Mormones y Anti-Mormones 1. Sindrome Fe Zarandeada

Un tema que me resulta muy interesante es la forma que tienen de atacar la iglesia aquellos que son de otra fe, o que han dejado la iglesia, y sobre todo, el cómo reaccionamos ante esos ataques.

Hay muchas formas de enfrentar esos desafíos y, dada la naturaleza compleja del hombre y la mujer, nuestra reacción puede ser muy diferente, por lo que considero, que este articulo que les acompaño les puede ser de gran ayuda.







Cada uno de nosotros somos diferentes y aun, nosotros cambiamos a lo largo de nuestra vida, maduramos, dudamos, progresamos, retrocedemos, nos desanimamos, etc, por lo que conocernos bien, tener un fuerte y real testimonio de Cristo y de de su Evangelio Restaurado, es fundamental para poder mantenernos firmes en Cristo toda nuestra vida, de forma libre e inteligente.

A veces lo hacemos, pero de forma incorrecta o bajo premisas erróneas, y eso solo puede perjudicarnos, por lo que este artículo, muy imparcial por cierto, puede ayudarnos en nuestros desafíos cotidianos, y puede enseñar a los no miembros o ex miembros, a valorar nuestras convicciones y a entender sus propios criterios, lo que llevará a una mejor tolerancia por ambas partes.

Dado que lo considero muy importante, y es bastante largo, lo he dividido en dos entradas para que podamos leerlo con calma y sacar las conclusiones que necesitemos en nuestra vida.

El Señor ya nos avisó que venían tiempos difíciles y creo que este artículo nos puede ayudar a entendernos mejor a nosotros mismos y examinarnos profundamente.


Mateo 24

23 Entonces, si alguno os dijere: Mirad, aquí está el Cristo, o allí, no lo creáis.
 24 Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y harán grandes señales y prodigios, de tal manera que engañarán, si fuere posible, aun a los escogidos.

Mateo 7

24 A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las hace, le compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca.
 25 Y descendió la lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos y azotaron aquella casa; pero no cayó, porque estaba fundada sobre la roca.
 26 Y a cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato que edificó su casa sobre la arena.
 27 Y descendió la lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina.


Aquí les dejo con la primera parte de este hermoso, profundo y maravilloso articulo, espero que lo disfruten.


Este nuevo libro merece la pena leer. El autor da las claves de como los santos respondemos a los críticos y las tácticas y propósitos de estos. Es bastante ameno de leer y hay mucha documentación fácil de acceder para los que nos guste leer las citas.
El artículo lo tenía colgado Luis del Castillo en su blog por lo que lo he ligeramente modificado y pegado aquí. 
Michael Ash es miembro de la Iglesia, nacido en Florida pero actualmente vive en Ogden, Utah. Con su esposa Christine son padres de tres hijas y abuelos de cuatro nietos. Integra el equipo de FAIR (Foundation for Apologetic Information & Research) (Fundación para Investigación e Información Apologética), una organización internacional, voluntaria, sin ánimo de lucro, que produce material defendiendo la fe de los Santos de los Últimos Días y responde preguntas de miembros e investigadores sobre temas conflictivos. También ha escrito para FARMS (Foundation for Ancient Research and Mormon Studies) (Fundación para la Investigación de la Antigüedad y Estudios Mormones, hoy Maxwell Institute), Dialogue, Sunstone Magazine y Deseret News. Además, dirige su propia web: MormonFortress.com. En 2008 publicó Shaken Faith Syndrome. La disertación que presentamos a continuación es la introducción a su libro en la Conferencia de FAIR del año 2008.

