Mormones e Infierno tradicional cristiano

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¿Por qué los curas ya no amenazan con el infierno ? .... es el título de un magnífico artículo periodístico publicado ayer en el diario El País, de España.

En este artículo podemos ver, de forma independiente de cualquier religión, una opinión equilibrada y en contexto histórico,  de cómo se ha tratado el tema del infierno en las diferentes Iglesias cristianas tradicionales.

Precisamente, esta rectificación a que se alude en el artículo, con respecto a la visión del infierno tradicional que está cambiando en todas las Iglesias cristianas, hace más fuerte la posición de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, por dos motivos.  

Primero, porque estas rectificaciones de tanto calado doctrinal, testifican que hubo una Apostasía completa de las sencillas verdades del Evangelio de Cristo y que por ello, era necesaria la Restauración de la verdad por el propio Jesucristo, a través de profetas modernos.  

Segundo, porque estas rectificaciones se acercan a las doctrinas enseñadas por la Iglesia de Jesucristo, lo que da más importancia a la obra de la Restauración.

Ya he hablado en varias ocasiones sobre el infierno, pero si quieren repasar el artículo siguiente, explicaba la verdadera naturaleza del mismo con el apoyo de la Biblia, en su correcta interpretación.


https://mormondefender4biblia.blogspot.com/2016/06/mormones-e-infierno.html



Aunque en este caso concreto se cambia el horrendo sufrimiento eterno de la humanidad por su completa desaparición, por lo menos es algo mas piadoso que ese horrible dolor eterno, pero no coincide con nuestra doctrina de los Grados de Gloria que también comenté en otro artículo,


https://mormondefender4biblia.blogspot.com/2017/01/mormones-salvacion-y-condenacion.html


Así es que aquí pueden leer doctrinas, historias e interpretaciones que pueden coincidir mucho más con la doctrina sud/lds, ya que gracias a la revelación moderna, se ha podido comprender el propósito de la vida, el plan de salvación, la Expiación de Cristo y los reinos de Salvación que Dios preparó para todos sus hijos que han vivido, viven y vivirán en esta Tierra.

Y el porqué se está cambiando, es lógico, ya no existe el poder absoluto religioso, ni el fanatismo, ni la tradición se impone a las Escrituras, todo originado por la Apostasía, o pérdida de la verdad, que a través de los siglos, se impuso una interpretación errónea de la Biblia, junto con las tradiciones humanas y el poder absoluto, lo que hizo del uso del miedo una forma de control sobre todas las personas, pues les resultaba mas fácil asustarlos que motivarlos a creer las simples y hermosas verdades que Jesucristo enseñó.

Espero que lo disfruten. Que Dios les bendiga a todos.




Por qué los curas ya no amenazan con el Infierno

Francisco dijo a un periodista italiano que el Infierno no existe y se desató la polémica. El debate lo cerró en 1999 Juan Pablo II: “El Infierno no es un lugar, sino la situación de quien se aparta de Dios”



Detalle del Juicio Final en la Catedral de Florencia.


Erasmo perdía la paciencia ante las interminables disputas de decenas de teólogos (teologuchos los llama en Elogio de la locura) reunidos para discutir sobre si era pecado menos grave matar a un millar de hombres que coser en domingo el zapato de un pobre. Con el tiempo, surgieron dilemas más paradójicos, como la muy moderna sutileza en torno al vicio de fumar. ¿Se puede fumar mientras se reza? Qué irreverencia. ¿Y rezar mientras se fuma? Eso sería un acto de piedad. En cambio, ni en tiempos de Erasmo, Lutero o Ignacio de Loyola, quinientos años atrás, ni en los siglos posteriores, se discutió sobre la existencia del Infierno, el Cielo, el Purgatorio o el Limbo.

Habrían sido herejías insoportables. Sin embargo, lo impensable ocurrió el verano de 1999 cuando Juan Pablo II corrigió el Más Allá de manera solemne. El Cielo, dijo el Pontífice polaco, no es "un lugar físico entre las nubes". El Infierno tampoco es "un lugar", sino "la situación de quien se aparta de Dios". Y el Purgatorio es un estado provisional de "purificación que nada tiene que ver con ubicaciones terrenales”.
Lo curioso es que una corrección que resultó pacífica cuando la predicó el conservador Juan Pablo II se ha vuelto escandalosa 18 años más tarde cuando la reitera, sin darle importancia, el papa Francisco, argentino y jesuita. Lo hizo la pasada Semana Santa en declaraciones al fundador del periódico italiano La Repubblica, Eugenio Scalfari. Preguntado por qué pasa con las almas de las personas pecadoras cuando mueren, contestó: "No son castigados. Aquellos que se arrepienten obtienen el perdón de Dios, pero aquellos que no se arrepienten y no pueden ser perdonados desaparecen. El infierno no existe, la desaparición de almas pecadoras existe".
Desde entonces, no paran de escucharse execraciones contra Francisco, en boca de católicos puristas, pero también desde la Curia romana y entre cardenales, tachándolo, como poco, de hereje o masón. Incluso la oficina de Prensa del Vaticano le ha rectificado con el argumento de que Scalfari, el periodista más respetado en Italia a sus 94 años, con quien Francisco gusta de conversar durante horas, había transcrito inadecuadamente las palabras del Papa. “Los entrecomillados que aparecen no se deben considerar como una reproducción fiel de las palabras del Santo Padre", decía su comunicado.
Esta aclaración no evitó la catarata de críticas. Ningún pontífice ha recibido tantas execraciones, ni había sido tratado con menos respeto, quizás desde Pío IX, el papa que proclamó el 18 de julio de 1870 el dogma de la infalibilidad y condenó más tarde, con furia de sicópata, todas las ideas que se estaban abriendo camino a finales del siglo XIX, entre otras, el liberalismo, el naturalismo, el socialismo y la autonomía de la sociedad civil.





