Mormones y la Resurrección



La muerte es uno de los pasos mas oscuros y terribles del ser humano, esa puerta a lo desconocido y que parece poner fin a toda existencia.

Sin embargo, los santos de los últimos días tenemos la esperanza, mediante la Expiación de Cristo, de que volveremos a vivir, puesto que, siendo seres eternos y habitando en cuerpos mortales, esto no es mas que un paso en nuestro camino por la eternidad.

Así se lo expresó el Señor al profeta Ezequiel en su famosa visión del valle de los huesos secos, y en la pregunta que le hizo al profeta.


Ezequiel 37


Y la mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el espíritu de Jehová y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.
 Y me hizo pasar alrededor de ellos, y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del valle, y he aquí, estaban secos en gran manera.
 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: oh Señor, Jehová, tú lo sabes.
La respuesta la hallamos en la propia Biblia y en las revelaciones modernas.

Como ya he dicho en múltiples ocasiones, somos seres eternos, nuestro espíritu fue engendrado antes de la creación de este mundo como hijos e hijas de Dios, ese espíritu es eterno y forma parte de nuestra alma, que es la unión de dicho espíritu con nuestro cuerpo mortal, tal como lo demostré con la Biblia en un artículo.

http://mormondefender4biblia.blogspot.com.es/2015/11/mormones-y-el-alma-inmortal.html


Sabiendo esto, que somos hijos espirituales de Dios, venimos a la Tierra y recibimos un cuerpo físico de nuestros padres terrenales, que junto a nuestro espíritu, forman el alma viviente, que tiene como propósito recibir aumento de gloria, pero ese momento no ha llegado, de momento somos seres mortales con un espíritu inmortal y estamos sujetos a las enfermedades, el dolor y la muerte, pero tenemos la gloriosa esperanza de que todos vamos a resucitar y recuperar nuestro cuerpo, que ya será entonces inmortal y eterno.

Por eso, la respuesta del Señor al profeta Ezequiel fue clara y rotunda.


Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd la palabra de Jehová.
 Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.
 Y pondré tendones en vosotros, y haré subir carne sobre vosotros, y os cubriré de piel y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.

Teniendo todo esto en cuenta, hay que matizar algunos detalles de nuestras creencias.

Primero, que la resurrección es universal y completa para toda la raza humana sin ninguna condición, gracias a la resurrección de Cristo, todos vamos a resucitar.

Segundo, nuestro cuerpo se recuperará completamente, volveremos a ser como éramos, pero sera regenerado de forma perfecta e inmortal y recibirá la gloria que corresponda a su rectitud personal.

Tercero, no creemos en el infierno, por lo menos de la manera común que lo cree la cristiandad, así es que creemos que todos recibirán su cuerpo resucitado y heredaran un grado de gloria eterno, tal como lo expresó el apóstol Pablo en 1 Corintios 15: 40-41.

Cuarto, recibiremos nuestro propio cuerpo, no otro diferente ni una reencarnación, ni nada parecido, sino el mismo nuestro, pero glorificado y perfecto, y esto lo sabemos por las escrituras y Pablo lo expresó con claridad al compararlo con un Templo, por lo que otra interpretación, no sería ajustada a las Escrituras, tal como se lee en 1 Corintios 3: 16-17.


Ahora, resumiendo, la clave de la resurrección es que, la recibimos por medio de Jesucristo, que todos la recibirán y que será una restauración completa de nuestro propio cuerpo, tal como lo expresa Alma y Pablo en su epístola a los Corintios

Alma 11


42 Ahora bien, hay una muerte que se llama la muerte temporal; y la muerte de Cristo desatará las ligaduras de esta muerte temporal, de modo que todos se levantarán de esta muerte.
 43 El espíritu y el cuerpo serán reunidos otra vez en su perfecta forma; los miembros así como las coyunturas serán restaurados a su propia forma, tal como nos hallamos ahora; y seremos llevados ante Dios, conociendo tal como ahora conocemos, y tendremos un vivo recuerdo de toda nuestra culpa.
 44 Pues bien, esta restauración vendrá sobre todos, tanto viejos como jóvenes, esclavos así como libres, varones así como mujeres, malvados así como justos; y no se perderá ni un solo pelo de su cabeza, sino que todo será restablecido a su perfecta forma, o en el cuerpo, cual se encuentra ahora, y serán llevados a comparecer ante el tribunal de Cristo el Hijo, y Dios el Padre, y el Santo Espíritu, que son un Eterno Dios, para ser juzgados según sus obras, sean buenas o malas.
 45 Ahora bien, he aquí, te he hablado concerniente a la muerte del cuerpo mortal y también acerca de la resurrección del cuerpo mortal. Te digo que este cuerpo mortal se levanta como cuerpo inmortal, es decir, de la muerte, sí, de la primera muerte a vida, de modo que no pueden morir ya más; sus espíritus se unirán a sus cuerpos para no ser separados nunca más; por lo que esta unión se torna espiritual e inmortal, para no volver a ver corrupción.