“Antes de que existiera Internet ¿Cuántos miembros poseían o leían libros y literatura anti-mormona? Comparativamente ¿cuántos miembros han encontrado literatura anti-mormona en la web? Actualmente, muchos miembros se topan con elementos negativos al buscar online material para una lección o un discurso. A veces llegan a esos sitios por curiosidad. Me recuerda la historia del hombre que pasaba frente a un manicomio. El patio del manicomio presentaba un alto vallado de madera que impedía ver el interior. Mientras caminaba frente a ella, el hombre escuchó voces del otro lado que entonaban: 13, 13, 13, 13… “¿Qué estará ocurriendo?” se preguntó el hombre. Aprovechando un agujero en la madera, se inclinó para ver de cerca lo que ocurría. Sin embargo, en cuanto acercó su rostro para mirar, surgió un dedo desde el otro lado que se le metió en el ojo. El hombre retrocedió asombrado y dolorido mientras las voces comenzaban a canturrear: “14, 14, 14,14…”

EL SÍNDROME DE FE ZARANDEADA


Aunque hay muchos motivos por los que la gente abandona la Iglesia, la fe zarandeada surge típicamente de dos tipos de escenarios:

1 Alguien pierde la fe debido a algún desastre en su vida (como una muerte, divorcio u otra tragedia) 

2 La fe de alguien es zarandeada al exponerse a información que parece cuestionar las afirmaciones de la Iglesia.

Esta segunda categoría es la que analizo en mi libro. Hablemos brevemente sobre su título: Shaken Faith Syndrome (El Síndrome de la Fe Zarandeada)
Algunos críticos han objetado mi uso de “síndrome”. Declaran que la mayoría de los norteamericanos entienden la palabra como equivalente a enfermedad o desajuste. Por tanto, sugieren que yo debo creer que los críticos están mentalmente enfermos, o que hay algo malo en ellos al no aceptar el evangelio restaurado. En medicina, “síndrome se refiere tradicionalmente a una enfermedad o malestar – tales como el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA) o el Síndrome de Down. En psicología y en la lengua común el término puede referirse a la respuesta a circunstancias extremas como el Síndrome de Estocolmo (personas que han sido secuestradas y desarrollan indicios de lealtad hacia sus captores), o a una serie de eventos relacionados como el Síndrome de China (el concepto de que, si una planta nuclear norteamericana se fundiera, teóricamente, sus efectos atravesarían la tierra hasta llegar a China). 
Del mismo modo, el material crítico puede zarandear, y ha zarandeado, la fe de Santos de los Últimos Días activos. Ha asesinado testimonios o los ha dañado hasta un punto cercano a la extinción. De modo que espero que puedan ver porque creo que el término es una descripción apropiada de los eventos o elementos reales que contribuyen a una desconversión (Además el título es pegadizo)


¿QUÉ OCURRE CON LA DUDA?

Tener dudas no es un pecado ni es anormal. Alrededor del 95 % de los norteamericanos cree en Dios, pero aproximadamente la mitad – incluyendo los que se consideran religiosamente devotos – cuestionan seriamente su fe de tanto en tanto. Afortunadamente el marco protector de la Iglesia es lo suficientemente grande como para incluir a aquellos que se enfrentan a dudas esporádicas o crónicas.
“A algunos”, reveló el Señor “se les da a saber que Jesucristo es el Hijo de Dios. A otros les es dado creer en las palabras de aquéllos, para que también tengan vida eterna, si continúan fieles” (D&C 46:13-14). En cierta ocasión José F. Smith dijo que a los Santos de los Últimos Días “se les da la mayor amplitud posible para sus convicciones, y si un hombre rechaza un mensaje que yo pueda darle pero aún conserva la moralidad y creencia en los más importantes principios del evangelio, y desea continuar en la membresía de la Iglesia, se le permite permanecer… Siempre que un hombre crea en Dios y tenga algo de fe en la organización de la Iglesia, nutrimos y ayudamos a esa persona para que continúe como fiel miembro de la Iglesia aunque no crea en todo lo que ha sido revelado”.

¿POR QUÉ LA DUDA PRODUCE QUE ALGUNOS ABANDONEN SUS CONVICCIONES?

