Si hay algún tema delicado de tratar, siempre suele ser relacionado con el dinero, pero debemos quitarnos los complejos y hablar abiertamente de algo que es tan común y normal, que todo el mundo nos relacionamos diariamente con ello.
Como es bien sabido, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, se sustenta con las aportaciones de los diezmos de sus miembros, en esta entrada voy a intentar analizar lo que significa y el sustento bíblico que la respalda.
Es bien sabido que cada organización, asociación o sociedad, debe recaudar fondos para su funcionamiento, y por lo tanto,debe buscar una manera de financiarse.
Desde tiempos antiguos, el Señor mandó a su pueblo pagar el diezmo para sustentar la obra de Dios. No obstante, muchos de los actuales detractores, que pertenecen a iglesias que se financian con ayudas gubernamentales o reciben bienes o rentas de Estados o Gobiernos, cosa que hace crear sumisión a los poderes seculares, algo que la Historia ya nos ha mostrado desde el siglo IV en la época del Emperador Constantino, que protegió y sustentó la Iglesia, pero que controló y manejó a su antojo, algo que fue un factor determinante en la gran Apostasía completa de la Iglesia Primitiva.
Si una Iglesia quiere verse libre del poder secular, debe ser economicamente independiente.
Consideremos pues, qué significa el diezmo y veamos lo que se cuenta en su contra.
Se dice que el diezmo es una obligación y que las aportaciones a una iglesia deberían ser voluntarias. Y yo digo que el diezmo se paga de forma voluntaria, lo único es que hacemos un compromiso con el Señor de darle una parte concreta de nuestros ingresos, pero no existe otra obligación mas allá de la de cualquier otro mandamiento, que cualquier cristiano acepta vivir cuando quiere seguir a Cristo, como por ejemplo, ser fiel a nuestro cónyuge, cuidar a nuestros hijos, no robar, no matar, etc... ¿son obligatorios? ... pues claro, si queremos seguir a Cristo, debemos hacer lo que El nos enseñó, pero nos comprometemos voluntariamente y nadie nos obliga, mas que nuestro deseo de amarlo y servirlo, tal como lo expresó en Juan 14
15 Si me amáis, guardad mis mandamientos.
Así es que lo hacemos voluntariamente, sabiendo y confiando en su buen uso por parte de los que administran la economía de la iglesia, porque si lo hacemos, pero sin un corazón sincero y solo por obligación, no nos sirve de nada (DyC.58:29)
Otro punto interesante con respecto al diezmo, es que nos iguala a todos, ricos y pobres, cualquiera que vive esa ley, la vive de la misma forma, diezme 100 o diezme 10.000, si es un diez por ciento de tus ingresos, pagas lo mismo que el mas rico de la tierra, por lo que es una ley celestial que nos pone a todos en el mismo lugar, independientemente de nuestros recursos.
Quizás el tema mas importante sobre el diezmo es la codicia, la avaricia que pueda mostrar aquel que lo solicita al amparo de la ley de Dios que está en la Biblia y que en breve paso a comentar. Es importante que consideremos como se usan esos fondos sagrados y su forma de usarlo demuestra avaricia o generosidad, tal como expresé en una entrada anterior.
http://mormondefender4biblia.blogspot.com.es/2015/07/mormones-dinero-y-diezmos.html

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Dicho esto, pasemos a considerar el diezmo, desde su perspectiva espiritual y bíblica, primero veamos que el principio del diezmo no corresponde a la Ley de Moisés, sino que es muy anterior, ya el Patriarca Abraham, cumplió con esta ley, así como lo hicieron sus hijos y descendencia, la Casa de Israel.
Génesis 14
20 y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos. Y le dio Abram los diezmos de todo.
y
Génesis 28
22 Y esta piedra que he puesto por señal será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, sin falta el diezmo apartaré para ti.
Asimismo, en la Ley de Moisés, el Señor reveló al profeta, la necesidad de guardar esta ley.
Levítico 27
30 Y todo el diezmo de la tierra, tanto de la semilla de la tierra como del fruto de los árboles, es de Jehová; es cosa consagrada a Jehová.
32 Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, la décima cabeza será consagrada a Jehová.
Números 18
21 Y he aquí, yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel como heredad, por su servicio, por cuanto ellos sirven en el servicio del tabernáculo de reunión.
24 Porque a los levitas les he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel que ofrecerán a Jehová como ofrenda; por eso les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad.
Siglos después, la Casa de Israel, seguía viviendo y enseñando este mandamiento
2 Crónicas 31
5 Y cuando este edicto fue divulgado, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino, aceite, miel y de todos los frutos de la tierra; y trajeron asimismo en abundancia los diezmos de todas las cosas.
6 También los hijos de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá, dieron del mismo modo los diezmos de las vacas y de las ovejas; y trajeron los diezmos de lo consagrado, de las cosas que habían prometido a Jehová su Dios, y lo juntaron en montones.
Incluso después de la destrucción de Jerusalén y del pueblo de Dios, al volver del destierro babilónico, la Casa de Israel siguió viviendo este principio.
Nehemias 10
37 para traer también las primicias de nuestras masas, y de nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, del vino y del aceite a los sacerdotes, a los depósitos de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra a los levitas, porque los levitas reciben los diezmos de nuestras labores en todas las ciudades.
