MORMONES, LIBRO DE ABRAHAM, Parte 2. Su traducción




Continuando con el artículo anterior, aquí les paso el resumen y traducción realizada por nuestro buen hermano José Luis, al que agradezco su amabilidad al compartir con nosotros todo su trabajo y esfuerzo en traducir y resumir unos libros tan interesantes.

Mi propósito final, es dar una versión seria y documentada del proceso de obtención y traducción del Libro de Abraham, que, frente a las distorsiones y falacias que figuran ampliamente por las redes sociales, se erige como una luz para los miembros sud fieles, que a veces, pueden tener dudas en su fe cuando se presentan hechos y realidades, que tras un análisis serio,  no lo son tanto.

También, para los curiosos o interesados en el mormonismo, que puedan comparar y evaluar, las distintas versiones y escoger y diferenciar mas claramente, la verdad del error.

Yo, por mi parte, prefiero las verdades de los autores originales a los chismorreos malintencionados de algunos otros, sobre todo, porque como dije anteriormente, lo mas importante es el mensaje y no el mensajero, y he leido el Libro de Abraham, y testifico de manera solemne, que tengo un testimonio personal por el Espiritu Santo, que es la Palabra de Dios.




Segunda parte del articulo histórico que relata el tema de José y el Libro de Abraham, según Richard Bushman en Joseph Smith, Rough Stone.

Traduciendo

Los textos de Abraham dieron a José otra oportunidad para dejar a sus seguidores el tratar de traducir. Mientras  trabajaba en el Libro de Mormón en 1829, José invito a Oliver Cowdery a traducir: Este trató y falló. Ahora con el papiro Egipto ante él, José de nuevo dejó que los hombres con los más grandes intereses en estas cosas – Cowdery, William W. Phelps, Warren Parrish y Frederick G. Williams – intentaran traducir.

A Parrish se le había dicho que “vera mucho de mis antiguos registros y el conocerá de cosas ocultas, y será investido con conocimiento de lenguajes perdidos”.

A través del otoño de 1835, el grupito realizó varios intentos. “Después del medio día trabajamos en el alfabeto egipcio, en compañía de los hermanos O. Cowdery y W. W. Phelps” escribió José en su diario. Al parecer ellos copiaron líneas de egipcio desde los papiros y elaboraron historias para ir con el texto. O ellos escribían un carácter egipcio e intentaban varias interpretaciones.

José aparentemente había traducido los primeros dos capítulos de Abraham –hasta el capítulo 2, versículo 18 de la presente edición – y los aprendices de traductor hacían juego de los símbolos con algunas de las frases en inglés. Su método general puede ser deducido de una revelación dada a Oliver Cowdery;  después de que el fallo al tratar de traducir desde las planchas de oro: “debes estudiarlo en tu mente; entonces has de preguntarme si está bien; y si así fuere, haré que tu pecho arda dentro de ti; por tanto, sentirás que está bien”.

Uno puede imaginar que estos hombres miraban los caracteres anotando las ideas que se les ocurrían con la esperanza de recibir una ardiente confirmación. Ellos trataron una aproximación después de otra.

José probablemente daba algunas ideas de él. Eventualmente, ellos juntaron todo su trabajo en una colección la cual llamaron “Gramática y Alfabeto del Lenguaje Egipcio”, escrito por las manos de Phelps y Parrish.

De todos los hombres que trabajaban con el papiro, solo José produjo un texto coherente.

¿ Qué ocurría cuando él estaba traduciendo? Por muchos años, los mormones asumieron que él se sentaba con los rollos mirando a cada palabra egipcia y por inspiración entendía su significado en inglés. Él debía haber estado leyendo literalmente desde un texto, por lo tanto los mormones pensaron, se realizaba de la misma manera que un traductor convencional lo hubiese hecho, con la diferencia que las palabras llegaban por revelación en vez de que por medio de su conocimiento.

 En 1967, esta idea respecto a cómo se realizó la traducción sufrió un golpe cuando once restos de los papiros de Abraham, largamente perdidos y que se creía se habían quemado en un incendio, fueron descubiertos en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York y regalados a los líderes de la Iglesia en Salt Lake City. Copias a color fueron rápidamente hechas y los académicos comenzaron a trabajar.

Se asumió que estos textos eran los papiros de Abraham debido a que José había publicado facsímiles de los papiros junto con su traducción, y los mismos dibujos aparecían en los fragmentos del museo.