Pareciera que aquellos que tienden a ser fundamentalistas, dogmáticos o cerrados en sus perspectivas sobre el evangelio o los primeros acontecimientos en la historia de la Iglesia, tienen mayor probabilidades de apostatar cuando se encuentran con temas desafiantes. Utilizo el término “fundamentalistas” de un modo que puede diferir con el uso que otros le dan. No me refiero a terroristas islámicos, ni a los polígamos actuales. En la cristiandad, designa a los evangélicos conservadores que afirman activamente lo que ellos ven como creencias cristianas fundamentales – tales como la inerrancia de la Biblia – una Biblia que es interpretada literalmente e históricamente correcta a pesar de los reclamos conflictivos presentados por la ciencia y la erudición moderna. Por asociación, el término fundamentalista se usa también para describir a todos aquellos (de diversas creencias religiosas) que tienen una visión muy rígida y no dispuesta al cambio de sus ideologías o sistema de creencias. Esta definición describe más apropiadamente el modo en que la palabra es utilizada en el libro.
De algún modo, todos – no sólo los fundamentalistas – tenemos algunas características de rigidez escondidas en el fondo de nuestro escenario ideológico. Esto puede representar un problema cuando descubrimos que ciertas presunciones que hemos dado por ciertas están basadas sobre terreno arenoso más que sobre la realidad.
¿Qué ocurre cuando encontramos información que entra en conflicto con pensamientos o acciones preexistentes? Uno tiene un sentimiento de molestia. ¿Alguna vez han tenido remordimiento de comprador? ¿Continúan viviendo con ese remordimiento? Típicamente, uno devuelve el producto o decide que no ha sido una mala compra.
En psicología, existe un fenómeno conocido como disonancia cognitiva. Cognición es “pensamiento” y “disonancia” significa falta de armonía. Cuando los pensamientos entran en conflicto, están fuera de armonía. Ocasionalmente podemos tener ideas en conflicto y no darnos cuenta o darnos cuenta pero no preocuparnos por ello.
Cuando reconocemos que poseemos cogniciones que compiten entre sí y cuando estamos molestos por el conflicto, entramos a un estado de disonancia cognitiva. La disonancia cognitiva crea cierto estado de malestar intelectual, emocional y aún físico. Naturalmente, tomamos medidas para aliviar ese malestar. Generalmente, buscamos apartarnos de la causa de la incomodidad. Por ejemplo, la mayoría de nosotros en algún momento hemos excedido los límites de velocidad permitidos. Darnos cuenta de que lo hemos hecho puede crear una disonancia cognitiva. 

¿Cómo reducimos esa incomodidad? Con excusas. Tengo poco tiempo y esta cita es más importante que una ley menor que podría estar violando. Las posibilidades de que me detengan son mínimas. La ruta está muy tranquila. Soy un conductor experimentado, etc., etc.
¿Qué ocurre si están haciendo dieta y su jefe se aparece con una excelente pizza, y a ustedes les encantara la pizza? Podrían decirse interiormente: “Los vegetales son buenos; hago ejercicios tres veces por semana; ya antes fallé en mi dieta; comenzaré de nuevo el lunes”. El nivel de malestar que sintamos estará directamente relacionado con la importancia con que percibamos al asunto en cuestión. En el ejemplo de la pizza puede ser que no sintamos mucha molestia y resolvamos la disonancia cognitiva rápidamente. Pero supongamos que somos adictos al alcohol, las drogas, los cigarrillos o la pornografía. Sabemos que está mal y es posible que sintamos un mayor escozor cuando nos involucramos en la actividad adictiva. ¿Qué ocurriría si descubriesen que sus presunciones sobre la vestimenta de José Smith, su color de cabello o el tono de su voz eran incorrectas? Esos no son asuntos importantes, no de peso. Es dudoso que el descubrir cogniciones competitivas en estos asuntos pueda conducir a una confusión emocional. Sin embargo, sí importaría que descubriésemos información sugiriendo que José fue mentiroso o fraudulento, o que el Libro de Mormón es mera ficción.
Cada persona asigna diferentes niveles de importancia (o “peso”) a sus diversas creencias (o “cogniciones”) y el peso está determinado por una variedad de factores. Lo que experimentamos personalmente generalmente aporta gran peso a nuestras creencias. Si, por ejemplo, tenemos dolor de estómago cada vez que tomamos leche, la creencia de que la leche no es buena para nosotros se fortalecerá con un nuevo peso. Del mismo modo, si nos damos cuenta que vienen bendiciones al pagar los diezmos, nuestra creencia en ese principio correcto se verá fortalecida.
La fuente de las cogniciones que compiten también tiene mucho peso. Si su médico le dice que debe comer palomitas de maíz para la mejora de su tracto intestinal, tendrá más credibilidad que si se lo aconsejara el vendedor del kiosco en el cine. Del mismo modo, los miembros activos de la Iglesia tendrán una tendencia a dar crédito al consejo de líderes de la Iglesia, en temas espirituales, antes que a un psicólogo o conductor de programa televisivo.
Al encontrarnos con disonancias cognitivas en asuntos de peso – tales como las creencias religiosas – podemos llegar a experimentar un estado mental emocionalmente incómodo. Este malestar ha sido denominado “estado de accionamiento negativo” ya que causa una tensión psicológica como el hambre o la sed requiriendo inmediata atención y solución. Reducir la angustia puede necesitar de un cambio en las creencias o en la conducta. Existen por lo menos cuatro modos en los que se logra, y no siempre estamos conscientes de estar aplicándolos. Podemos:

