Mormones ¿Quien es Satanás?




Como persona curiosa que soy, veo, leo y escucho muchos artículos, programas y comentarios de otros hermanos cristianos de diferentes denominaciones. En diversos blogs he llegado a hacer amistad virtual con algunas personas, con las cuales debatimos sobre principios del Evangelio, a petición de una estimada hermana de otra fe, he preparado este artículo sobre lo que los mormones creemos acerca de Satanás.

Primero hay que conocer su naturaleza y condición

Hay que saber que todos somos hijos de Dios, que tanto ángeles, querubines o serafines como demonios, somos hijos de Nuestro Padre Celestial, por lo que, físicamente somos iguales, es decir, no hay demonios de tres metros, cuernos y rabo, sino que todos tienen la apariencia semejante a la nuestra.

Veamos lo que enseña el libro Leales a la Fe.


Satanás, llamado también el adversario o el diablo, es el enemigo de toda rectitud y de los que se esfuerzan por seguir a Dios. Él es un hijo espiritual de Dios que una vez fue un ángel “que tenía autoridad delante de Dios” (D. y C. 76:25; véase también Isaías 14:12D. y C. 76:26–27); pero en el concilio preterrenal de los cielos, Lucifer, que en ese entonces era su nombre, se rebeló contra nuestro Padre Celestial y el plan de salvación. En esa rebelión contra Dios, Satanás “pretendió destruir el albedrío del hombre” (Moisés 4:3). Él dijo: “Redimiré a todo el género humano, de modo que no se perderá ni una sola alma, y de seguro lo haré; dame, pues, tu honra” (Moisés 4:1).
Satanás persuadió a “la tercera parte de las huestes del cielo” a alejarse del Padre (D. y C. 29:36) y, como resultado de esa rebelión, él y sus seguidores fueron expulsados de la presencia de Dios y privados de la bendición de recibir un cuerpo físico (véase Apocalipsis 12:9); además, se les negó la oportunidad de recibir herencia alguna en un reino de gloria.

Como podemos ver aquí, todos en principio, éramos iguales, aquellos que se rebelaron, perdieron la oportunidad de nacer en la Tierra y obtener su cuerpo y seguir con su progreso eterno.

La clave está en el albedrío, Lucifer quería anularlo, Jesucristo quería respetarlo, con todo lo que conlleva. Sin albedrío hubiéramos sido como robots, sin progreso, porque no había oposición, un camino mas fácil que Lucifer sugirió y una tercera parte de los hijos de Dios apoyaron y que causó su rebelión y expulsión.

Además, Lucifer quería la honra para sí mismo, mientras que Jesucristo, quería darle honra al Padre.

Aquí los dos grandes pecados de Lucifer, coerción y soberbia.


Consecuencias de la Rebelión contra Dios.

Sigamos leyendo en Leales a la Fe.

Nuestro Padre Celestial permite que Satanás y sus seguidores nos tienten como parte de nuestra experiencia en la vida terrenal (véase 2 Nefi 2:11–14D. y C. 29:39). Debido a que Satanás “busca que todos los hombres sean miserables como él” (2 Nefi 2:27), él y sus seguidores tratan de alejarnos de la rectitud. Él dirige su oposición más extenuante contra los aspectos más importantes del plan de felicidad de nuestro Padre Celestial; por ejemplo, busca desacreditar al Salvador y al sacerdocio, hacernos dudar del poder de la Expiación, falsificar la revelación, distraernos de la verdad y convencernos de que no existe la responsabilidad personal. Intenta socavar a la familia al causar confusión en cuanto a la identidad sexual, al fomentar las relaciones sexuales fuera del matrimonio, al ridiculizar el matrimonio.

Leales a la fe, páginas 178 y 179


Como podemos observar, el diablo y sus seguidores están en este mundo tratando de alejarnos de Dios y de todo lo bueno. Tienen el poder y el permiso para tentarnos y asustarnos, pero no para dominarnos, por eso es que en la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, no hablamos demasiado de Satanás, como he podido oír hablar en otras iglesias, que siempre lo están nombrando o reprendiendo, tal es así, que pareciera mas importante que nuestro Salvador Jesucristo.

Recordemos que los demonios no tienen cuerpo y que por lo tanto, están sujetos a todos los que sí lo poseemos, y que ellos no tienen poder sobre nosotros, sino hasta donde se lo concedemos, por lo tanto no debemos hablar en exceso de ellos, porque les hacemos el juego y les damos poder.

