MORMONES, FINANZAS DE LA IGLESIA

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El Conde Lucanor es una de las primeras obras literarias en castellano, con mas de 700 años de antigüedad, compuesto por una serie de relatos moralizantes que enseñan muchos buenos principios. Uno de ellos lo he copiado al final de este artículo porque enseña que siempre hay y habrá crítica en todo, pues cada uno tenemos nuestra opinión y jamás podremos contentar a todo el mundo con nuestras decisiones.

Este es el caso de la finanzas de la Iglesia, se critica que no se hagan públicas, pero si lo fueran, se criticaría cada partida de gasto o inversión, es decir, que se haga lo que se haga, siempre habrá alguno que no le guste. Yo, personalmente, como contable de profesión, me gustaría conocerlas, pero respeto la decisión de la Iglesia de mantenerlas confidenciales.

Publicas o privadas, las cuentas no son lo más importante, porque se han hecho muchos calculos aproximados y se puede saber bastante bien sobre ellas, pero lo más importante, como ya publiqué en otro artículo, no es cuanto dinero se tenga o como se obtenga, sino la forma de conseguirlo y la forma de utilizarlo, resumiendo, el amor al dinero que se tenga.

Como decía Pablo, el amor al dinero es la raíz de todos los males.

1 Timoteo 6

10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

Por lo tanto, lo importante no es cuanto se tenga, sino como se use, hay ricos que son bellísimas personas y se preocupan por ayudar al prójimo y hay algunos con dinero que son unos avaros y miserables, que solo piensan en sí mismos.

https://mormondefender4biblia.blogspot.com/2015/07/mormones-dinero-y-diezmos.html


Yo tengo un testimonio personal de ello, cuando vivía en Argentina en 1994, estaba en una Rama de gente muy humilde, de hecho, yo solo pagaba tanto diezmo como el resto de todos los miembros de la congregación, para que se hagan una idea del nivel económico de ellos.

Sin embargo les habían edificado una capilla muy bonita y funcional en un hermoso terreno, algo que, con la economía de la zona, jamás podrían pagar por sí mismos y casi ni mantener en el día a día, no obstante, la Iglesia había invertido en sus santos sin esperar recuperar dicha inversión, sabiendo que la comodidad de sus miembros estaba por delante de la rentabilidad.

Más aún, un día hablando con el presidente de la Rama, salimos a la parte trasera del terreno a pasear por el pasto verde y llegando al final del terreno, vi otro terreno contiguo despejado y le dije al Presidente, Hermano, qué hermoso terreno contiguo, qué bendición sería poder comprarlo algún día para ampliar la capilla cuando hayamos crecido lo suficiente...., a lo que él me respondió.... No es necesario, ya es nuestro, la Iglesia lo compró a la vez que el primero, pensando en ampliar el día que seamos muchos.....

¿Se dan cuenta?. La Iglesia pensando en sus miembros, no en el dinero, y pensando, e invirtiendo, a largo plazo y sin ninguna esperanza de recuperación, sino de servir y cuidar a sus miembros, fue un gran testimonio para mí.


Además de ello, la Iglesia cuida de los pobres y necesitados, tanto miembros de la iglesia, como no miembros, implementando un programa de Ayuda Humanitaria elogiado por muchas personas e instituciones, tal como publiqué en otra ocasión.


https://mormondefender4biblia.blogspot.com/2016/04/mormones-servicio-caritativo-manzana-de.html


Por todo ello, y aunque muchos critiquen que no se publiquen las cuentas de la Iglesia, recuerden el relato del Conde Lucanor y sobre todo, recuerden cómo se usa el dinero.

En el siguiente artículo, no obstante, se explican muchas formas en que la Iglesia administra sus finanzas, que pueden enseñarnos muchas cosas al respecto.

Espero lo disfruten. 



La Iglesia comparte las  preguntas frecuentes sobre sus finanzas


por  | 22 de mayo de 2018

Vida Mormona






El martes, la Iglesia dio a conocer las respuestas a las preguntas más frecuentes sobre sus finanzas, que incluyen cómo se usan los fondos del diezmo y las medidas que existen para garantizar el uso correcto del diezmo. Para ayudar más a los miembros con sus preguntas sobre las finanzas de la Iglesia, el Obispo Presidente Gérald Caussé publicó  un artículo complementario  a sus comentarios en el Simposio de Historia de la Iglesia de 2018, "Financiando la fe: la intersección de los negocios y la religión".
Siga leyendo para encontrar las respuestas a cinco preguntas frecuentes sobre las finanzas de la Iglesia. 
P: ¿Cómo usa la Iglesia los diezmos y otros fondos? ¿Por qué la Iglesia necesita recursos financieros?