1 rechazar la nueva información – la cognición que compite – como falsa

2 rechazar la nueva información como poco importante

3 rechazar antiguas creencias a favor de la nueva información

4 agregar información (cogniciones adicionales) para revalidar la creencia original.

Ben Maguire brinda el siguiente ejemplo (y lo he utilizado también en mi libro): Supongamos que usted juega con una pelota roja. El hecho de que usted sabe que esa pelota es roja es una cognición. Entonces, aparezco yo y comento qué linda es su pelota verde. Ahora usted se enfrenta a una segunda cognición – que yo creo que la pelota es verde. Estas dos cogniciones son contradictorias – es decir, la pelota no puede ser verde y roja al mismo tiempo. Si ambas cogniciones tienen el mismo peso, se puede crear una disonancia cognitiva. Lo cual significa que, si usted valora mi opinión tanto como la suya para determinar la realidad, experimentará una disonancia cognitiva. Suponiendo que consideramos este asunto como importante, veamos cómo podríamos liberarnos de la incomodidad de la disonancia cognitiva, y comparémoslo a un escenario similar en el que encontramos información crítica hacia la Iglesia:

I. Rechazar la nueva información como “Falsa” (decidir que yo estoy equivocado cuando aseguro que la pelota roja es verde – ya sea porque estoy mintiendo o soy daltónico). Podemos rechazar la información anti-mormona como falsa – creyendo que los críticos inventaron sus reclamos o tomaron la información fuera de contexto. Al descartar la información ofensiva como propaganda anti-mormona podemos resolver cualquier malestar emocional y protegernos contra disgustos futuros. Esta elección puede ser efectiva porque, en realidad, muchas declaraciones anti-mormonas suelen ser inventos o están tomadas fuera de contexto.

II. Rechazar la nueva información como “Poco Importante” (decidir que el color de la pelota es poco significativo comparado con el placer de jugar con ella). Podemos decidir que el descubrimiento que zarandea nuestra fe es irrelevante en relación a creencias religiosas más profundas. Puede ser que sintamos que nuestra aceptación del evangelio está basada en un testimonio espiritual – que tiene mucho mayor peso dentro de nuestras convicciones espirituales que fuentes poco fiables. La mayoría de nosotros no tenemos el tiempo, la energía o los recursos para encontrar respuesta a cada acusación, de modo que a menudo puede parecer natural dejar de lado la información conflictiva como poco importante al poseer ya una convicción de que la Iglesia es verdadera.

Las opciones 1 y 2 generalmente van acompañadas de evitar cualquier literatura crítica hacia los SUD. Ambas opciones son típicamente influenciadas por la emoción – y posiblemente alimentadas por evidencia espiritual – más que por un serio examen del asunto. Aunque nuestras conclusiones puedan ser correctas (en este caso, que la Iglesia es verdadera a pesar de las críticas anti-mormonas), esas primeras dos opciones usualmente refuerzan la creencia original sin una investigación rigurosa y abierta de las cogniciones que compiten.