El profeta José Smith describió estos dos aspectos, que se encuentran en el libro "Enseñanzas del Profeta José Smith, página 100

El primer paso en la salvación del hombre estriba en el conocimiento de las leyes de principios eternos, principios que por sí existen. Los espíritus son eternos. Al efectuarse a primera organización en los cielos, todos estuvimos presentes, y presenciamos la elección y nombramiento del Salvador, y la formación del plan de salvación, y nosotros lo aprobamos. Vinimos a este mundo con objeto de obtener un cuerpo y poder presentarlo puro ante Dios en el reino celestial. El gran plan de la felicidad consiste en tener un cuerpo. El diablo no tiene cuerpo, y en eso consiste su castigo. Se deleita cuando puede obtener el cuerpo de un hombre; y cuando el Salvador lo echó fuera, pidió permiso de entrar en el hato de puercos, mostrando que prefería tener el cuerpo de los cerdos que ninguno. Todos los seres que tienen cuerpos, tienen dominio sobre los que no los tienen. El diablo no tiene poder sobre nosotros sino hasta donde se lo permitimos. El momento en que nos rebelamos contra cualquier cosa que viene de Dios, el diablo ejerce su dominio

Aunque Satanás disfruta de un tiempo de poder y autoridad y la ejerce para destrucción, a la vez, nos sirve para poder ejercer nuestro libre albedrío y escoger servirle a él o a Dios, por lo que todo mal del demonio procede y aunque Cristo lo reconoció como el "príncipe de este mundo" (Juan 14: 30), solo tiene el poder que le queramos conceder en nuestra vida, aunque puede ejercerlo en otros para nuestro pesar y probación, de ahí, la gran maldad que hay en el mundo.

Pero tenemos promesas de protección y guía, si desechamos la maldad y buscamos al Señor en nuestras vidas.

Santiago 1


12 Bienaventurado el hombre que soporta la tentación, porque una vez que haya sido aprobado, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que le aman.
 13 Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios, porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie,

Santiago 4
 Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros.

Deuteronomio 31
 Y Jehová es el que va delante de ti; él estará contigo; no te dejará ni te desamparará; no temas ni te intimides.

Juan 10
 14 Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen,
 15 así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.

Podemos, pues, confiar en Nuestro Salvador, para librarnos de todo mal y temor.




Finalmente una hermosa historia que resume todo lo anteriormente expuesto, la experiencia que tuvo Moisés al ver a Dios, y después ser tentado por Satanás, recibida por revelación al profeta José Smith y registrada en La Perla de Gran Precio, como el Libro de Moisés, capitulo 1

 LAS palabras de Dios, las cuales habló a Moisés en una ocasión en que Moisés fue arrebatado a una montaña extremadamente alta,
  y vio a Dios cara a cara, y habló con él, y la gloria de Dios cubrió a Moisés; por lo tanto, Moisés pudo soportar su presencia.
  Y Dios habló a Moisés, diciendo: He aquí, soy el Señor Dios Omnipotente, y Sin Fin es mi nombre; porque soy sin principio de días ni fin de años; ¿y no es esto sin fin?
  He aquí, tú eres mi hijo; mira, pues, y te mostraré las obras de mis manos; pero no todas, porque mis obras son sin fin, y también mis palabras, porque jamás cesan.
...//...
 Y la presencia de Dios se apartó de Moisés, de modo que su gloria ya no lo cubría; y Moisés quedó a solas; y al quedar a solas, cayó a tierra.
 10  Y sucedió que por el espacio de muchas horas Moisés no pudo recobrar su fuerza natural según el hombre, y se dijo a sí mismo: Por esta causa, ahora sé que el hombre no es nada, cosa que yo nunca me había imaginado.
 11  Pero ahora mis propios ojos han visto a Dios; pero no mis ojos naturales, sino mis ojos espirituales; porque mis ojos naturales no hubieran podido ver; porque habría desfallecido y me habría muerto en su presencia; mas su gloria me cubrió, y vi su rostro, porque fui transfigurado delante de él.
 12  Y aconteció que cuando Moisés hubo pronunciado estas palabras, he aquí, Satanás vino para tentarlo, diciendo: Moisés, hijo de hombre, adórame.
 13  Y sucedió que Moisés miró a Satanás, y le dijo: ¿Quién eres tú? Porque, he aquí, yo soy un hijo de Dios, a semejanza de su Unigénito. ¿Y dónde está tu gloria, para que te adore?
 14  Porque he aquí, no hubiera podido ver a Dios, a menos que su gloria me hubiera cubierto y hubiera sido transfigurado ante él. Pero yo puedo verte a ti según el hombre natural. ¿No es verdad esto?
 15  Bendito sea el nombre de mi Dios, porque su Espíritu no se ha apartado de mí por completo, y por otra parte, ¿dónde está tu gloria?, porque para mí es tinieblas. Y puedo discernir entre tú y Dios; pues él me dijo: Adora a Dios, porque a él sólo servirás.
 16  Vete de aquí, Satanás; no me engañes; porque Dios me dijo: Eres a semejanza de mi Unigénito.
 17  Y también me dio mandamientos cuando me habló desde la zarza que ardía, diciendo: Invoca a Dios en el nombre de mi Unigénito y adórame.
 18  Y añadió Moisés: No cesaré de clamar a Dios; tengo otras cosas que preguntarle: porque su gloria ha estado sobre mí; por tanto, puedo discernir entre tú y él. Retírate de aquí, Satanás.
 19  Y cuando Moisés hubo pronunciado estas palabras, Satanás gritó en alta voz y bramó sobre la tierra, y mandó y dijo: Yo soy el Unigénito, adórame a mí.
 20  Y aconteció que Moisés empezó a temer grandemente; y al comenzar a temer, vio la amargura del infierno. No obstante, clamando a Dios, recibió fuerza, y mandó, diciendo: Retírate de mí, Satanás, porque sólo a este único Dios adoraré, el cual es el Dios de gloria.
 21  Y entonces Satanás comenzó a temblar, y se estremeció la tierra; y Moisés recibió fuerza, e invocó a Dios, diciendo: En el nombre del Unigénito, retírate de aquí, Satanás.
 22  Y ocurrió que Satanás gritó en voz alta, con lloro, y llanto, y crujir de dientes; y se apartó de allí, sí, de la presencia de Moisés, de modo que no lo vio más.
 23  Y Moisés dio testimonio de esto; pero no existe entre los hijos de los hombres por motivo de la iniquidad.