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue establecida para predicar el evangelio de Jesucristo e invitar a todos a seguirlo. Este es un trabajo amplio y mundial que requiere recursos considerables. La Iglesia apoya a más de 30,000 congregaciones y mantiene miles de capillas y centros de reuniones; opera centros de empleo, almacenes, centros de historia familiar, seminarios e institutos, escuelas, universidades y otras iniciativas de educación superior, y 159 templos en todo el mundo (con otros 30 anunciados o en construcción). La Iglesia supervisa aproximadamente a 70,000 misioneros en cientos de misiones proselitistas, de servicio y humanitarias. Este trabajo continúa creciendo, a menudo en áreas con importantes necesidades temporales. Para lograr este trabajo, la Iglesia sigue los principios financieros que enseña: vivir dentro de un presupuesto,



P: ¿Es la Iglesia una iglesia rica?

Algunas personas describen ocasionalmente a la Iglesia como una organización próspera. Sin embargo, la fortaleza de la Iglesia no puede medirse por sus propiedades financieras o activos inmobiliarios. Como dijo el presidente Gordon B. Hinckley: "Cuando todo está dicho y hecho, la única riqueza real de la Iglesia está en la fe de su pueblo" ("El Estado de la Iglesia", 54). La relativa prosperidad actual de la Iglesia solo refleja la fe de sus miembros al observar la ley del diezmo y otros principios rectores tales como la vida providente y la autosuficiencia. Se basa en la promesa del Señor de que "en la medida en que guarde mis mandamientos, prosperará en la tierra". Esta promesa aparece en 18 versículos del Libro de Mormón, y los Santos de los Últimos Días creen que continúa aplicándose hoy.
Además, algunas personas pueden intentar asignar un valor monetario a la Iglesia de la misma manera que evaluarían los activos de una corporación comercial. Tales comparaciones simplemente no se sostienen. Por ejemplo, las sucursales o puntos de venta de una corporación deben justificarse financieramente como una fuente de ganancias. Pero cada vez que la Iglesia construye un lugar de culto, el edificio se convierte en un consumidor de bienes y una obligación financiera que debe cumplirse a través de donaciones de miembros en todo el mundo. El mantenimiento y el mantenimiento continuos, los servicios públicos y el uso del edificio solo pueden lograrse mientras los miembros fieles sigan apoyando a la Iglesia.

P: ¿La Iglesia paga impuestos?

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días paga todos los impuestos que exige la ley. Los Santos de los Últimos Días creen en "obedecer, honrar y sostener la ley" (Artículos de Fe 1:12). En todo el mundo, la Iglesia y sus entidades afiliadas pagan impuestos aplicables y otros gravámenes gubernamentales. En los Estados Unidos, donde las iglesias y otras organizaciones sin fines de lucro generalmente están exentas del impuesto a la renta federal y estatal, la Iglesia paga impuestos sobre cualquier ingreso que derive de actividades generadoras de ingresos que se llevan a cabo regularmente y no están sustancialmente relacionadas con su exención de impuestos. propósitos. Las entidades afiliadas a la iglesia que están organizadas como corporaciones con fines de lucro pagan regularmente impuestos a la renta corporativos federales y estatales sobre sus ingresos netos. La Iglesia y sus entidades afiliadas también pagan impuestos sobre la propiedad que no se usa para religiosos, propósitos educacionales o caritativos, incluyendo impuestos sobre terrenos no desarrollados y propiedades mantenidas con fines de inversión o comerciales. Las tarifas gubernamentales, los gravámenes y las cuotas se pagan en relación con el desarrollo de las propiedades de la Iglesia. La Iglesia también paga impuestos federales y estatales a los empleadores, retiene y remite los impuestos a la nómina de los empleados. Donde corresponda, la Iglesia y sus entidades afiliadas pagan impuestos de ventas y uso estatales y locales.



P: ¿Qué controles existen para evitar el mal uso de los fondos?

El liderazgo de la iglesia es muy consciente de la naturaleza sagrada de los recursos de la Iglesia y se preocupa por garantizar que los diezmos y otros fondos se usen con prudencia y estén protegidos contra el uso indebido. Cualquier persona que encuentre mal uso de los diezmos sagrados u otras donaciones está sujeta a la disciplina de la Iglesia.
El gasto de los fondos de la Iglesia es aprobado por la Primera Presidencia, el Quórum de los Doce Apóstoles y el Obispado Presidente. Estos líderes senior asesoran juntos y toman decisiones para asignar fondos. Además, los profesionales certificados realizan auditorías periódicas para garantizar el estricto cumplimiento de los principios de contabilidad estándar y las políticas de la Iglesia. Los auditores también son llamados localmente para realizar auditorías periódicas en barrios y sucursales siguiendo las pautas y procesos detallados proporcionados por la Iglesia.