Por otra parte, algunos de los caracteres de la “Gramática Egipcia” aparecían en los fragmentos. La traducción de estos textos por egiptólogos expertos podría finalmente aprobar o desaprobar las pretensiones de José de tener milagrosos poderes de traducción. ¿ Podría alguna de las traducciones modernas corresponderse con el texto del Libro de Abraham?.

Algunos mormones se sintieron apabullados cuando la traducción de los fragmentos resultaron ser textos funerarios convencionales colocados junto a los cuerpos momificados, en este caso textos de Horus, para asegurar la continuidad de la vida como un dios inmortal. De acuerdo a los egiptólogos, nada en los fragmentos se asemejaba al relato de José respecto a Abraham.

Algunos eruditos mormones, en particular Hugh Nibley, dudaron de que los textos reales de Abraham y José hubiesen sido los encontrados.

Los restos del Museo Metropolitano no concordaban con la descripción que José dio de largos y hermosos rollos. En el mejor de los casos los remanentes eran solo una fracción de los originales, sin ningún indicio de que fue lo que ocurrió con los fragmentos perdidos.

De todas formas, el descubrimiento produjo una revalorización del Libro de Abraham. Que fue lo que ocurrió cuando José “traducía” el papiro y dictaba el texto a un escriba?. Obviamente, él no estaba interpretando los jeroglíficos como un erudito común. Así como José lo veía, él estaba trabajando por inspiración, lo que había estado claro desde el principio.

Cuando el “traducía” el Libro de Mormón, el no leía desde las planchas de oro, el miraba dentro de los cristales del Urim y Tumin o mientras contemplaba su piedra del vidente. Las palabras venían por inspiración, no por leer los caracteres contenidos en las planchas. Por analogía, parece ser que el papiro una ocasión o motivo para recibir revelación antes que una interpretación literal palabra por palabra a partir de los jeroglíficos como en una traducción ordinaria.

José tradujo El Libro de Abraham de la misma manera que con los caracteres en las planchas de oro, por medio de conocer el significado sin realmente conocer el lenguaje. Warren Parish, su secretario, dijo “Me he puesto a su lado y escrito la traducción de los Jeroglíficos Egipcios de la manera que afirmaba recibirlos por directa inspiración celestial”.

Cuando Chandler llegó con los rollos, José vio los papiros y la inspiración le llegó. Siendo nadie para negar los susurros de Dios, el Profeta dijo lo que el sentía: que los papiros eran los escritos de Abraham y José de Egipto. Todo el tema fue milagroso y reducir la traducción de José a una especie de proceso cuasi natural, como algunos concluyeron, es una locura.

Es un hecho peculiar el que los resultados de su traducción no resultaron enteramente fuera de línea con la enorme cantidad de literatura apócrifa sobre Abraham. En su Libro de Abraham recoge temas que se encuentran en textos tales como “El Libro de Jaser” o en las “Antigüedades de los Judíos” de Flavio Josefo.

En estas historias extra bíblicas, el padre de Abraham adoraba ídolos, gente trataba de asesinar a Abraham debido a su resistencia a esto y Abraham aprendía de Astronomía, todas ellas características que se encontraban en la narrativa de Jose Smith.

Por ejemplo, Josefo dice que Abraham entrego “la ciencia de la astronomía” a los Egipcios, así como también aparece en el Abraham de José. Los paralelos no son exactos; el Libro de Abraham no fue una copia de ningún texto apócrifo. En el Libro de Jaser, Abraham destruye los ídolos del Rey Nimrod con un hacha y es arrojado a un horno de fuego;

En Abraham de José Smith no ejerce violencia contra los ídolos y es amarrado a una cama. Las similitudes están lejos de ser completas, pero el tema de resistirse a la idolatría del rey y el intento de asesinato de Abraham seguido por la salvación por Dios son los mismos. Los paralelos se extienden a números pequeños detalles.

Es posible que José hubiese escuchado historias apócrifas de Abraham, aun cuando el Libro de Jaser no fue publicado en Ingles hasta 1829 y no llego a los Estados Unidos hasta 1840. Un diccionario bíblico publicado por la unión de escuela dominical de los estados unidos hizo un resumen de muchos de los elementos apócrifos.