Los Santos de los Últimos Días no son los únicos que resuelven los temas de este modo. Y tales opciones para resolver las disonancias cognitivas no están limitadas a asuntos religiosos. De acuerdo a un reciente estudio de la Universidad de Emory, por ejemplo, tanto los Demócratas como los Republicanos activos se basan más en las emociones que en la razón al evaluar información que desafía sus puntos de vista políticos. Cuando se midió la actividad cerebral de sujetos participantes en un test a quienes se les pidió evaluar información negativa, los circuitos del razonamiento no se involucraron particularmente. En cambio, los investigadores registraron actividad en los centros emocionales del cerebro – especialmente aquellas áreas que se sabe que participan en la resolución de conflictos. Una vez que los sujetos fueron puestos a prueba “llegaron a conclusiones que se adecuaban a sus creencias subyacentes – esencialmente hallando modos de ignorar la información que no podía ser rechazada racionalmente – los circuitos cerebrales que actúan con emociones negativas, como disgusto y tristeza, se apagaron, mientras que los circuitos involucrados en premiar las conductas se activaron fuertemente…”. Como lo explicó uno de los investigadores, todos, desde políticos a científicos, razonan con juicios basados en emociones cuando existe un interés personal en cómo interpretar los “hechos”.
Aunque tendemos a defender y racionalizar nuestras creencias, muchas personas sí cambian sus puntos de vista. Demócratas se transforman en Republicanos y viceversa. Algunos creyentes llegan a ser ateos y algunos ateos, creyentes. Mormones se convierten en Bautistas y Bautistas en Mormones. Algunos mormones se transforman en críticos y algunos críticos se convierten al evangelio.

Los críticos, sin embargo, creen generalmente que todos los mormones escogen un enfoque emocional, poco racional, o irracional para resolver sus disonancias cognitivas. ¿Por qué? Según los críticos, ningún individuo racional puede estudiar la evidencia y permanecer como creyente a menos que esté drogado o en absoluta negación. Los críticos, por supuesto, optan del mismo modo por un enfoque emocional y poco racional para mantener su falta de creencia cuando se los confronta con evidencia que apoya al mormonismo. Aunque es muy posible que algunos mormones resuelvan sus disonancias de modos poco racionales, otras teorías sugieren que la gente con creencias religiosas tiene a menudo formas racionales para permanecer como creyente, a pesar de las evidencias conflictivas. Todos nosotros, por ejemplo, estamos involucrados en relaciones (esposos, padres, hermanos o hijos) con quienes mantenemos compromisos a pesar de que pueda haber cierta información perturbadora sobre ellos. Tendemos a reconocer que hay beneficios a largo plazo al permanecer en esos compromisos de relación, aunque en el corto plazo tengan un costo, a veces bastante alto. Las personas comprometidas con su religión acreditan beneficios tales como respuestas al significado de la vida, o un vínculo con lo divino. El racional se sacrificará por sus creencias religiosas cuando obtenga algo a cambio. Aún racionalizará su conducta y creencias por un tiempo sin que el premio llegue, pero la mayoría no racionalizará indefinidamente a menos que las creencias produzcan la recompensa que espera – mucha gente encuentra que la religión sí otorga la recompensa esperada.

Algunos miembros pueden escoger vivir con dudas. Puede ser que continúen cuestionando las verdades proclamadas por el mormonismo, pero ponen a un lado los temas inquietantes y favorecen las recompensas que encuentran en las asambleas de los Santos. Sin embargo, aquellos que no logran alejarse de sus dudas – es decir, quienes consciente o inconscientemente no evitan material crítico y sufren de disonancias cognitivas – es muy posible que terminen escogiendo una de las siguientes opciones alternativas: cambio de cogniciones o agregado de cogniciones.