TEMPLOS MORMONES

Por qué los Santos de los Últimos Días construyen templos

Templo de Herodes

Un mandamiento con bendiciones

Desde los tiempos del Antiguo Testamento, el Señor ha mandado a Su pueblo construir templos ―estructuras sagradas donde Él podía enseñarles, guiarles y bendecirles. Por ejemplo, el Señor mandó a los israelitas construir un tabernáculo portátil, el cual funcionaría como su templo mientras anduvieran por el desierto (véase Éxodo 26–2740:35). Referencias adicionales a templos en el Antiguo Testamento se encuentran en 2 Crónicas 5:1–147:1-2 (Templo de Salomón) y Esdras 3:1-136:3 (Templo de Zorobabel).

Tabernáculo portátil

El Señor mandó a los israelitas construir un tabernáculo portátil, el cual funcionaría como su templo mientras anduvieran por el desierto (véase Éxodo 26–2740:35).
     
Cuando Jesucristo estuvo en la tierra, el único templo existente se le conocía como el Templo de Herodes. Jesús a menudo se encontraba en este templo (véase, por ejemplo, Lucas 2:40–49;Mateo 21:10–14).
Después de haber sido rechazados y la muerte de los apóstoles de Jesús, no hubo templos en la tierra durante muchos siglos. Cuando se restauró el evangelio de Jesucristo a principios de 1800, el Señor nuevamente mandó a su pueblo a construir templos (véase D. y C. 88:119; véase también la sección 95). Los primeros templos de la Iglesia restaurada se construyeron en Ohio, Illinois, y con el tiempo en Utah. Actualmente la Iglesia cuenta con 141 templos en funcionamiento por todo el mundo. Sin importar la ubicación o la época, los templos son los lugares más sagrados sobre la tierra, un lugar donde el cielo y la tierra se encuentran y donde nos sentimos cerca de nuestro Padre Celestial y Jesucristo.
Los Santos de los Últimos Santos edifican el Templo de Kirtland, Ohio


Lo que sucede en los templos


En el templo se nos enseña, hacemos convenios y se nos prometen bendiciones. Recibimos ordenanzas que nos permiten vivir en la presencia de Dios.

Investidura

Una ordenanza que recibimos en el templo es la investidura. La palabra investidura significa “don” u “otorgamiento”. Como parte de esta ordenanza, se nos enseña el propósito de la vida, la misión y la expiación de Jesucristo y el plan de nuestro Padre Celestial para Sus hijos. Alcanzamos a vislumbrar lo que será vivir en Su presencia al sentir el ambiente apacible del templo. 

Sellamiento

Otra ordenanza del templo es la ordenanza de sellamiento, en la que los esposos y las esposas se sellan el uno al otro, y los hijos son sellados a sus padres en familias eternas. Esto significa que si somos fieles a nuestros convenios, nuestras relaciones familiares seguirán existiendo durante la eternidad. Las personas a veces se refieren a esta ordenanza como “matrimonio en el templo” o “matrimonio eterno”.