y aquí las palabras de Pablo, 


1 Corintios 15


 20 Pero ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos; y llegó a ser primicias de los que durmieron.
 21 Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
 22 Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.

Pero, ¿cómo se hace posible esto?

Son dos, las circunstancias que hacen posible, para mi, la resurrección, mediante la Expiación de Cristo.

Primero, por su naturaleza humana y divina, al ser hijo de Dios, tenia poder sobre la vida y la muerte, y al ser hijo también de María, estaba sujeto a la mortalidad, por lo que podía morir o vivir eternamente, ya que poseía esa doble naturaleza, de ahí que pusiera su vida voluntariamente por todos nosotros, tal como lo expresó en el Evangelio de San Juan.

Juan 10


17 Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar.
 18 Nadie me la quita, sino que yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

De ahí que El tuviera el poder propio de la divinidad para vencer la muerte y ofrecer el don de la resurrección a toda la humanidad.

Y segundo, que El fue el primero en vencer la muerte y resucitar, mostrandonos el camino a seguir a todos los seres humanos.

Asi lo expresó a las hermanas de Lázaro.


Juan 11

25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muertovivirá.


De todo ello podemos obtener una esperanza perfecta de que esta vida, aunque breve y sujeta al dolor y la muerte, solo es la antesala de un futuro glorioso, continuación de nuestra existencia eterna y divina, donde todo recuerdo de los pesares terrenales solo serán un vago recuerdo cuando vivamos en gloria con nuestro Señor Jesucristo.

1 Corintios 15


53 Porque es menester que esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
 54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
 56 El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
 57 Mas sean dadas gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
 58 Así que, amados hermanos míos, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.





Para una mayor comprensión, aquí la explicación de la página oficial de la Iglesia.


Resurrección

Debido a la Caída de Adán y Eva, estamos sujetos a la muerte física, que ocurre cuando el espíritu se separa del cuerpo. Por medio de la Expiación de Jesucristo, todas las personas resucitarán, o sea, se salvarán de la muerte física (véase 1 Corintios 15:22). La resurrección es la reunión del espíritu con el cuerpo en un estado inmortal, no estando ya sujeto a la enfermedad ni a la muerte.

Información adicional


El Salvador fue la primera persona de esta tierra en resucitar. El Nuevo Testamento contiene varios relatos que testifican que Él se levantó de la tumba (véase Mateo 28:1–8; Marcos 16:1–14; Lucas 24:1–48; Juan 20:1–29; 1 Corintios 15:1–8; 2 Pedro 1:16–17).
Cuando el Señor resucitado apareció a Sus Apóstoles, les ayudó a entender que Él tenía un cuerpo de carne y huesos, diciendo: “Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo” (Lucas 24:39). También apareció a los nefitas después de Su resurrección (véase 3 Nefi 11:10–17).
Al momento de la Resurrección, seremos “juzgados según [nuestras] obras. . . . seremos llevados ante Dios, conociendo tal como ahora conocemos, y tendremos un vivo recuerdo de toda nuestra culpa” (Alma 11:41, 43). La gloria eterna que recibamos dependerá de nuestra fidelidad. Aunque todos resucitarán, sólo los que hayan venido a Cristo y hayan participado de la plenitud de Su evangelio heredarán la exaltación en el reino celestial.
La comprensión y el testimonio de la Resurrección pueden darnos esperanza y una visión correcta al experimentar los desafíos, las pruebas y los triunfos de la vida. Podemos tener el consuelo de saber con certeza que el Salvador vive y que mediante Su expiación, Él “quebranta las ligaduras de la muerte, para arrebatarle la victoria a la tumba, y que el aguijón de la muerte sea consumido en la esperanza de gloria” (Alma 22:14).




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