III. Cambio de Cogniciones o Creencias (esto es, decidir que estaba equivocada al creer que la pelota era roja, en realidad es verde). Algunos individuos no tienen la capacidad de descartar descubrimientos generadores de dudas como falsos o poco importantes. La nueva información, que compite con la anterior, puede sonar persuasiva o provenir de una fuente creíble – lo cual agrega peso a las cogniciones en competencia. Aun cuando ambas cogniciones parezcan equilibradas, nos provoca ansiedad. Esta ansiedad puede transformarse en un gran malestar hasta que buscamos restaurar una consonancia cognitiva (“armonía de pensamiento”). Cuando se reduce la tensión, nos sentimos mejor. De hecho, muchos ex-mormones declaran que sufrieron importantes tensiones emocionales antes de dejar el mormonismo pero, eventualmente, sintieron alivio una vez que lo hicieron. Por supuesto, si se está desarrollando una disonancia cognitiva, el mismo alivio sentirán aquellos que llegan a un acuerdo con los temas difíciles y permanecen en la Iglesia. En cualquiera de los dos escenarios, la molestia causada por la disonancia cognitiva queda resuelta.

Una vez que el malestar se ha aplacado y se han decidido a dejar la Iglesia, muchos ex –miembros evitan disonancias cognitivas futuras que podrían provenir de evidencia que favorece las afirmaciones de la Iglesia. Para aliviar esa tensión generalmente explican los argumentos pro SUD de los mismos dos modos poco racionales en los que muchos miembros explican la literatura anti mormona – concluyen que su antiguo testimonio era o bien falso (tal vez el resultado de sentimientos, esperanzas, deseos o confirmación basada en sus propias tendencias), o lo rechazan como poco importante (ningún testimonio espiritual puede competir con la nueva “verdad” percibida a través de la evidencia conflictiva secular o histórica). Al igual que algunos mormones, a menudo evitan literatura que va en contra de sus creencias o, en este caso, su falta de creencia. En otras palabras, evitan aquellas evidencias que fortalecen los argumentos mormones. Generalmente deciden de antemano que todo estudio erudito Santo de los Últimos Días está tergiversado o no es fiable, sin ni siquiera leer ese material. Al descartar toda investigación de estudiosos mormones que desafía su falta de creencia, evitan repetir su experiencia de ansiedad psicológica. Es bastante común, por tanto, encontrar críticos que parecen desconocer a los eruditos SUD y a los estudios de defensa, y sin embargo aseguran que los argumentos anti SUD prueban que el mormonismo es un fraude. 
Un crítico anónimo de Internet, por ejemplo, declara que hay evidencia de que el Libro de Abraham es un fraude, mientras simultáneamente reconoce que no está familiarizado con las más recientes refutaciones eruditas de esas acusaciones anti mormonas. Otro crítico on-line afirma que no tiene intención de leer argumentos de estudiosos SUD ya que sería “una increíble pérdida de tiempo”. Estaba satisfecho, alardeaba, de saber que la verdad no está en el mormonismo, y no tenía necesidad de analizar contra argumentos. Han llegado a la conclusión de que la Iglesia no es verdadera, creen que las explicaciones anti-mormonas proveen evidencia para sus decisiones y no buscan respuestas una vez que sus mentes han decidido (de hecho, examinar respuestas a favor de la Iglesia podría recrear la disonancia cognitiva). 
Irónicamente, los críticos son usualmente los que declaran ser de mente abierta, en contraste con los mormones de mente cerrada. Varios ex mormones, por ejemplo, han dicho que su oposición a la Iglesia es tan fuerte que no desearían regresar a pesar de cualquier nueva información que pudiese surgir. De acuerdo con una encuesta informal confeccionada sobre unos 400 ex miembros, en 2001, más de la mitad declaró que “nada” podría abrir las puertas para retornar al mormonismo. Es notable ver que algunos ex miembros, que afirman haber abandonado sus creencias por razones puramente intelectuales, en realidad se rehúsan a examinar argumentos intelectuales SUD por razones no intelectuales.

IV. Añadir Cogniciones o Información para Validar la Creencia Original (obtener otra opinión sobre el color de la pelota). La información adicional de apoyo puede cambiar el peso de la evidencia a favor de nuestras creencias originales. En el ejemplo de la pelota roja o verde, si usted descubriera que yo soy daltónico, entonces su creencia personal volvería a tener mayor peso haciendo más sencillo escoger entre las cogniciones enfrentadas. Como ejemplo del Libro de Mormón, exploremos el argumento anti-mormón de que las planchas no podrían estar hechas de oro porque habrían sido demasiado pesadas para que José las transportara mientras corría por el bosque huyendo de quienes le habían tendido una trampa. Sin embargo, si añadimos el conocimiento de que se dice de las planchas que tenían la apariencia de oro y de que los antiguos mesoamericanos utilizaban metales con apariencia de oro que pesaban menos que el oro puro, descubriremos que la cognición antimormona no supera a la cognición promormona.

