Mormones y el alma inmortal

Quiero dedicar un articulo en exclusiva a una doctrina que he tocado indirectamente en otros artículos anteriores, pero que por su importancia, voy a dedicarle éste en su totalidad.

Todos tenemos un espíritu eterno con nuestro cuerpo físico, somos seres dobles y eternos, con naturaleza y destino divinos, como hijos de Dios, y por lo tanto, debemos librarnos de las falsas doctrinas que rebajan la naturaleza divina y eterna del hombre y reconsiderar cual es la sana doctrina que encontramos en las Escrituras.

En el mundo cristiano esta doctrina se conoce como LA INMORTALIDAD DEL ALMA, pero antes de nada, quiero resaltar que ese termino no es del todo correcto, el alma y el espíritu no es lo mismo, aunque a veces se usen como sinónimos, tal como salvación y vida eterna, que se pueden usar indistintamente, pero no son exactamente lo mismo.

El alma es la unión del cuerpo físico y del espíritu eterno, por eso se dice en Génesis 2: 7 que Adán llegó a ser alma viviente.  También hay otras escrituras que denominan almas a todos los seres vivos, que también poseen un espíritu eterno.  De hecho, en castellano, hay una expresión que lo define perfectamente.... "No se veía un alma...." decimos cuando algún lugar esta vacío, y todos entendemos que hablamos de personas y no de espíritus.

Aclarado esto, voy a demostrar con la Biblia que el espíritu existe, que es eterno y que da vida a nuestro cuerpo mortal, pero antes, quisiera que todos entendiesen lo que los Santos de los Últimos Días creemos al respecto, y por ello les paso el concepto de Espíritu de la Guia de Estudio de las Escrituras, con las referencias de la Biblia y las Revelaciones Modernas, luego usaré solo la Biblia para demostrar lo mismo.



ESPÍRITU

Véase también Alma; Hombre(s); Muerte física; Resurrección.

La parte del ser viviente que existe desde antes del nacimiento del cuerpo mortal, que mora dentro de ese cuerpo durante la vida terrenal y que después de la muerte existe como un ser separado hasta la resurrección. Todos los seres vivientes -el hombre, los animales y la vegetación- fueron creados espiritualmente antes que existiese físicamente sobre la tierra forma alguna de vida (Gén. 2:4–5; Moisés 3:4–7). El cuerpo de espíritu es a semejanza del cuerpo físico (1 Ne. 11:11; Éter 3:15–16; DyC 77:2; DyC 129). Todo espíritu es materia, pero es más refinada y pura que los elementos o la materia terrenales (DyC 131:7).

Toda persona es literalmente hijo o hija de Dios, habiendo nacido como espíritu, de Padres Celestiales, antes de nacer de padres terrenales en la carne (Heb. 12:9). Toda persona que viva o haya vivido sobre la tierra tiene un cuerpo espiritual inmortal, además de su cuerpo de carne y huesos. Según lo definen a veces las Escrituras, el espíritu y el cuerpo unidos constituyen el alma (DyC 88:15; Moisés 3:7, 9, 19; Abr. 5:7). El espíritu puede vivir independiente del cuerpo, pero el cuerpo no puede vivir sin el espíritu (Stg. 2:26). La muerte física es la separación del espíritu y el cuerpo. En la resurrección, el espíritu se reúne con el mismo cuerpo de carne y huesos que habitó siendo un ser mortal, con dos diferencias importantes: nunca volverán a separarse, y el cuerpo físico será inmortal y perfecto (Alma 11:45; DyC 138:16–17).

Visto lo anterior, pasemos a estudiar la Biblia para comprender lo que enseña al respecto.

Primero estudiaremos las malas interpretaciones que intentan demostrar lo contrario, y tras un breve estudio de los argumentos de aquellos que niegan que tengamos un espíritu eterno, quiero destacar dos cosas.

Primero, que se justifican dándole vueltas al griego y al concepto de alma, como diferente al espíritu, cosa que ya he admitido al principio y aclarado, para no enredar conceptos, puesto que lo único que se consigue es confundir con conceptos, mientras evitamos la cuestión de fondo, si tenemos o no una parte espiritual y eterna en nuestro cuerpo físico y mortal.

Segundo, tras revisar sus citas bíblicas para justifica tal interpretación, solo he hallado una que puede, solo puede, llevar a error, pero que, a la vista de todo el Evangelio y a la vista de las Escrituras que mas abajo indico, queda muy claro que no se refiere al tema que nos ocupa, se encuentra en Salmos

Salmos 146

3 No confiéis en los príncipesni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación.

  4 Sale su aliento y vuelve a la tierra;en ese mismo día perecen sus pensamientos.

Vemos como podría inducir a pensar que efectivamente al morir todo desaparece, pero veamos el contexto que se está refiriendo a confiar en el brazo de la carne que es mortal y limitada.