Para finalizar, el último libro del Antiguo Testamento termina llamando a recordar el principio del diezmo de forma muy clara y contundente.
El diezmo es un principio con promesa y los que lo viven, reciben mucho mas de lo que aportan, tanto física como espiritualmente, yo doy testimonio personal de ello.
Malaquias 3
8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas.
10 Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
Pero nos asalta una duda.... ¿en el Nuevo Testamento se habla del diezmo?. Pues se habla poco, pero lo que se dice está claro y lo que no se dice, se puede entender si comprendemos otra ley que luego explicaré, en primer lugar veamos lo que dice Cristo
Mateo 23
23 ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque diezmáis la menta, y el eneldo y el comino, y habéis dejado lo más importante de la ley: la justicia, y la misericordia y la fe; esto era menester hacer, sin dejar de hacer lo otro.
y en otra versión, la Biblia de las Américas
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque pagáis el diezmo de la menta, del eneldo y del comino, y habéis descuidado los preceptos de más peso de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad; y éstas son las cosas que debíais haber hecho, sin descuidar aquéllas.
Veamos que Cristo reprocha a los fariseos su hipocresía y avaricia, olvidando lo más importante de la ley, pero fijense que Cristo les dice que lo primero es la misericordia...SIN DEJAR DE HACER LO OTRO...osea ... pagar el Diezmo.
Recordemos que Cristo vino a cumplir la ley, no abrogarla e igual que no abolió el Día de Reposo, ni el amor al prójimo, ni ninguno de los Diez Mandamientos, tampoco abolió el diezmo. Si no, lo hubiera enseñado explícitamente, y no lo hizo.
Mas aún, muchos de los mandamientos de la ley, lo que hizo fue ampliarlos, dando una nueva visión de los mismos y un nuevo espíritu de cumplimiento por amor a Dios y no por temor al castigo.
Eso debió pasar con el diezmo, aunque no está registrado, pero sí vemos la forma de administrar la economía de la iglesia de Cristo, después de su resurrección, y era la ley de Consagración, que es superior a la ley del diezmo.
La ley de Consagración, implica tener todos los santos sus bienes en común, es decir, no daban el diez por ciento de sus ingresos, sino que compartían el cien por cien de ellos, tal como leemos en Hechos, capitulo 4
32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía que era suyo nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común.
33 Y los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con gran poder, y había abundante gracia sobre todos ellos.
34 Así que no había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el producto de lo vendido
Vemos pues, que al principio, vivieron la ley de consagración, por lo que el diezmo era innecesario, ya que se vivía una ley superior.
De hecho, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cuando se restauró en 1830, se comenzó a vivir esta misma ley, la de Consagración, y solo es en 1838, cuando aparece la ley del diezmo como ahora la vivimos (D. y C. 119)
Para finalizar, les dejo con una pequeña explicación del mandamiento del diezmo, tomado de la página oficial de la iglesia.
Diezmo

Dar el diezmo es que uno dé libremente la décima parte de su ingreso anual al Señor por medio de Su Iglesia.
¿Qué es el diezmo?
La Biblia señala que el pueblo de Dios obedeció la ley del diezmo en la antigüedad; a través de los profetas modernos, Dios restauró esta ley nuevamente para bendecir a sus hijos. A fin de cumplir con este mandamiento, los miembros de la Iglesia dan una décima parte de sus ingresos al Señor a través de Su Iglesia. Estos fondos se emplean para edificar la Iglesia y promover la obra del Señor por todo el mundo.
Una de las bendiciones de ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es el privilegio de pagar diezmos. Tal privilegio representa una bendición doble. Al pagar los diezmos, los miembros de la Iglesia demuestran su gratitud a Dios por las bendiciones, así como su determinación de confiar en el Señor en vez de en las cosas materiales. También ayudan a avanzar la obra del Señor en la tierra, con lo cual otorgan a otros hijos de Dios la bendición de aprender de Él y crecer en el Evangelio.
El diezmo se conoce desde la época del Antiguo Testamento. Por ejemplo, está registrado en Génesis 14:17-20 que Abram pagó los diezmos a Melquisedec.
Por medio del profeta Malaquías, el Señor declaró:
“Traed todos los diezmos al alfolí, y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde” (Malaquías 3:10).
Los miembros de la Iglesia entregan sus donaciones de los diezmos a los líderes locales. Dichos líderes transfieren los fondos directamente a las Oficinas Generales de la Iglesia, donde un consejo determina las formas específicas de usar estos fondos sagrados. Este consejo se compone de la Primera Presidencia, el Quórum de los Doce Apóstoles y el Obispado Presidente. Actuando de conformidad con la revelación, toman decisiones basadas en la dirección recibida del Señor. (Véase D. y C. 120:1.)
Los fondos de los diezmos siempre se emplean para los propósitos del Señor: construir y mantener templos y centros de reuniones, apoyar la obra misional, educar a los miembros de la Iglesia y efectuar la obra del Señor en el mundo entero.
Véase también Ayuno y ofrendas de ayuno.
Al igual que los miembros de otras religiones, los Santos de los Últimos Días creen que el pago de los diezmos demuestra gratitud a Dios y trae bendiciones espirituales y temporales.
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