“El infierno son los otros”

El mundo ha soportado muchos infiernos desde Pío IX, como dos guerras mundiales y varios holocaustos, el más terrible el perpetrado por los nazis contra los judíos. “El infierno son los otros”, escribió el existencialista Jean Paul Sartre en 1944, en A puerta cerrada. Sea como fuere, la predicación de Juan Pablo II, pese a parecer una radical revisión del Más Allá, apenas excitó la imaginación de unos pocos articulistas. Los teólogos avisados ni se inmutaron. Hacía años que la nueva escatología se había abierto paso sin alboroto. Numerosos pensadores cristianos, entre ellos los españoles Juan José Tamayo y José María Castillo, esgrimieron entonces la larga relación de autores que proclamaron en los años sesenta, tras el Concilio Vaticano II, lo que predicaba en 1999 Juan Pablo II. Entre los más influyentes destacaban Hans Küng y Hans-Urs von Balthasar. Esto escribió Küng en 1975, en su libro Ser cristiano: “No se puede hoy, como en los tiempos bíblicos, entender el firmamento azul como la parte exterior del salón del trono de Dios, sino como imagen del dominio invisible de Dios. El Cielo de la fe no es el cielo de los astronautas. No es un lugar, sino una forma de ser. Tampoco debe entenderse el Infierno como un lugar del mundo infraterrestre, sino como una exclusión de la comunión con Dios".
Diarmaid MacCulloch, el gran historiador de Oxford, certificaba así la normalidad con que habían sido arrojados por la borda, incluso en la religión más tradicional, tan fundamentales aspectos del pasado cristiano. Lo hizo en su imponente Historia de la Cristiandad, publicada en España en 2011 con una subvención del Ministerio de Cultura: “La baja más llamativa del siglo pasado ha sido el Infierno. Se ha caído de la predicación o de gran parte de la preocupación popular cristianas, primero entre los protestantes y, a continuación, entre los católicos, que también han dejado de prestar atención a ese otro aspecto de la doctrina occidental que parecía corrosivo en la Iglesia Latina en vísperas de la Reforma, el Purgatorio”.

Acosados por la ciencia y las encuestas

Si todo era tan evidente, ¿por qué se revisó tan tarde la doctrina oficial sobre el Más Allá? La primera razón tiene que ver con el acoso de la ciencia. El Vaticano no quiere repetir la amarga historia de Giordano Bruno o Galileo Galilei. Otro motivo son las estadísticas: el 60% de los católicos cree en Cristo, pero no en el Infierno ni en el Paraíso. Por último, era una exigencia del Concilio Vaticano II: poner al día la interpretación que en el pasado se hizo de los textos sagrados. La palabra es aggiornamento, la preferida del mítico Juan XXIII.
La nueva escatología puso patas arriba la interpretación clásica de los textos sagrados, en especial la proclamación de santo Tomás de Aquino, suma teológica del catolicismo, que entre los placeres de los que van al Cielo colocaba, además de la visión de Dios, el poco cristiano deleite de la contemplación de los sufrimientos a que están sometidos los arrojados al Infierno. En la literatura, el ejemplo más colosal es La divina comedia, donde Dante, gran tomista, con fruición vengativa, se regodea citando por el nombre a sus paisanos arrojados a la "región de los condenados" por ladrones, usureros, alcahuetes o traidores. En el cine, destaca el humor con que Woody Allen se toma en Desmontando a Harry su descenso a los infiernos para toparse, entre otros atormentados, con el carpintero que inventó los muebles de metacrilato. Bromas aparte, esto afirma el teólogo capuchino Martin Von Cochem, más exaltado que el sabio de Aquino: para fijar la altura de las llamas del Infierno, advierte del hecho de que su fuego es más tórrido que el terrenal porque sucede "en lugar cerrado", "se alimenta de pez y azufre" y porque “es Dios quien lo sopla”.
Lo cierto es que el castigo eterno más terrible que se pueda imaginar ha sido la línea argumental de los 1.500 catecismos que se han enseñado a los niños en todos los idiomas, durante siglos, en los que la amenaza del Infierno y el premio del Cielo eran piezas fundamentales para promover la fe cristiana. En la España nacionalcatólica, el más famoso fue el del jesuita Gaspar Astete (1537-1601). “El Infierno de los condenados es el lugar adonde van los que mueren en pecado mortal, para ser en él eternamente atormentados; el Purgatorio es el lugar adonde van las almas de los que mueren en gracia, sin haber enteramente satisfecho por sus pecados para ser allí purificadas con terribles tormentos, y el Limbo de los niños es el lugar adonde van las Almas de los que antes del uso de la razón mueren sin el Bautismo”, describe.