Ordenanzas por las personas fallecidas

Además de recibir estas ordenanzas para nosotros mismos, podemos recibirlas por nuestros antepasados fallecidos. De ese modo, las personas que murieron sin recibir las ordenanzas esenciales tales como el bautismo y la confirmación, la investidura y el sellamiento, tienen la oportunidad de aceptar dichas ordenanzas.

Las bendiciones del templo

Fotografía del Presidente Thomas S. Monson
“No creo que haya lugar en el mundo en el que me sienta más cerca del Señor que en uno de Sus santos templos”.
—Presidente Thomas S. Monson
Además del sentimiento de cercanía al Señor que experimentamos en el templo, podemos seguir recibiendo bendiciones al retornar a nuestras actividades diarias. El asistir al templo nos proporciona una perspectiva más clara, un sentido de propósito y paz. El presidente Thomas S. Monson describió las bendiciones del templo de la siguiente manera:
Ilustración de una familia caminando cerca del templo.
“Al ir a la santa Casa, al recordar los convenios que allí hacemos, podremos soportar toda prueba y vencer cada tentación. El templo le brinda propósito a nuestras vidas; trae paz a nuestras almas, no la paz que ofrecen los hombres, sino la paz que prometió el Hijo de Dios cuando dijo: ‘La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo’”.
El presidente Boyd K. Packer, presidente del Quórum de los Doce Apóstoles, describió las bendiciones adicionales de asistir al templo:
“Cuando los miembros de la Iglesia se sienten angustiados o cuando decisiones críticas agravan pesadamente sus pensamientos, es normal que vayan al templo. Es un buen lugar al cual podemos llevar nuestras inquietudes. En el templo podemos recibir perspectiva espiritual; allí, durante el tiempo de servicio en el templo, nos encontramos ‘fuera del mundo’.
“A veces sucede que la mente se nos abruma de problemas y nos sentimos acosados por multitud de asuntos que exigen nuestra atención inmediata, a tal grado que sencillamente no podemos pensar ni ver con claridad. En el templo parece asentarse la nube de distracción, parecen levantarse la niebla y la bruma, y podemos ‘ver’ lo que antes no veíamos y hallar una manera de salir de nuestras dificultades, de la que hasta entonces no teníamos conocimiento.
“El Señor nos bendecirá a medida que nos ocupemos de la sagrada obra de las ordenanzas del templo. Las bendiciones que allí recibiremos no se limitarán a nuestro servicio en el templo, sino que seremos bendecidos en todos nuestros asuntos” (“El Santo Templo”, Liahona, octubre de 2010).

Dentro del Templo

“En el templo parece asentarse la nube de distracción, parecen levantarse la niebla y la bruma, y podemos ‘ver’ lo que antes no veíamos y hallar una manera de salir de nuestras dificultades, de la que hasta entonces no teníamos conocimiento”.
—Presidente Boyd K. Packer

Estructura

El templo es un lugar apacible y sagrado, apartado de las preocupaciones y la agitación del mundo. Todos los sectores del templo se mantienen de manera hermosa y minuciosa a fin de preservar un espíritu de reverencia. El templo tiene muchos salones a fin de poder efectuar las ordenanzas.
La pila bautismal

La pila bautismal

Hallamos en la Biblia lo que enseñó Jesús sobre el bautismo (véase, por ejemplo, Juan 3:5). Debido a que muchas personas no tuvieron la oportunidad de ser bautizadas en esta vida, se utilizan las pilas bautismales de los templos para bautizar a personas vivas en nombre de los que fallecieron. La pila bautismal descansa sobre los lomos de doce bueyes, siguiendo una tradición que viene desde el Templo de Salomón, la cual se describe en el Antiguo Testamento. Los bueyes representan a las doce tribus del antiguo Israel.
Sala de ordenanzas

Salas de ordenanzas

En las salas de ordenanzas se da una reseña del plan de Dios para Sus hijos. Los Santos de los Últimos Días aprenden acerca de su vida premortal y mortal, de la creación del mundo y de la Caída del hombre, del papel central de Jesucristo como el Redentor de todos los hijos de Dios, y de las bendiciones que pueden recibir en la vida venidera.
Salón celestial

Salón celestial

El salón celestial simboliza el estado exaltado y pacífico que todos pueden lograr al vivir el evangelio de Jesucristo. Este salón representa la felicidad, la armonía interior y la paz que están al alcance de las familias eternas en la presencia de nuestro Padre Celestial y de Su Hijo Jesucristo.
Sala de sellamiento

Sala de sellamiento

En la sala de sellamientos, la novia y el novio se unen en matrimonio, no sólo por esta vida, sino también por la eternidad.