Añadir cogniciones generalmente requiere de un cambio de paradigma. Tendríamos que reconocer, por ejemplo que las planchas de oro (*en inglés el adjetivo “golden” significa tanto “de oro” como “doradas”) no necesitaban estar confeccionadas de oro puro para ser de oro (la mayoría de los anillos matrimoniales son de 14 kt, que es 58% oro y 42% otras aleaciones). Un cambio total de paradigma para Santos de los Últimos Días podría requerir una comprensión más sutil del rol de los profetas, las escrituras y la revelación personal, así como de las limitaciones de la ciencia y los estudios académicos.

Como señalé anteriormente, una estructura mental fundamentalista convierte a los creyentes en blancos más vulnerables para un daño en sus testimonios. Algunos testimonios, francamente, están edificados sobre cimientos de arena, tales como folklore, tradición, la admiración por cierto líder de la Iglesia, el disfrute de las organizaciones sociales, o la membresía basada en presión familiar. 

Cuando no existe verdadera conversión del espíritu, es aún más difícil aceptar aquellas cosas que
deben conocerse sólo por la fe. De todos modos, aquellos miembros que sí poseen testimonios espirituales no son inmunes a la apostasía personal. Tristemente, sabemos por la historia que entre los primeros y más fieles miembros con experiencias espirituales significativas – tales como Sídney Rigdon y los Tres Testigos – muchos apostataron. Aprendemos de la visión de Lehi que algunos de aquellos que probaron el fruto (el amor de Dios) lo dejaron presionados por influencias externas 1 Nefi 8:25,28

Son numerosos – y a menudo complejos – los factores que contribuyen a la creencia o falta de creencia de cada persona. Sin embargo, he notado algunos elementos en común entre aquellos que abandonan la Iglesia por razones supuestamente intelectuales. Muchos exmormones que tuvieron un testimonio de la Iglesia también tenían un punto de vista fundamentalista acerca de las escrituras así como de la naturaleza y rol de los profetas. Estas percepciones son verdaderas piedras de tropiezo enfrentadas a temas intelectuales desafiantes. La mayoría abraza conceptos, creencias y posiciones sin siquiera pensar en cuestionarlos. Desafortunadamente, de modo ocasional, confundimos creencias con enseñanzas periféricas – tales como rumores, tradiciones u opiniones personales – con doctrinas SUD. A veces, no tenemos ni idea de cómo pensar fuera del esquema de interpretación SUD (aun cuando esas interpretaciones puedan basarse en tradiciones más que en revelaciones), o de cómo manejar temas complejos y controvertidos. Si edificamos nuestra casa de paja sobre ideologías no doctrinales, y la estructura colapsa sobre los cimientos arenosos de la mala comprensión, todo nuestro sistema de creencias puede tambalearse también
Podríamos asumir, por ejemplo, que todos los profetas de todas las épocas entendieron todos los principios, doctrinas y prácticas del evangelio del mismo modo. Podríamos – quizás inconscientemente – asumir un enfoque fundamentalista y rígido al categorizar a las personas y a los principios. Tal vez creamos que un profeta es siempre espiritual, sabio, amable y disciplinado; jamás podría errar en asuntos religiosos ni tener creencias falsas. A veces podríamos, sin mala intención, ver las cosas en poco ambiguos blancos y negros. “Los mormones tienen la verdad, otros no”, podemos concluir. O, “pagar los diezmos asegura estabilidad financiera; no pagarlos conducirá a la ruina”. “El Espíritu habla a los mormones pero no a los no-mormones”. “Si vives rectamente todos tus hijos irán a la misión y se sellarán en el templo. Si tus hijos se apartan o tu vida está llena de problemas, o es porque no estás viviendo rectamente”. 