“El Dios de los infiernos no puede ser verdad”

Contra esta exaltación del castigo extremo y eterno, incluso para recién nacidos, se alza la predicación de Francisco colocando la misericordia como el gran acontecimiento de su pontificado. “Si existiera el Infierno, el que no puede existir, ni ser verdad, sería Dios. El Dios del infierno no puede ser verdad", sostiene José María Castillo, ex jesuita y amigo del papa argentino. Invitado como experto a la Semana Bíblica sobre la Muerte, celebrada en Montefano (Italia), Castillo añade: “Si el infierno eterno solo tiene la finalidad de hacer sufrir, cae el principio de que Dios es Bueno. El Dios-Bondad sería, en realidad, el Ser más cruel y vengativo que se haya podido inventar”.
En sociedades que repugnan de condenas perpetuas aunque se digan “revisables”, como ahora en España, la frase de Francisco al periodista Scalfari —“Nadie se condena para siempre”— tiene todo el sentido. En la misma línea justifica Von Balthasar su afirmación más tajante: "El infierno no existe o está vacío”. Aún más. El teólogo dominico Yves Congar, uno de los artífices intelectuales del Vaticano II, creado cardenal en 1994 por Juan Pablo II cuando ya había cumplido 91 años, remachó el argumentario de manera tajante: “Si Dios fuera capaz de condenar siquiera a una sola de sus criaturas al fuego eterno, sería el ser más rencoroso del Universo”.

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El miedo y la venta de indulgencias

La supresión del Infierno también afecta a obsesiones eclesiales clásicas e, incluso, a dogmas. Pero los eclesiásticos se han ido acostumbrando. Solo dos ejemplos. La cremación o incineración complica la idea de la Resurrección tal como la define el concilio de Letrán en 1215 (“Resucitarán con el propio cuerpo que ahora llevan”); y si el Cielo no es un lugar, qué hacer con la celebrada Asunción de María, la madre de Jesús, “llevada al Cielo en cuerpo y alma después de terminar sus días en la Tierra” (dogma de fe proclamado por Pío XII en 1950).
Pero la reprobación mayor se produce contra la escatología apocalíptica, tenebrosa y vengadora (infernal) que tantos frutos ha dado a la Iglesia romana. Sin Infierno, se acaba el abuso del miedo a una condenación eterna y se caen del púlpito los predicadores de catástrofes a los que se refirió Juan XXIII en su famoso discurso ante el Vaticano II. “La Esposa de Cristo [la Iglesia] prefiere usar la medicina de la misericordia más que la de la severidad”, proclamó allí.
Además, está la cuestión del dinero, tan católico (como dice el dicho popular). Con motivo del quinto centenario de la publicación por Lutero de sus famosas 91 Tesis, se ha escrito mucho sobre la irritación del monje agustino contra Roma por la avaricia con que el Papa predicaba la necesidad de que sus fieles comprasen cuantas más indulgencias mejor si querían “salir cuanto antes del fuego del Purgatorio”. En realidad, la campaña recaudatoria no tenía otro fin que gastárselo en Roma en lujos, vicios y una interminable construcción de la Basílica de San Pedro, que debía ser siempre la mayor del orbe católico.
https://elpais.com/politica/2018/06/18/sepa_usted/1529308131_673715.html

MORMONES, EL LIBRO DE ABRAHAM 7 PREGUNTAS

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Como todas las cosas buenas de la vida, algunos intentan destruirlas, así pasa con el Libro de Abraham.

Los críticos buscan y rebuscan cualquier excusa para intentar desacreditarlo.

Hoy quiero presentar algunas ideas, junto con un artículo muy hermoso que responde muchas preguntas frecuentes.

El Libro de Abraham forma parte de La Perla de Gran Precio, un tomo sagrado de Escrituras para los Santos de los Últimos Días, junto con el Libro de Moisés.... ¿HAN OÍDO ALGUNA VEZ ALGUNA CRITICA DEL LIBRO DE MOISÉS?, yo no, y es tan sencillo como su origen, mientras que el el Libro de Moisés se recibió como una Revelación, el Libro de Abraham se realizó por una Traducción.

Frente la la revelación nadie puede alegar nada, es cuestión de fe, pero frente a la traducción se buscan y rebuscan fallos o errores en su historia, y yo me preguntó... ¿qué diferencia hay entre una revelación y una traducción inspirada?, pues básicamente ninguna, como no lo hay entre el Libro de Mormón y el libro de Doctrina y Convenios, y se machaca al primero y no se critica al segundo, porque es Revelación, justo el mismo caso.... curioso ¿no?.