La vestimenta

Quienes asisten al templo pasan a un cuarto donde se cambian su ropa de la calle y visten ropas blancas. Este cambio de ropa sirve de recordatorio de que provisionalmente se deja atrás el mundo y se entra en un lugar santo. La ropa blanca simboliza pureza, y el hecho de que todos se vistan igual en el templo crea un sentido de unidad e igualdad.
COPIADO DE LA PAGINA OFICIAL DE LA IGLESIA
https://www.lds.org/church/temples/why-we-build-temples/inside-the-temple?lang=spa


Libro de Mormon, Pruebas Arqueológicas 3. Idioma Egipcio Reformado



Dentro de la historia y arqueología del Libro de Mormón, hay un tema muy discutido y denostado, que es el idioma en que fue escrito originalmente.

Nefi, el primer profeta del Libro de Mormón, explica que escribe utilizando "la ciencia de los judíos y la lengua de los egipcios" (1 Nefi 1: 2). Mil años mas tarde, Moroni, el último profeta del Libro de Mormón, aun  reconociendo que habían alterado mucho el idioma original de sus escritos, denomina su lenguaje como "egipcio reformado" (Mormón 9: 32)

Los detractores del mormonismo alegan que esto es imposible, porque en la época de Nefi, los judíos y los egipcios eran enemigos y no se trataban, cosa que ha causado mucha controversia, ya que alegan que. bajo esta premisa, es imposible que los profetas del Libro de Mormón contaran la verdad.

Pero como el Libro de Mormón es obra de Dios y no de hombres, el tiempo todo lo pone en su sitio y hace algunos años, se han encontrado diversas ostraca con lenguaje hebreo y egipcio juntos, cosa que demostraría la veracidad de las declaraciones de los profetas del Libro de Mormón.

Como muchos sabrán, el idioma egipcio tenía tres tipos de escritura, la jeroglífica, la demótica y la hierática, y aquí, en el siguiente articulo que copio de mis amigos de  "Evidencias del Libro de Mormón", queda meridianamente claro y preciso, que tal como testifican los profetas del Libro de Mormón, la escritura que utilizaron es históricamente posible.

Espero que lo disfruten.


26 enero 2013


La ostraca de Tel-Arad demuestra el uso de egipcio reformado por hebreos en el siglo VII a.C. tal como lo dice el Libro de Mormón.

Autor: John A. Tvedtnes.
Traductor: Antonio A. Caballero.


La zona de Tel Arad, situada al noreste de Beersheva en el sur israelí, fue excavada desde 1962 hasta 1967 en un esfuerzo conjunto del Departamento de Arqueología de la Universidad Hebrea, el Departamento de Antigüedades del Ministerio de Educación y Cultura y la Sociedad de Exploración de Israel. Las excavaciones se llevaron a cabo bajo la dirección del Profesor Yohanan Aharoni, posteriormente por la Universidad Hebrea de Jerusalén y en la actualidad por el director del Instituto de Arqueología de la Universidad de Tel Aviv.

Fragmentos cerámicos con inscripciones

Durante las excavaciones de 1965 se descubrieron algunas ostracas (Un ostracon es un fragmento de cerámica en el que aparece algún tipo de escritura. En el antiguo cercano oriente, cada vez que una vasija se rompía, las piezas no se desechaban, más bien eran conservadas al igual que guardamos hoy un “papel borrador”). Muchas de estas [ostracas] tenían inscripciones hebreas y fueron datadas c.598-587 a.C. [1], sin embargo, una que databa "del siglo VII a.C.", estaba en egipcio hierático. [2]

En la campaña de 1967, se descubrió en esa zona un ostracon con una importancia particular para el presente estudio. Su escritura era una combinación de hebreo y textos hieráticos. De acuerdo con el informe de Sh. Yeivin [3], de la Universidad de Tel Aviv, el ostracon data de "finales del siglo VII a.C.", es decir, poco antes del año 600 a.C.

La Fig.1 que se adjunta, es un dibujo del ostracon. Los símbolos hieráticos egipcios están representados en negro oscuro y las letras hebreas en un negro más claro. A primera vista, uno podría suponer que había dos textos distintos, pero ese no es el caso. Toda la inscripción ha sido traducida y publicada por Yeivin. Esta traducción, junto con la transliteración de los caracteres hieráticos y hebreos (en negro oscuro y claro, respectivamente) aparecen en la Fig. 1. La transliteración restaura dos símbolos egipcios, cuyas delineaciones pueden ser percibidas al someter el ostracon a un examen de infrarrojos; dichas restauraciones se encuentran entre paréntesis en la transliteración.

De las 17 palabras del texto, 10 están escritas en hierático y siete en hebreo. Sin embargo, de las últimas siete palabras, sólo dos tienen un significado hebraico. Estas dos son en realidad la misma palabra, m. que significa "procedente de", en este caso es utilizada, al igual que se escribiría normalmente en hebreo, como prefijo. Las otras cinco, mientras que escritas en letras hebreas, para nada son hebreas, sino más bien egipcias. Dos de estas cinco son topónimos y los otros tres aparecen en la segunda línea de la inscripción.