P: ¿Tiene la iglesia reservas de inversión? ¿Qué tipo de inversiones posee la Iglesia? 

La Iglesia mantiene reservas diversificadas, que incluyen acciones y bonos comunes, intereses en negocios sujetos a impuestos, bienes raíces comerciales y residenciales y propiedades agrícolas, para proporcionar apoyo financiero para las operaciones actuales y futuras de la Iglesia. Estos fondos se invierten únicamente para apoyar la misión de la Iglesia de predicar el Evangelio a todas las naciones y prepararse para la segunda venida del Señor. Algunas inversiones de la Iglesia, como los intereses agrícolas, preservan y mejoran los recursos de la Iglesia, pero también pueden desplegarse para satisfacer necesidades agudas.
Haga clic aquí para leer todas las respuestas sobre las finanzas publicadas por la Iglesia.
Imagen de plomo de la Sala de prensa mormona
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Cuento II – El conde Lucanor

[Cuento - Texto completo.]
Juan Manuel


Lo que sucedió a un hombre bueno con su hijo
Otra vez, hablando el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo que estaba muy preocupado por algo que quería hacer, pues, si acaso lo hiciera, muchas personas encontrarían motivo para criticárselo; pero, si dejara de hacerlo, creía él mismo que también se lo podrían censurar con razón. Contó a Patronio de qué se trataba y le rogó que le aconsejase en este asunto.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, ciertamente sé que encontraréis a muchos que podrían aconsejaros mejor que yo y, como Dios os hizo de buen entendimiento, mi consejo no os hará mucha falta; pero, como me lo habéis pedido, os diré lo que pienso de este asunto. Señor Conde Lucanor -continuó Patronio-, me gustaría mucho que pensarais en la historia de lo que ocurrió a un hombre bueno con su hijo.
El conde le pidió que le contase lo que les había pasado, y así dijo Patronio:
-Señor, sucedió que un buen hombre tenía un hijo que, aunque de pocos años, era de muy fino entendimiento. Cada vez que el padre quería hacer alguna cosa, el hijo le señalaba todos sus inconvenientes y, como hay pocas cosas que no los tengan, de esta manera le impedía llevar acabo algunos proyectos que eran buenos para su hacienda. Vos, señor conde, habéis de saber que, cuanto más agudo entendimiento tienen los jóvenes, más inclinados están a confundirse en sus negocios, pues saben cómo comenzarlos, pero no saben cómo los han de terminar, y así se equivocan con gran daño para ellos, si no hay quien los guíe. Pues bien, aquel mozo, por la sutileza de entendimiento y, al mismo tiempo, por su poca experiencia, abrumaba a su padre en muchas cosas de las que hacía. Y cuando el padre hubo soportado largo tiempo este género de vida con su hijo, que le molestaba constantemente con sus observaciones, acordó actuar como os contaré para evitar más perjuicios a su hacienda, por las cosas que no podía hacer y, sobre todo, para aconsejar y mostrar a su hijo cómo debía obrar en futuras empresas.
»Este buen hombre y su hijo eran labradores y vivían cerca de una villa. Un día de mercado dijo el padre que irían los dos allí para comprar algunas cosas que necesitaban, y acordaron llevar una bestia para traer la carga. Y camino del mercado, yendo los dos a pie y la bestia sin carga alguna, se encontraron con unos hombres que ya volvían. Cuando, después de los saludos habituales, se separaron unos de otros, los que volvían empezaron a decir entre ellos que no les parecían muy juiciosos ni el padre ni el hijo, pues los dos caminaban a pie mientras la bestia iba sin peso alguno. El buen hombre, al oírlo, preguntó a su hijo qué le parecía lo que habían dicho aquellos hombres, contestándole el hijo que era verdad, porque, al ir el animal sin carga, no era muy sensato que ellos dos fueran a pie. Entonces el padre mandó a su hijo que subiese en la cabalgadura.
»Así continuaron su camino hasta que se encontraron con otros hombres, los cuales, cuando se hubieron alejado un poco, empezaron a comentar la equivocación del padre, que, siendo anciano y viejo, iba a pie, mientras el mozo, que podría caminar sin fatigarse, iba a lomos del animal. De nuevo preguntó el buen hombre a su hijo qué pensaba sobre lo que habían dicho, y este le contestó que parecían tener razón. Entonces el padre mandó a su hijo bajar de la bestia y se acomodó él sobre el animal.