Sin embargo, la pregunta sería saber por revelación personal si todos los libros mencionados son inspirados o no, y la única manera de saberlo es leerlos y preguntar a Dios en oración, todo ello nos daría respuesta a todas las dudas y discrepancias.

Así que yo invito a todos a que lean estos libros, sientan sus palabras, mediten en ellas y oren a Dios pidiendo saber por sí mismos si no son verdaderos, y por el poder del Espíritu Santo, todos pueden saber que son libros inspirados, Palabra de Dios.

Pero bueno, los críticos solo buscan encontrar errores, pero los haya o no, lo importante es tener un testimonio del Espíritu Santo de que son libros Sagrados, Escritura, Palabra de Dios, yo testifico que así es, que son libros sagrados y que tienen grandes tesoros de sabiduría espiritual y que si los lees con fe, puedes sentir que son la Palabra de Dios.

Les dejo pues, con este hermoso artículo, que lo disfruten.



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Los papiros de José Smith y 

el Libro de Abraham: 7 cosas 

que todo mormón debería 

saber.







Cuando el Libro de Abraham fue publicado por primera vez en el mundo en 1842, fue publicado como "una traducción de algunos registros antiguos que han llegado a manos de [José Smith] de las catacumbas de Egipto, pretendiendo ser los escritos de Abraham mientras estaba en Egipto, llamado 'El Libro de Abraham, escrito por su propia mano, sobre Papiro' ". El registro resultante estaba así conectado con los papiros que una vez perteneció a José Smith, aunque nunca se especificó el papiro de los cuatro o cinco en su poder. 

Esos papiros probablemente solo interesarían a unos pocos especialistas, si los papiros no estuvieran vinculados en una controversia religiosa. Dada la cantidad de información disponible, las diversas teorías y la variedad de campos de estudio que requiere el tema, a menudo prevalecen los malentendidos y la desinformación. Todo Santo de los Últimos Días debe leer el ensayo de la Iglesia sobre la Traducción e Historicidad del Libro de Abraham. Además, aquí hay siete preguntas frecuentes y sus respuestas para ayudar a los miembros de la Iglesia a comprender mejor el Libro de Abraham y su relación con los Papiros de José Smith.
1. ¿Está el texto del Libro de Abraham sobre los papiros de José Smith?

No. El Libro de Abraham no está en los fragmentos sobrevivientes de los Papiros de José Smith.

2. ¿No afirma la Iglesia que es así?

No. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no tiene una posición oficial sobre los papiros de los que José Smith tradujo el Libro de Abraham. Tienen una posición oficial de que el Libro de Abraham es "una traducción de algunos registros antiguos que han llegado a las manos de [José Smith] de las catacumbas de Egipto". La traducción contenía "las escrituras de Abraham mientras estaba en Egipto". La cuestión de qué registros antiguos, José Smith no ha especificado públicamente, y la Iglesia no ha especificado el asunto más allá.

3. ¿Cómo tradujo José Smith el Libro de Abraham?

El proceso exacto no se conoce. La única declaración es que fue hecha por inspiración directa del cielo. Aunque algunos relatos del siglo XIX afirman que José Smith usó el Urim y Thummim para traducir el Libro de Abraham, esos individuos no estaban realmente involucrados en la traducción y no estaban en condiciones de saberlo. Definitivamente no lo tradujo usando gramáticas o diccionarios o usando el método del erudito francés Jean-Francois Champollion (quien descifró los jeroglíficos egipcios y fue una figura fundadora en el campo de la egiptología).


4. ¿Por qué los Papiros de José Smith datan mucho más tarde que Abraham?

Típicamente, los manuscritos de narraciones antiguas fueron copiados más tarde que las obras mismas. Por ejemplo, los primeros manuscritos de libros de la Biblia datan de muchos siglos después de que los libros fueron escritos. Los Papiros II-IX de José Smith contienen partes del Libro de los Muertos, que fueron escritas originalmente cientos de años antes. Algunas de las porciones del Libro de los Muertos fueron textos escritos antes de que Abraham naciera, y aún se conservan en manuscritos incluso más tarde que los Papiros de José Smith.


5. ¿No debería haber alguna indicación de que había un Libro de Abraham?

Hay varias historias antiguas sobre Abraham que contienen puntos similares al Libro de Abraham. Muchos de estos son recuentos el uno del otro. La historia cambió con el tiempo, pero algunos de ellos repiten partes de su material de origen palabra por palabra.
6. ¿Podría José Smith simplemente haber tomado el Libro de Abraham de estos relatos?

El problema con esa teoría es que la mayoría de ellos no estaban disponibles para José Smith. Estaban en otros idiomas o no se publicaron hasta después de su muerte. Esos relatos disponibles para José Smith también contenían detalles que diferían del Libro de Abraham, y sin embargo, de alguna manera, José Smith no tomó prestados esos detalles. Por ejemplo, aunque muchas de los relatos han salvado a Abraham del fuego en Ur, la mayoría de esos relatos tienen a Dios mismo salvando a Abraham, y solo unos pocos relatos, no disponibles en inglés hasta después de la muerte de José Smith, hacen que Abraham sea salvado por un ángel. como está en el Libro de Abraham. Si José Smith tomara prestada una de los relatos disponibles para él, esperaríamos que le prestara los detalles también.