Sobre todo veamos ahora otras citas bíblicas que nos enseñan lo contrario y que son muchas mas y mucho mas claras, que no admiten interpretaciones, salvo traducir incorrectamente o retorcer los textos.

Somos seres eternos, hijos de Dios, criados en espíritu por El y existimos desde antes de la fundación de este mundo, tal como lo explique en  http://mormondefender4biblia.blogspot.com.es/2013/12/la-preexistencia-del-ser-humano.html,       por lo que preexistencia seria el inicio de nuestra exitencia espiritual.

Jeremias 1

4 Vino, pues, la palabra de Jehová a mí, diciendo:

 5 Antes que te formase en el vientre, te conocí; y antes que nacieses, te santifiqué; te di por profeta a las naciones.

Juan 9

1 Al pasar Jesús, vio a un hombre ciego de nacimiento.

 2 Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que haya nacido ciego?

 3 Respondió Jesús: Ni éste pecó ni sus padres, sino que fue para que las obras de Dios se manifestasen en él.

En estos dos versículos se ve claramente que Jeremías fue conocido y llamado por Dios antes de nacer, en su existencia preterrenal espiritual.  Asimismo, el joven ciego, era acusado por los discípulos de haber pecado antes de nacer y por ello haber nacido con esa tara, lo que Cristo no desmiente ni corrige, sino que corrige que no pecó, no que no existiera antes de nacer.

Ahora veamos como un Apóstol utiliza la tan clarísima doctrina para él de la existencia de un espíritu inmortal, para compararla con otra doctrina no menos importante, como lo es la fe y claramente nos dice que ambas verdades son irrefutables.

Santiago 2

26 Porque como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras es muerta.

Quizás la escritura mas clara de todas, curiosamente esta enseñada por el propio Salvador al presentarse a sus discípulos después de su resurrección física, es decir, después de morir, su espíritu salio de su cuerpo y fue enterrado, su espíritu fue al mundo de los espíritus, tal como se indica en la ultima cita y que ya expliqué en     http://mormondefender4biblia.blogspot.com.es/2015/10/mormones-y-el-mundo-de-los-espiritus.html


Lucas 24

36 Y mientras ellos aún hablaban de estas cosas, Jesús se puso en medio de ellos y les dijo: Paz a vosotros.

 37 Entonces ellos, espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu.

 38 Mas él les dijo: ¿Por qué estáis turbados y surgen dudas en vuestros corazones?

 39 Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo. (cursiva añadida)

 Es evidente que el Salvador les expresa que ha resucitado con su cuerpo, y que no es solo un espíritu y aun mas, explica que un espíritu no tiene carne y huesos, sino que es de otra materia mas refinada, por lo que es invisible a nuestros ojos físicos.

Esto no admite interpretación alguna, El mismo testifica lo que es un espíritu, y fijense que no habla de alma, sino de espíritu.

Para reforzar este principio, recordemos la Transfiguración, en la que se aparecen Moisés y Elias al Salvador y a los tres Apóstoles, Pedro, Santiago y Juan, cosa que no hubieran podido hacer sino siguieran vivos como espíritus eternos.

Además, la famosa y clara, parábola del Rico y Lázaro, que nos enseña claramente cómo y adonde vamos después de nuestra muerte física, con la presencia añadida de Abraham, como ser vivo y actuando en esta parábola. Recordemos que las parábolas son ilustraciones que nos enseñan verdades eternas y que éstas no pueden estar basadas mas que en la verdad absoluta.



Lucas 16

22 Y aconteció que murió el mendigo y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico y fue sepultado.

 23 Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno.

 24 Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama.

 25 Y le dijo Abraham: Hijo, acuérdate de que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro, por su parte, males; pero ahora éste es consolado aquí, y tú eres atormentado.

 26 Y además de todo esto, hay un gran abismo entre nosotros y vosotros, de manera que los que quieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá.

 27 Entonces dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre,

 28 porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.

 29 Y Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; ¡que los oigan a ellos!

 30 Él entonces dijo: No, padre Abraham; pero si alguno va a ellos de entre los muertos, se arrepentirán.

 31 Pero Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levante de entre los muertos.

Para finalizar, otra escritura muy conocida, que nos cuenta adonde fue Cristo, y por ende, cada uno de los seres mortales al morir y abandonar este cuerpo y esta tierra, además de mencionarse a un grupo de personas de la época de Noé, que también murieron pero siguen vivos como espíritus y recibieron la ministración de nuestro Señor Jesucristo como espíritus.

1 Pedro 3

18 Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en el espíritu;

 19 en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados,

 20 los que en otro tiempo fueron desobedientes, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca, en la cual pocas personas, a saber, ocho, fueron salvadas por agua.