»Al poco rato se encontraron con otros que criticaron la dureza del padre, pues él, que estaba acostumbrado a los más duros trabajos, iba cabalgando, mientras que el joven, que aún no estaba acostumbrado a las fatigas, iba a pie. Entonces preguntó aquel buen hombre a su hijo qué le parecía lo que decían estos otros, replicándole el hijo que, en su opinión, decían la verdad. Inmediatamente el padre mandó a su hijo subir con él en la cabalgadura para que ninguno caminase a pie.
»Y yendo así los dos, se encontraron con otros hombres, que comenzaron a decir que la bestia que montaban era tan flaca y tan débil que apenas podía soportar su peso, y que estaba muy mal que los dos fueran montados en ella. El buen hombre preguntó otra vez a su hijo qué le parecía lo que habían dicho aquellos, contestándole el joven que, a su juicio, decían la verdad. Entonces el padre se dirigió al hijo con estas palabras:
»-Hijo mío, como recordarás, cuando salimos de nuestra casa, íbamos los dos a pie y la bestia sin carga, y tú decías que te parecía bien hacer así el camino. Pero después nos encontramos con unos hombres que nos dijeron que aquello no tenía sentido, y te mandé subir al animal, mientras que yo iba a pie. Y tú dijiste que eso sí estaba bien. Después encontramos otro grupo de personas, que dijeron que esto último no estaba bien, y por ello te mandé bajar y yo subí, y tú también pensaste que esto era lo mejor. Como nos encontramos con otros que dijeron que aquello estaba mal, yo te mandé subir conmigo en la bestia, y a ti te pareció que era mejor ir los dos montados. Pero ahora estos últimos dicen que no está bien que los dos vayamos montados en esta única bestia, y a ti también te parece verdad lo que dicen. Y como todo ha sucedido así, quiero que me digas cómo podemos hacerlo para no ser criticados de las gentes: pues íbamos los dos a pie, y nos criticaron; luego también nos criticaron, cuando tú ibas a caballo y yo a pie; volvieron a censurarnos por ir yo a caballo y tú a pie, y ahora que vamos los dos montados también nos lo critican. He hecho todo esto para enseñarte cómo llevar en adelante tus asuntos, pues alguna de aquellas monturas teníamos que hacer y, habiendo hecho todas, siempre nos han criticado. Por eso debes estar seguro de que nunca harás algo que todos aprueben, pues si haces alguna cosa buena, los malos y quienes no saquen provecho de ella te criticarán; por el contrario, si es mala, los buenos, que aman el bien, no podrán aprobar ni dar por buena esa mala acción. Por eso, si quieres hacer lo mejor y más conveniente, haz lo que creas que más te beneficia y no dejes de hacerlo por temor al qué dirán, a menos que sea algo malo, pues es cierto que la mayoría de las veces la gente habla de las cosas a su antojo, sin pararse a pensar en lo más conveniente.
»Y a vos, Conde Lucanor, pues me pedís consejo para eso que deseáis hacer, temiendo que os critiquen por ello y que igualmente os critiquen si no lo hacéis, yo os recomiendo que, antes de comenzarlo, miréis el daño o provecho que os puede causar, que no os confiéis sólo a vuestro juicio y que no os dejéis engañar por la fuerza de vuestro deseo, sino que os dejéis aconsejar por quienes sean inteligentes, leales y capaces de guardar un secreto. Pero, si no encontráis tal consejero, no debéis precipitaros nunca en lo que hayáis de hacer y dejad que pasen al menos un día y una noche, si son cosas que pueden posponerse. Si seguís estas recomendaciones en todos vuestros asuntos y después los encontráis útiles y provechosos para vos, os aconsejo que nunca dejéis de hacerlos por miedo a las críticas de la gente.
El consejo de Patronio le pareció bueno al conde, que obró según él y le fue muy provechoso.
Y, cuando don Juan escuchó esta historia, la mandó poner en este libro e hizo estos versos que dicen así y que encierran toda la moraleja:
Por críticas de gentes, mientras que no hagáis mal,
buscad vuestro provecho y no os dejéis llevar.

FIN


3 comentarios:

  1. Me gusta y me ciento muy bendecida soy una mormón a con defectos y virtudes así me ama mi padre tengo una familia q también sien al Salvador bueno no todos como yo quiciera pero todo será en su tiempo de mi padre os amo a todas las personas un abrazo

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