7. ¿Por qué las interpretaciones de los facsímiles de José Smith no coinciden con las interpretaciones de los egiptólogos?

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Facsímil No. 1
Hay cuatro preguntas y una suposición implícita en esta pregunta. La primera pregunta: ¿Cuál es la interpretación egipcia antigua de los facsímiles? El segundo: ¿Cuál es la interpretación de José Smith de los facsímiles? El tercero: ¿cómo interpretan los egiptólogos los facsímiles? El cuarto: ¿Alguna de estas interpretaciones coincide? La suposición es que la interpretación de los egiptólogos modernos es la misma que la interpretación egipcia antigua. Esta suposición es a menudo falsa.
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Facsímil No. 2
El proceso de interpretación de los facsímiles en realidad comienza por descifrar cómo podemos determinar cuáles fueron las interpretaciones egipcias antiguas de los facsímiles. (Y para complicar aún más el problema, los antiguos egipcios a menudo interpretaban un tipo de escena de más de una manera). En el momento en que se escribieron los papiros de José Smith, figuras muy diferentes estaban representadas por la misma iconografía; una figura con cabeza de chacal podría representar a Anubis, Duamutef u Osiris, entre otros. Además, la misma figura podría estar representada por diferentes iconografías. En la época de los papiros de José Smith, el dios egipcio Anubis, por ejemplo, podía representarse como un hombre, un hombre con cabeza de león, un hombre con cabeza de chacal, un hombre con cabeza de halcón o una serpiente alada gigante.

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Facsímil n. ° 3
Imagen de plomo de Wikipedia

Libro de Abraham
Aprenda más sobre el Libro de Abraham y los Papiros de José Smith en el nuevo libro de John Gee, Una Introducción al Libro de Abraham . Ahora disponible en Deseret Book stores y en deseretbook.com .


MORMONES, FINANZAS DE LA IGLESIA

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El Conde Lucanor es una de las primeras obras literarias en castellano, con mas de 700 años de antigüedad, compuesto por una serie de relatos moralizantes que enseñan muchos buenos principios. Uno de ellos lo he copiado al final de este artículo porque enseña que siempre hay y habrá crítica en todo, pues cada uno tenemos nuestra opinión y jamás podremos contentar a todo el mundo con nuestras decisiones.

Este es el caso de la finanzas de la Iglesia, se critica que no se hagan públicas, pero si lo fueran, se criticaría cada partida de gasto o inversión, es decir, que se haga lo que se haga, siempre habrá alguno que no le guste. Yo, personalmente, como contable de profesión, me gustaría conocerlas, pero respeto la decisión de la Iglesia de mantenerlas confidenciales.

Publicas o privadas, las cuentas no son lo más importante, porque se han hecho muchos calculos aproximados y se puede saber bastante bien sobre ellas, pero lo más importante, como ya publiqué en otro artículo, no es cuanto dinero se tenga o como se obtenga, sino la forma de conseguirlo y la forma de utilizarlo, resumiendo, el amor al dinero que se tenga.

Como decía Pablo, el amor al dinero es la raíz de todos los males.

1 Timoteo 6

10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

Por lo tanto, lo importante no es cuanto se tenga, sino como se use, hay ricos que son bellísimas personas y se preocupan por ayudar al prójimo y hay algunos con dinero que son unos avaros y miserables, que solo piensan en sí mismos.

https://mormondefender4biblia.blogspot.com/2015/07/mormones-dinero-y-diezmos.html


Yo tengo un testimonio personal de ello, cuando vivía en Argentina en 1994, estaba en una Rama de gente muy humilde, de hecho, yo solo pagaba tanto diezmo como el resto de todos los miembros de la congregación, para que se hagan una idea del nivel económico de ellos.

Sin embargo les habían edificado una capilla muy bonita y funcional en un hermoso terreno, algo que, con la economía de la zona, jamás podrían pagar por sí mismos y casi ni mantener en el día a día, no obstante, la Iglesia había invertido en sus santos sin esperar recuperar dicha inversión, sabiendo que la comodidad de sus miembros estaba por delante de la rentabilidad.

Más aún, un día hablando con el presidente de la Rama, salimos a la parte trasera del terreno a pasear por el pasto verde y llegando al final del terreno, vi otro terreno contiguo despejado y le dije al Presidente, Hermano, qué hermoso terreno contiguo, qué bendición sería poder comprarlo algún día para ampliar la capilla cuando hayamos crecido lo suficiente...., a lo que él me respondió.... No es necesario, ya es nuestro, la Iglesia lo compró a la vez que el primero, pensando en ampliar el día que seamos muchos.....

¿Se dan cuenta?. La Iglesia pensando en sus miembros, no en el dinero, y pensando, e invirtiendo, a largo plazo y sin ninguna esperanza de recuperación, sino de servir y cuidar a sus miembros, fue un gran testimonio para mí.