De las 10 palabras escritas en escritura hierática, cuatro son números (apareciendo uno en cada línea). Un símbolo, que representa una medida de capacidad, aparece cuatro veces (una vez en cada línea) y la otra palabra egipcia aparece dos veces.

Así, mientras que hay 17 palabras en el ostracon, si uno descuenta la repetición de las palabras, no hay más que seis palabras escritas en hierático (de las cuales cuatro son números), todas con significados egipcios y seis palabras escritas en hebreo, de las cuales sólo una tiene un significado en hebreo (las otras cinco son egipcias).


Fig. 1. La “combinación” en el ostracon de Tel Arad

Yeivin escribe lo siguiente:

"Los dos textos proporcionan información complementaria y se entremezclan. Sin embargo, uno no puede estar seguro de cómo lo leía el escriba que escribió el texto, si en hebreo de principio a fin, pronunciando todos los signos de apariencia hierática en sus equivalentes hebraicos o si lo hacía en una especie de jerga mixta dando una apreciación egipcia a los signos hieráticos".
Mi opinión personal es que el texto tenía por objetivo principal dirigirse a las personas cuya lengua materna era el egipcio. Las razones son dos: (1) las palabras hieráticas superan en número a las palabras escritas en hebreo y (2) todas menos una de las palabras escritas en hebreo son, en realidad, palabras egipcias transliteradas (que no traducidas) al hebreo. En cualquier caso, una cosa está clara: la persona que escribió el ostracon sabía utilizar tanto el hebreo como el sistema egipcio de escritura hierática. También es probable que hablara ambos idiomas.

El descubrimiento de este ostracon provocó la revisión de otras inscripciones encontradas en Palestina. Existe, por ejemplo, la cuestión de las antiguas medidas de peso hebreas, las cuales están inscritas con símbolos, que por algunos es asumido como un antiguo sistema de numeración hebrea [4]. Este mismo sistema numérico aparece en varias inscripciones en hebreo, encontradas en lugares tan diversos como Samaria[5], Laquis [6] y Gezer [7]. Sin embargo, fue mostrado por M. Noth que estos símbolos no eran más que símbolos hieráticos egipcios para algunos números que habían sido adoptados por los hebreos[8]. La ostraca de Tel Arad lo ha confirmado, ya que estos números hieráticos no sólo aparecen en el ostracon hierático de la campaña de 1965, sino que también en la combinación del ostracon de 1967 que acabamos de examinar, además de algunas de las ostracas hebreas[9]. 

Sugerencias históricas

Hay dos grandes sugerencias históricas sobre los hallazgos de Tel Arad. La primera es que, en el siglo VII a.C., existía una buena relación entre Judea y Egipto. Esto, por supuesto, es una conclusión que ha ido ganando mucho más apoyo con el paso del tiempo y que fue debatido por el Dr. Hugh Nibley en 1950.

La segunda sugerencia histórica es que en Judea había, a finales del siglo VII a.C., personas que hicieron uso de ambas, tanto de la escritura hebrea así como del sistema de escritura hierático egipcio. Esto es muy significativo en vista de una declaración sobre Lehi que aparece en el Libro de Mormón:
“porque no habría sido posible que nuestro padre Lehi hubiese recordado todas estas cosas para haberlas enseñado a sus hijos, de no haber sido por la ayuda de estas planchas; porque habiendo sido instruido en el idioma de los egipcios, él pudo leer estos grabados y enseñarlos a sus hijos…” [10]
Concerniente a las habilidades lingüísticas de Lehi, su hijo Nefi escribió lo siguiente:
“Sí, hago la relación en el lenguaje de mi padre, que se compone de la ciencia de los judíos y el idioma de los egipcios”.[11]
El significado exacto de esta declaración ha eludido, durante mucho tiempo, a los estudiantes del Libro de Mormón. Una de las teoría es que las planchas de Nefi contenían ambas escrituras, tanto egipcia como hebrea, tal vez entremezcladas. Otra [teoría] es que las planchas fueran grabadas con símbolos egipcios, siendo estas simples transliteraciones del hebreo. La reciente evidencia [hallada] en Tel Arad, no sólo admite ambas como una posibilidad en la Judea de la época de Lehi, sino que en realidad ¡permite ambas teorías al mismo tiempo! Por lo tanto, es posible que la situación del Libro de Mormón sea totalmente contraria al de la ostraca de Tel Arad: en lugar de tener un texto combinado con un significado subyacente egipcio, el idioma subyacente sería el hebreo, o como sugiere Nefi, "la ciencia de los judíos".
La ilustración de este principio se puede mejorar por medio de estas frases:

[3.          dis is an ínglish sentens (transliteración al español de una frase en inglés)]


La frase Nº 1 está escrita con caracteres arábigos, sin embargo, ésta combinación de sonidos no tendría sentido para un árabe, puesto que las palabras son en realidad inglesas. Si un árabe fuera a leerlo en voz alta, diría lo siguiente: "This is an English sentence" [“Esta es una frase inglesa”]. Aquellos a su alrededor, si fueran árabes, no la entenderían, pero cualquier persona cercana que supiera inglés si la entendería, a pesar de que alguno de los sonidos sólo podrían aproximarse a los correspondientes sonidos del inglés.



Del mismo modo, la frase Nº 2, mientras que está escrita con el mismo alfabeto que usamos en inglés, carece totalmente de sentido en este idioma. Pero si cualquiera de los presentes hoy fuera a leerla en voz alta, asignando a cada letra el sonido que normalmente le daría si fuera una frase inglesa, sólo unos pocos de esta audiencia lo entenderían, puesto que las palabras son hebreas y el significado es "Esta es una frase hebrea" [“זה משפט באנגלית”].



Egipcio Reformado



El profeta Moroni, hablando sobre el registro nefita, declara:

“Y he aquí, hemos escrito estos anales según nuestro conocimiento, en los caracteres que entre nosotros se llaman egipcio reformado; y los hemos transmitido y alterado conforme a nuestra manera de hablar. Y si nuestras planchas hubiesen sido suficientemente amplias, habríamos escrito en hebreo; pero también hemos alterado el hebreo; y si hubiésemos podido escribir en hebreo, he aquí, no habríais tenido ninguna imperfección en nuestros anales. Pero el Señor sabe las cosas que hemos escrito, y también que ningún otro pueblo conoce nuestra lengua; y por motivo de que ningún otro pueblo conoce nuestra lengua; por lo tanto, él ha preparado los medios para su interpretación”. [12]
Nuevamente aquí, los investigadores han tenido que especular sobre el significado del término "egipcio reformado". Algunos, como Ariel L. Crowley, han sostenido que esto sólo se refiere a una forma cursiva de egipcio, es decir, demótico o hierático, en lugar del jeroglífico oficial. Estas formas cursivas fueron, por supuesto, conocidas y utilizadas en Egipto y uno de ellos, el hierático, es responsable de las palabras y números que aparecen en las ostracas de Tel Arad y en otras, así como en pesos. Crowley ha demostrado que muchos de los símbolos hallados en la llamada Transcripción de Anthon, presuntamente copiados de las planchas por Joseph Smith, son de hecho demóticos [13]. 

En vista de los descubrimientos de Tel Arad, otra interpretación es posible, es decir, que el "egipcio reformado" puede ser un texto combinado, como el que se discutió más arriba. El hecho de que la transcripción de Anthon contenga una serie de letras hebreas añade peso a este punto de vista. Sin embargo, la declaración de Moroni indica que los propios nefitas fueron los responsables de la alteración de su sistema de escritura, de ambos, tanto el egipcio como el hebreo. Concerniente a si lo que quiere decir es que el "egipcio reformado" se compone de caracteres alterados por ellos o si quiere decir que alteraron el ya existente egipcio “reformado” o cursiva, no está claro. Su afirmación sobre que "ningún otro pueblo conoce nuestra lengua" puede indicar la primera, si descontamos las identificaciones de Crowley. Es poco probable que las alteraciones a las que se refiera sean el añadir, por parte de los nefitas, letras hebreas a los caracteres egipcios, porque indicaría que también el hebreo habría sido alterado por ellos.

Cabe destacar de pasada que la declaración de Moroni concede una evidencia a la teoría de que la estructura subyacente de los escritos nefitas era el hebreo, mientras que el propio texto era algún tipo de egipcio. Él dice: " y si hubiésemos podido escribir en hebreo, he aquí, no habríais tenido ninguna imperfección en nuestros anales". Ningún lenguaje puede decirse que sea imperfecto en sí o por sí mismo y solamente podría decirse de un idioma que es deficiente si no puede describir adecuadamente las ideas y la tecnología de la gente que lo habla. Pero a menudo, mientras se traduce, hay una pérdida de significado y en el caso de una transliteración imperfecta (una en la que el sistema de escritura que se utiliza no pueda representar eficazmente todos los sonidos de la lengua original que se está transliterando) están destinadas a tener imperfecciones. Claramente, los caracteres del "egipcio reformado" usados ​​por los nefitas no eran del todo adecuados para expresar sus pensamientos, mientras que el alfabeto hebreo, de haberlo utilizado, habría sido más eficaz.

