 1820 (véase Paul P. Abrahams, “Tariffs”, en The Oxford Companion to United States History, ed. Paul S. Boyer, Nueva York: Oxford University Press, 2001, pág. 761).
[3] Andrew Jackson, Proclamation, 10 de diciembre de 1832, en A Compilation of the Messages and Papers of the Presidents, comp. James D. Richardson, 11 tomos, New York: Bureau of National Literature, 1897, tomo III, págs. 1203–1219. La asamblea legislativa de Carolina del Sur autorizó $200.000 dólares —una suma enorme— para obtener municiones, y otorgó al gobernador autoridad para convocar a la milicia (véase Robert V. Remini, Andrew Jackson and the Course of American Democracy, 1833–1845, Nueva York: Harper & Row, 1984, pág. 26). Los defensores de la anulación naturalmente recibieron la proclamación del presidente Jackson con menosprecio, considerándola como una manera de lograr que los miembros del partido político Whig de Carolina del Sur se sometieran por medio de la intimidación al incitar a los oponentes de la anulación dentro del estado. Para esos anuladores radicales, la proclamación del presidente Jackson equivalía a una “declaración de guerra” (“South Carolina”, Alexandria [Virginia] Gazette, 25 de diciembre de 1832, pág. 2).
[4] “The Charleston Mercury”, Painesville Telegraph, 21 de diciembre de 1832, pág. 3, columna 2. James Hamilton, el gobernador saliente de Carolina del Sur, casi parecía invitar la guerra en un discurso ampliamente difundido que pronunció el 10 de diciembre. “Una gran mayoría de nuestra gente”, dijo él, “preferiría que toda casa en la superficie de nuestro territorio fuera arrasada hasta los cimientos, y toda brizna de hierba fuera quemada, antes que rendirse ante la tiranía y la injusticia de ese sistema de gobierno en contra del cual hemos inalterablemente tomado una posición” (“South Carolina”, American Traveller, Boston, 25 de diciembre de 1832, pág. 3).
[5] José Smith, “History, 1838–1856, volume A-1 [23 December 1805–30 August 1834]”, pág. 244, josephsmithpapers.org.
[6] Richardson, A Compilation of the Messages and Papers of the Presidents, tomo III, pág. 1217.
[7] “Revelation, 25 December 1832 [D&C 87]”, en Revelation Book 2, pág. 32, josephsmithpapers.org; véase también Doctrina y Convenios 87:1.
[8] Véase “Revelation, September 1830-A [D&C 29]”, en Revelation Book 1, págs. 37–38, josephsmithpapers.org; véase también Doctrina y Convenios 29:14–19.
[9] En cuanto al milenarismo mormón, véase Grant Underwood, The Millenarian World of Early Mormonism, Urbana: University of Illinois Press, 1986. Para el milenarismo en general, las obras clásicas son James West Davidson, The Logic of Millennial Thought: Eighteenth-Century New England, New Haven: Yale University Press, 1977; y Ernest R. Sandeen, The Roots of Fundamentalism: British and American Millenarianism, 1800–1930, Chicago: University of Chicago Press, 1970.
[10] “Revelation, September 1830-A [D&C 29]”, pág. 37; “Revelation, 4 November 1830 [D&C 34]”, en Revelation Book 1, pág. 46, josephsmithpapers.org; véase también Doctrina y Convenios 29:14; 34:8–9.
[11] “Revelation, circa 7 March 1831 [D&C 45]”, en Revelation Book 1, págs. 73, 75; véase también Doctrina y Convenios 45:26, 63.
[12] “Revelation, 25 December 1832 [D&C 87]”, págs. 32–33; véase también Doctrina y Convenios 87:1.
[13] “Revelation, 25 December 1832 [D&C 87]”, pág. 33; véase también Doctrina y Convenios 87:3.

[14] Merrill D. Peterson, Olive Branch and Sword—The Compromise of 1833, Baton Rouge: Louisiana State University Press, 1982; William W. Freehling, Prelude to Civil War: The Nullification Controversy in South Carolina, 1816–1836, Nueva York: Harper & Row, 1966, pág. 293. Los eruditos tienen diferentes opiniones en cuanto a la forma en que el presidente Jackson gestionó la crisis de la anulación. La erudición más antigua tiende más al elogio y la celebración, mientras que los eruditos más recientes han argumentado que las concesiones realizadas constituyeron una gran vergüenza que dañó al presidente Jackson políticamente en los años por venir (véase Richard E. Ellis, The Union at Risk: Jacksonian Democracy, States Rights, and the Nullification Crisis, New York: Oxford University Press, 1987, págs. 181–182).
[15] Hubo rebeliones de esclavos antes de 1832, pero tendieron a ser acontecimientos aislados y de corta duración. Véase, por ejemplo, Stephen B. Oates, The Fires of Jubilee: Nat Turner’s Fierce Rebellion, New York: Harper & Row, 1975.
[16] Carta de José Smith a Noah C. Saxton, 4 de enero de 1833, en Joseph Smith Letterbook 1, págs. 17–18, josephsmithpapers.org.
[17] Aun cuando los misioneros habían llevado consigo copias hechas a mano de la revelación por varias décadas, no se publicó sino hasta 1851 (véase Scott C. Esplin, “‘Have We Not Had a Prophet among Us?’: Joseph Smith’s Civil War Prophecy”, en Civil War Saints, ed. Kenneth L. Alford, Salt Lake City: Deseret Book, 2012, págs. 41–59).
[18] “Revelation, 1 November 1831–B [D&C 1]”, en Revelation Book 1, pág. 126, josephsmithpapers.org; véanse también “Revelation, 27–28 December 1832 [D&C 88:1–126]”, en Revelation Book 2, pág. 46, josephsmithpapers.org; Doctrina y Convenios 1:20; 88:122.
[19] Véase Jed Woodworth, “La Palabra de Sabiduría: D. y C. 89”, history.lds.org; véase también Doctrina y Convenios 89:20–21.
[20] “Revelation, 27 February 1833 [D&C 89]”, en Revelation Book 2, pág. 51, josephsmithpapers.org; véase también D. y C. 89:21.
[21] Véase Susan Juster, Doomsayers: Anglo-American Prophecy in the Age of Revolution, Philadelphia: University of Pennsylvania Press, 2003.
[22] “Revelation, 25 December 1832 [D&C 87]”, pág. 33; véase también Doctrina y Convenios 87:8.