Además de ello, la Iglesia cuida de los pobres y necesitados, tanto miembros de la iglesia, como no miembros, implementando un programa de Ayuda Humanitaria elogiado por muchas personas e instituciones, tal como publiqué en otra ocasión.


https://mormondefender4biblia.blogspot.com/2016/04/mormones-servicio-caritativo-manzana-de.html


Por todo ello, y aunque muchos critiquen que no se publiquen las cuentas de la Iglesia, recuerden el relato del Conde Lucanor y sobre todo, recuerden cómo se usa el dinero.

En el siguiente artículo, no obstante, se explican muchas formas en que la Iglesia administra sus finanzas, que pueden enseñarnos muchas cosas al respecto.

Espero lo disfruten. 



La Iglesia comparte las  preguntas frecuentes sobre sus finanzas


por  | 22 de mayo de 2018

Vida Mormona






El martes, la Iglesia dio a conocer las respuestas a las preguntas más frecuentes sobre sus finanzas, que incluyen cómo se usan los fondos del diezmo y las medidas que existen para garantizar el uso correcto del diezmo. Para ayudar más a los miembros con sus preguntas sobre las finanzas de la Iglesia, el Obispo Presidente Gérald Caussé publicó  un artículo complementario  a sus comentarios en el Simposio de Historia de la Iglesia de 2018, "Financiando la fe: la intersección de los negocios y la religión".
Siga leyendo para encontrar las respuestas a cinco preguntas frecuentes sobre las finanzas de la Iglesia. 
P: ¿Cómo usa la Iglesia los diezmos y otros fondos? ¿Por qué la Iglesia necesita recursos financieros?

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días fue establecida para predicar el evangelio de Jesucristo e invitar a todos a seguirlo. Este es un trabajo amplio y mundial que requiere recursos considerables. La Iglesia apoya a más de 30,000 congregaciones y mantiene miles de capillas y centros de reuniones; opera centros de empleo, almacenes, centros de historia familiar, seminarios e institutos, escuelas, universidades y otras iniciativas de educación superior, y 159 templos en todo el mundo (con otros 30 anunciados o en construcción). La Iglesia supervisa aproximadamente a 70,000 misioneros en cientos de misiones proselitistas, de servicio y humanitarias. Este trabajo continúa creciendo, a menudo en áreas con importantes necesidades temporales. Para lograr este trabajo, la Iglesia sigue los principios financieros que enseña: vivir dentro de un presupuesto,



P: ¿Es la Iglesia una iglesia rica?

Algunas personas describen ocasionalmente a la Iglesia como una organización próspera. Sin embargo, la fortaleza de la Iglesia no puede medirse por sus propiedades financieras o activos inmobiliarios. Como dijo el presidente Gordon B. Hinckley: "Cuando todo está dicho y hecho, la única riqueza real de la Iglesia está en la fe de su pueblo" ("El Estado de la Iglesia", 54). La relativa prosperidad actual de la Iglesia solo refleja la fe de sus miembros al observar la ley del diezmo y otros principios rectores tales como la vida providente y la autosuficiencia. Se basa en la promesa del Señor de que "en la medida en que guarde mis mandamientos, prosperará en la tierra". Esta promesa aparece en 18 versículos del Libro de Mormón, y los Santos de los Últimos Días creen que continúa aplicándose hoy.
Además, algunas personas pueden intentar asignar un valor monetario a la Iglesia de la misma manera que evaluarían los activos de una corporación comercial. Tales comparaciones simplemente no se sostienen. Por ejemplo, las sucursales o puntos de venta de una corporación deben justificarse financieramente como una fuente de ganancias. Pero cada vez que la Iglesia construye un lugar de culto, el edificio se convierte en un consumidor de bienes y una obligación financiera que debe cumplirse a través de donaciones de miembros en todo el mundo. El mantenimiento y el mantenimiento continuos, los servicios públicos y el uso del edificio solo pueden lograrse mientras los miembros fieles sigan apoyando a la Iglesia.

P: ¿La Iglesia paga impuestos?

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días paga todos los impuestos que exige la ley. Los Santos de los Últimos Días creen en "obedecer, honrar y sostener la ley" (Artículos de Fe 1:12). En todo el mundo, la Iglesia y sus entidades afiliadas pagan impuestos aplicables y otros gravámenes gubernamentales. En los Estados Unidos, donde las iglesias y otras organizaciones sin fines de lucro generalmente están exentas del impuesto a la renta federal y estatal, la Iglesia paga impuestos sobre cualquier ingreso que derive de actividades generadoras de ingresos que se llevan a cabo regularmente y no están sustancialmente relacionadas con su exención de impuestos. propósitos. Las entidades afiliadas a la iglesia que están organizadas como corporaciones con fines de lucro pagan regularmente impuestos a la renta corporativos federales y estatales sobre sus ingresos netos. La Iglesia y sus entidades afiliadas también pagan impuestos sobre la propiedad que no se usa para religiosos, propósitos educacionales o caritativos, incluyendo impuestos sobre terrenos no desarrollados y propiedades mantenidas con fines de inversión o comerciales. Las tarifas gubernamentales, los gravámenes y las cuotas se pagan en relación con el desarrollo de las propiedades de la Iglesia. La Iglesia también paga impuestos federales y estatales a los empleadores, retiene y remite los impuestos a la nómina de los empleados. Donde corresponda, la Iglesia y sus entidades afiliadas pagan impuestos de ventas y uso estatales y locales.