La declaración de Moroni sobre que la escritura había sido alterada “conforme a nuestra manera de hablar” es interesante. Es posible que esté refiriéndose a una readaptación del sistema de escritura para que se corresponda con los cambios de sonido que gradualmente ganan terreno en todas las lenguas humanas a causa de la derivación lingüística. Por lo general, las comunidades lingüísticas no reconocen que estos cambios han ocurrido. Pero un rápido vistazo a la terminación "-ough" de las palabras en inglés, tales como "tough, through, though", etc, mostrará que, si bien son casi idénticas en ortografía son ahora muy diferentes en pronunciación, aunque en su día fueran pronunciadas casi de la misma manera. Por lo tanto, uno no puede asignar más que un solo sonido a "-ough" en el inglés moderno. Sin embargo, muchas veces veo escrito "T-u-f-f", "t-h-r-u" y "t-h-o" en un intento de hacerlos corresponder a los sonidos que por lo general asignan a nuestras letras inglesas.

Algunas comunidades lingüísticas tienen menos reparos en reconocer que el sonido cambia con el tiempo debido a que han tratado de mantener un lenguaje "clásico" que, aunque normalmente no se habla, se corresponda en líneas generales a la lengua escrita en los textos sagrados: por ejemplo, el Latín en la Iglesia Católica. También ocurre lo mismo con el árabe. Los árabes han mantenido deliberadamente la pronunciación del árabe clásico en la lectura de su libro sagrado, el Corán, mientras que el habla cotidiana ha cambiado con el tiempo.

La preocupación nefita con respecto a los anales, i.e. las planchas de Nefi, pudo haber creado una situación similar, en la cual, mientras que con el paso del tiempo las nuevas palabras y diferentes pronunciaciones se deslizaban en el lenguaje oral, se fueron incorporando a los escritos posteriores, con caracteres modificados donde era necesario. Además, Mormón y su hijo Moroni, quien resumió los anales nefitas (del que una parte de dicho compendio se ha convertido en nuestro Libro de Mormón), pudieron haber alterado el texto de escritores anteriores en un intento de actualizar el Libro.
Fuentes
  1. Yohanan Aharoni. “Hebrew Ostraca from Tel Arad”, Israel Exploration Journal, Vol. 16, No. 1, pp.1-7.
  2. Sh. Yeivin, “A Hieratic Ostracon from Tel Arad”, Israel Exploration Journal, Vol. 16, No. 3, pp. 153-159.
  3. Sh. Yeivin, “An Ostracon from Tel Arad Exhibiting a Combination for Two Scripts”, The Journal of Egyptian Archaeology, Vol. 55 (August, 1969), pp. 98-102.
  4. Véase, por ejemplo, Yigael Yadin, “Ancient Judaean Weights and the Date of the Samaria Ostraca”, Scripta Hierosolymitana, Vol. 8, pp. 10-25.
  5. Véase J. W. Crowfoot, G. M. Crowfoot y Kathleen M. Kenyon, The Objects from Saramia, pp. 11-13, 16-18, 29-32. (Palestine Exploration fund: London, 1957).
  6. Véase David Diringer, “On Hebrew Inscriptions Discovered at Tell-ed-Duweir (Lachish)-III”, Palestine Exploration Quarterly, júlio-Octubre de 1943, pp. 89-99.
  7. Véase R. A. Stewart MacAlister, The Excavation of Gezer, Vol. 2, pp. 276, 283, 285-287, 291. (Publicado en Londres por el Committee of the Palestine Exploration Fund, por John Murray, 1912).
  8. Véase Yohanan Aharoni, “The Use of Hieratic Numerals in Hebrew Ostraca and the Shekel Weights”, Bulletin of the American Schools of Oriental Research, No. 184, pp. 13-21.
  9. Véase Iván Tracy Kaufman, “New Evidence for Hieratic Numerals on Hebrew Weights”, Bulletin of the American Schools of Oriental Research, No. 188, pp. 39-41. Véase también A. F. Rainey, “Semantic Parallels to the Samaria Ostraca”, Palestine Exploration Quarterly, enero-Junio de 1970, pp. 45-51.
  10. Mosíah 1:4. (En esta y las siguientes anotaciones del Libro de Mormón, las itálicas son añadidas por el presente autor. Ed.).
  11. 1 Nefi 1:2.
  12. Mormón 9:32-34.
  13. Véase su serie de artículos en la Improvement Era, enero, febrero y marzo de 1942 y septiembre de 1944.

  14. http://www.evidenciaslibrodemormon.org/2013/01/sugerencias-linguisticas-de-la-ostraca.html