Tal escenario mental fundamentalista en blanco y negro nos puede conducir a serios problemas. O hubo caballos en la antigua América, puede pensar la mente fundamentalista, o el Libro de Mormón es falso. O hubo un diluvio a escala mundial que eliminó prácticamente toda vida, o la Biblia es falsa. 
Para el fundamentalista no existe término medio. Si descubren, por información persuasiva, que no hubo un diluvio universal, o que los caballos actuales estaban ausentes en la antigua América, su ideología completa se desvanece bajo sus pies. Y cuando alguna gente se aparta – aunque sea por presunciones falsas – ni nuevo conocimiento o contra evidencia logra resucitar su testimonio.

Con bastante frecuencia, de manera muy poco crítica aceptamos lo que leemos o escuchamos – aún de fuentes tales como líderes de la Iglesia o publicaciones de la Iglesia. No es que, por lo general, sus palabras no sean verdad, pero debemos utilizar nuestros cerebros tanto como nuestros espíritus cuando estudiamos el evangelio. El Presidente N. Eldon Tanner se quejó sobre:
 “la tendencia de los miembros de la Iglesia a leer las publicaciones oficiales con…una aceptación desprovista de crítica, sin involucrarse en el proceso de pensamiento, juicio y confirmación inspirada que hace posible un genuino diálogo interior con la palabra hablada o escrita”.
Demasiado a menudo, aceptamos rumores sin filtrarlos críticamente, incluyendo rumores que promueven la fe, en vez de los hechos; tradiciones, especulaciones y opiniones, en vez de revelación;  y expectativas poco realistas e ilusorias sobre los profetas y las escrituras en vez de una perspectiva realista y madura. 

Resumiendo, debemos reconocer la necesidad de abrir nuestras mentes y entender potencialmente temas del evangelio de modos en que antes no los hemos visto. “La desilusión”, observa la psicóloga Dra. Wendy Ulrich, “es una cosa buena. No deseo una vida basada en ilusiones, por tanto, desilusionarme es muy valioso para mí”. Las ilusiones y conceptos errados son muñecos de paja – se destruyen fácilmente con la información correcta. A veces, parte de nuestro testimonio – como lo evidencian las declaraciones de muchos exmormones – puede, sin darnos cuenta, estar basado en ilusiones y conceptos falsos.

Cuando la información crítica destruye conclusiones basadas en estos muñecos de paja o falsas presunciones, algunos miembros perderán por completo su testimonio. Los errores más comunes que aparecen como factores que pueden conducir a la apostasía personal son:

A Expectativas poco realistas sobre los Profetas
B Confusión de Tradición con Doctrina
C Imposición de nuestro punto de vista sobre otros
D Expectativas poco realistas sobe la Ciencia y los Académicos.

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4 comentarios:

  1. Creo que es bastante mas comun de lo que ..pensamos este sindrome...y por diversas causas..somo humanos bien imperfectos y a veces nuestra madurez espiritual. Deja tanto que desear?? Aunque en apariencia ya conocemos muy bien. el dichoTODO ESTA BIEN EN SION! Jaja muchas veces las apariencias engañan. ..que dificil. Es no juzgar..no guardar rencor....pero sobre todo no criticar...por eso es tan importante. Afianzar nuestras convicciones..para cuando venga la terrible obscuridad.....pero. A pesar de todo...¡ ya hemos tamado la decision!!....y sobre todo..nadie puede arrojar la primera piedra...porque todos pasamos por el mismo crisol..a fortalecer y perdonar..jaja como siempre. FANTASTICO!!!gracias y ya sabes quien espera tus..mensajes!! Jajaja. Besos

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  2. muchas gracias por tus hermosas palabras, es verdad...

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  3. Para aquellos que sientan que su fe pueda ser zarandeada y sacudida, permitanme decirles que en la pasada conferencia de octubre hubo un mensaje con el que podran asegurarla mucho mas que antes: https://www.lds.org/general.../2015/10/why-the-church... Que Dios les bendiga hoy y siempre.

    El porqué de la Iglesia - D. Todd Christofferson
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    LDS.ORG|DE D. TODD CHRISTOFFERSON
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  4. https://www.lds.org/general-conference/2015/10/why-the-church?lang=spa#watch=video

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