P: ¿Qué controles existen para evitar el mal uso de los fondos?

El liderazgo de la iglesia es muy consciente de la naturaleza sagrada de los recursos de la Iglesia y se preocupa por garantizar que los diezmos y otros fondos se usen con prudencia y estén protegidos contra el uso indebido. Cualquier persona que encuentre mal uso de los diezmos sagrados u otras donaciones está sujeta a la disciplina de la Iglesia.
El gasto de los fondos de la Iglesia es aprobado por la Primera Presidencia, el Quórum de los Doce Apóstoles y el Obispado Presidente. Estos líderes senior asesoran juntos y toman decisiones para asignar fondos. Además, los profesionales certificados realizan auditorías periódicas para garantizar el estricto cumplimiento de los principios de contabilidad estándar y las políticas de la Iglesia. Los auditores también son llamados localmente para realizar auditorías periódicas en barrios y sucursales siguiendo las pautas y procesos detallados proporcionados por la Iglesia.

P: ¿Tiene la iglesia reservas de inversión? ¿Qué tipo de inversiones posee la Iglesia? 

La Iglesia mantiene reservas diversificadas, que incluyen acciones y bonos comunes, intereses en negocios sujetos a impuestos, bienes raíces comerciales y residenciales y propiedades agrícolas, para proporcionar apoyo financiero para las operaciones actuales y futuras de la Iglesia. Estos fondos se invierten únicamente para apoyar la misión de la Iglesia de predicar el Evangelio a todas las naciones y prepararse para la segunda venida del Señor. Algunas inversiones de la Iglesia, como los intereses agrícolas, preservan y mejoran los recursos de la Iglesia, pero también pueden desplegarse para satisfacer necesidades agudas.
Haga clic aquí para leer todas las respuestas sobre las finanzas publicadas por la Iglesia.
Imagen de plomo de la Sala de prensa mormona
LEA EL RESTO DE ESTA HISTORIA EN NEWSROOM.LDS.ORG