Fuese que Jose conociera o no de relatos alternativos de Abraham, el creó una narrativa original que reflejó historias apócrifas sin imitarlas. Haya sido por revelación, como sus seguidores creían, o por alguna instintiva afinidad por las antigüedades, José realizo su última y poco probable contribución a la larga tradición de narraciones extra bíblicas acerca del gran patriarca.

A pesar de sus dones de “traducción”, José quería aprender lenguas de la manera normal y traducir de forma racional así como lo hacía milagrosamente. Cuando el retomó la traducción de Abraham en 1842, propuso nuevamente una gramática Egipcia.

Aparentemente tenía la esperanza de transformar su traducción inspirada del texto en un verdadero dominio del lenguaje egipcio. En el otoño de 1835, cuando el comenzó a trabajar en el texto de Abraham, él también estaba planeando en estudiar lenguajes de manera convencional. El doctor Daniel L. M. Peixotto, un profesor de medicina de la Universidad de Willoughby ubicada a seis kilómetros de Kirtland, fue contratado para enseñar hebreo en la Escuela de los Profetas.

Cuando Peixotto no pudo venir, los hermanos contrataron a Joshua Seixas, un judío converso al cristianismo el cual enseñaba en la Universidad de Western Reserve. Mientras tanto, José estudiaba hebreo por sí mismo y después de que Seixas llegara en Enero de 1836, asistió a conciencia a sus clases, un profeta aprendiendo de un erudito. José orgullosamente registro el comentario de Seixas de que “éramos el grupo más avanzado de cualquier clase que él hubiese alguna vez enseñado”.

 José fue uno de los diez hombres que tomaron clases extras con el profesor. Seixas llamo a José como un “infatigable” estudiante. Emocionado con sus aprendizajes, José resolvió “seguir con el estudio de lenguajes hasta que los domine, si es que se me es permitido vivir lo suficiente”. Las clases de hebreo continuaron hasta la dedicación del templo en Marzo, cuando Seixas desaparece de vista.

A la luz del estudio de lenguaje de José, la gramática egipcia parece ser un torpe intento de combinar un enfoque académico con una traducción inspirada. Tal como Abraham, José quería ser uno que “poseyera un gran conocimiento”. El comenzó su carrera como profeta al haber traducido unas planchas de oro escritas en “egipcio reformado”. Aun en 1842, el trabajó en la traducción del papiro proveniente de una tumba egipcia.

La fascinación por lo antiguo viene de la revelación dada a Oliver Cowdery respecto a “esos antiguos registros los cuales se han ocultado y que son sagrados”. Más allá de la gente del Libro de Mormón, otros israelitas habían estado manteniendo registros que serían reunidos en los últimos días. La porción sellada de las planchas de oro aún no han sido reveladas, y las revelaciones sin excepción habían generado montones de registros, como parte del trabajo del Señor, que serían recuperadas juntas en algún momento. La traducción le dió acceso a la gente de la antigüedad.

Aun cuando lleno de maravillas, el Libro de Mormón complejizó el problema de regularizar la doctrina mormona. Doctrina y Convenios estaba destinado a estabilizar las creencias mormonas, pero en el primer año de su publicación, el papiro llegó a Kirtland en el vagón de Michael Chandler trayendo noticias de Abraham desde las tumbas de Egipto.

Cualquier intento de regularizar las creencias fue hecho difuso por nuevas revelaciones. ¿Quien podría decir que sería lo próximo en ser revelado?, ¿qué nueva visión del pasado del patriarca aparecería, qué historias de Abraham, Moisés o Enos saldrían, que se vislumbraría del cielo?.

José mismo no podía predecir el curso de la doctrina mormona. Todo lo que él podría decir lo resumió en un posterior artículo de fe: “Creemos todo lo que Dios ha revelado, todo lo que actualmente revela, y creemos que aún revelará muchos grandes e importantes asuntos pertenecientes al reino de Dios”



4 comentarios:

  1. Que hermosura!!! Me los voy imprimiendo. Y. Me los llevo para leerlos cuando curro de noche. Me gusta el papel. Soy de las de antes!! Graciasssss
    Marina

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  2. Muchas gracias Marina, a mi tambien me gusta el papel, pero tenemos que ir adelantando con los tiempos... Saludos.

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  3. Que bueno gracias por conpartirlo
    Victor

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  4. A mí me parece perfecto que Marina imprima las cosas para leerlas. La vista es un bien preciado y las pantallas la dañan.

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