Cuento II – El conde Lucanor

[Cuento - Texto completo.]
Juan Manuel


Lo que sucedió a un hombre bueno con su hijo
Otra vez, hablando el Conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo que estaba muy preocupado por algo que quería hacer, pues, si acaso lo hiciera, muchas personas encontrarían motivo para criticárselo; pero, si dejara de hacerlo, creía él mismo que también se lo podrían censurar con razón. Contó a Patronio de qué se trataba y le rogó que le aconsejase en este asunto.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, ciertamente sé que encontraréis a muchos que podrían aconsejaros mejor que yo y, como Dios os hizo de buen entendimiento, mi consejo no os hará mucha falta; pero, como me lo habéis pedido, os diré lo que pienso de este asunto. Señor Conde Lucanor -continuó Patronio-, me gustaría mucho que pensarais en la historia de lo que ocurrió a un hombre bueno con su hijo.
El conde le pidió que le contase lo que les había pasado, y así dijo Patronio:
-Señor, sucedió que un buen hombre tenía un hijo que, aunque de pocos años, era de muy fino entendimiento. Cada vez que el padre quería hacer alguna cosa, el hijo le señalaba todos sus inconvenientes y, como hay pocas cosas que no los tengan, de esta manera le impedía llevar acabo algunos proyectos que eran buenos para su hacienda. Vos, señor conde, habéis de saber que, cuanto más agudo entendimiento tienen los jóvenes, más inclinados están a confundirse en sus negocios, pues saben cómo comenzarlos, pero no saben cómo los han de terminar, y así se equivocan con gran daño para ellos, si no hay quien los guíe. Pues bien, aquel mozo, por la sutileza de entendimiento y, al mismo tiempo, por su poca experiencia, abrumaba a su padre en muchas cosas de las que hacía. Y cuando el padre hubo soportado largo tiempo este género de vida con su hijo, que le molestaba constantemente con sus observaciones, acordó actuar como os contaré para evitar más perjuicios a su hacienda, por las cosas que no podía hacer y, sobre todo, para aconsejar y mostrar a su hijo cómo debía obrar en futuras empresas.
»Este buen hombre y su hijo eran labradores y vivían cerca de una villa. Un día de mercado dijo el padre que irían los dos allí para comprar algunas cosas que necesitaban, y acordaron llevar una bestia para traer la carga. Y camino del mercado, yendo los dos a pie y la bestia sin carga alguna, se encontraron con unos hombres que ya volvían. Cuando, después de los saludos habituales, se separaron unos de otros, los que volvían empezaron a decir entre ellos que no les parecían muy juiciosos ni el padre ni el hijo, pues los dos caminaban a pie mientras la bestia iba sin peso alguno. El buen hombre, al oírlo, preguntó a su hijo qué le parecía lo que habían dicho aquellos hombres, contestándole el hijo que era verdad, porque, al ir el animal sin carga, no era muy sensato que ellos dos fueran a pie. Entonces el padre mandó a su hijo que subiese en la cabalgadura.
»Así continuaron su camino hasta que se encontraron con otros hombres, los cuales, cuando se hubieron alejado un poco, empezaron a comentar la equivocación del padre, que, siendo anciano y viejo, iba a pie, mientras el mozo, que podría caminar sin fatigarse, iba a lomos del animal. De nuevo preguntó el buen hombre a su hijo qué pensaba sobre lo que habían dicho, y este le contestó que parecían tener razón. Entonces el padre mandó a su hijo bajar de la bestia y se acomodó él sobre el animal.
»Al poco rato se encontraron con otros que criticaron la dureza del padre, pues él, que estaba acostumbrado a los más duros trabajos, iba cabalgando, mientras que el joven, que aún no estaba acostumbrado a las fatigas, iba a pie. Entonces preguntó aquel buen hombre a su hijo qué le parecía lo que decían estos otros, replicándole el hijo que, en su opinión, decían la verdad. Inmediatamente el padre mandó a su hijo subir con él en la cabalgadura para que ninguno caminase a pie.
»Y yendo así los dos, se encontraron con otros hombres, que comenzaron a decir que la bestia que montaban era tan flaca y tan débil que apenas podía soportar su peso, y que estaba muy mal que los dos fueran montados en ella. El buen hombre preguntó otra vez a su hijo qué le parecía lo que habían dicho aquellos, contestándole el joven que, a su juicio, decían la verdad. Entonces el padre se dirigió al hijo con estas palabras:
»-Hijo mío, como recordarás, cuando salimos de nuestra casa, íbamos los dos a pie y la bestia sin carga, y tú decías que te parecía bien hacer así el camino. Pero después nos encontramos con unos hombres que nos dijeron que aquello no tenía sentido, y te mandé subir al animal, mientras que yo iba a pie. Y tú dijiste que eso sí estaba bien. Después encontramos otro grupo de personas, que dijeron que esto último no estaba bien, y por ello te mandé bajar y yo subí, y tú también pensaste que esto era lo mejor. Como nos encontramos con otros que dijeron que aquello estaba mal, yo te mandé subir conmigo en la bestia, y a ti te pareció que era mejor ir los dos montados. Pero ahora estos últimos dicen que no está bien que los dos vayamos montados en esta única bestia, y a ti también te parece verdad lo que dicen. Y como todo ha sucedido así, quiero que me digas cómo podemos hacerlo para no ser criticados de las gentes: pues íbamos los dos a pie, y nos criticaron; luego también nos criticaron, cuando tú ibas a caballo y yo a pie; volvieron a censurarnos por ir yo a caballo y tú a pie, y ahora que vamos los dos montados también nos lo critican. He hecho todo esto para enseñarte cómo llevar en adelante tus asuntos, pues alguna de aquellas monturas teníamos que hacer y, habiendo hecho todas, siempre nos han criticado. Por eso debes estar seguro de que nunca harás algo que todos aprueben, pues si haces alguna cosa buena, los malos y quienes no saquen provecho de ella te criticarán; por el contrario, si es mala, los buenos, que aman el bien, no podrán aprobar ni dar por buena esa mala acción. Por eso, si quieres hacer lo mejor y más conveniente, haz lo que creas que más te beneficia y no dejes de hacerlo por temor al qué dirán, a menos que sea algo malo, pues es cierto que la mayoría de las veces la gente habla de las cosas a su antojo, sin pararse a pensar en lo más conveniente.
»Y a vos, Conde Lucanor, pues me pedís consejo para eso que deseáis hacer, temiendo que os critiquen por ello y que igualmente os critiquen si no lo hacéis, yo os recomiendo que, antes de comenzarlo, miréis el daño o provecho que os puede causar, que no os confiéis sólo a vuestro juicio y que no os dejéis engañar por la fuerza de vuestro deseo, sino que os dejéis aconsejar por quienes sean inteligentes, leales y capaces de guardar un secreto. Pero, si no encontráis tal consejero, no debéis precipitaros nunca en lo que hayáis de hacer y dejad que pasen al menos un día y una noche, si son cosas que pueden posponerse. Si seguís estas recomendaciones en todos vuestros asuntos y después los encontráis útiles y provechosos para vos, os aconsejo que nunca dejéis de hacerlos por miedo a las críticas de la gente.
El consejo de Patronio le pareció bueno al conde, que obró según él y le fue muy provechoso.
Y, cuando don Juan escuchó esta historia, la mandó poner en este libro e hizo estos versos que dicen así y que encierran toda la moraleja:
Por críticas de gentes, mientras que no hagáis mal,
buscad vuestro provecho y no os dejéis llevar.

FIN